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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Cortejo fúnebre
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
8 de junio de 2017
alcalorpolitico.com
Aunque se intente, por medio de la fiebre de declaraciones que domina el escenario político y a la que hacen eco y refuerzan los medios de comunicación oficialistas, será imposible crear una realidad alterna (al más rupestre estilo trumpiano), a la que revelan los ahora ardientes números de estas elecciones pasadas. No podemos aventurar que estos resultados indiquen que un nuevo rumbo se perfila para la entidad jarocha, y tampoco para el escenario nacional. En ocasiones anteriores se ha visto que el aparato oficial tiene impredecibles recursos para tragarse sus propias derrotas e, incluso, alimentarse de ellas y resurgir como insólito esperpento que ninguna mitología pudo concebir.
 
A reserva de los resultados finales (oficiales, es decir, debidamente negociados entre los partidos políticos y el aparato de estado, y bendecidos por el organismo electoral), todo indica que las alcaldías veracruzanas quedaron repartidas en un amplio espectro. Pero este no debido a posiciones ideológicas ni producto de la variedad y calidad de las propuestas de los ganadores, sino por el voto muchas veces veleidoso de un electorado muy trabajado desde los más diversos estratos: desde el concienzudo de los estudiosos o bien enterados, hasta el manoseado, sucio y vil logrado mediante la amenaza, la intimidación, el soborno, la dádiva deshonrosa, la compra descarada o la burda manipulación de la pobreza y la ignorancia.
 
En concreto, los resultados se resumen de esta manera: con el 99.9 por ciento de las casillas computadas al lunes 5, el Organismo Público Local Electoral de Veracruz registraba así el reparto de las 212 alcaldías: 112 para la coalición PAN-PRD; 36 para la coalición PRI-Verde, este regenteado por el fidelismo; 3 para el PRI solo y 4 para el mismo Verde fidelista; 18 para el Panal, asociados y sucesores, de la señora Elba Esther Gordillo, con sus avispas, abejorros y zánganos, (también de origen fidelista); 17 para Morena (es decir, para su mesías); 9 para MC (y su correspondiente mesías); 6 para Encuentro Social (cauda priísta); 4 para el PT, resucitado por el PRI y MC; y 3 para independientes.  
 

Si solo del PRI se trata, este domingo obtuvo 577 mil votos, 352 mil menos de los 929 mil recibidos el año pasado en las elecciones para minigobernador, y eso sumando los del partido verde. Esto revela una realidad: ni siquiera con sus adláteres (verde, ES, Panal y anexos) será parte de aquella reserva estratégica con la que el grupo político hegemónico ha regenteado al país de una forma u otra y espera seguir con el control de los cerca de cien millones de empobrecidos mexicanos para las elecciones del año próximo. Y eso pone en riesgo al grupo salinista (a pesar de los pírricos resultados del Estado de México) de seguir con sus estrategias seudomodernistas y anacrónicoliberales con las que ha metido a más de la mitad de la población nacional en las catacumbas de la pobreza alimentaria y de la pobreza extrema. Sin duda, como lo dije al principio, este sistema tiene un plan B, y este seguramente será el mismo que le dio excelentes resultados: transferirle los bártulos del mando a su émulo, el PAN, y de esa manera perder ganando o ganar perdiendo. La sombra chinesca del peje quizá le quite alguna hora de sueño, pero bien podemos, con base en la experiencia histórica de este país, suponer que ese mismo grupo hegemónico que ha monopolizado el poder podrá, como el mítico dios Saturno, tragarse a sus propios hijos, aun a los indigestos y empecinados rebeldes, y regurgitarlos, ya amansados, en el momento en que lo requiera.
 
Aunque en estos asuntos electoreros cualquier pronóstico es un albur, algo parece cierto e incontrovertible: hay un impresionante número de ciudadanos (casi el 55 %) que ha mandado al diablo a partidos políticos, campañas, eslóganes, compra de conciencias, etc., etc., y, del 45 % restante, hay un buen porcentaje de quienes han logrado sacudir la modorra de la inactividad, han movido este esclerótico sistema político y quizá (solo quizá) puedan encabezar el cortejo fúnebre de un gobierno ineficiente, insensible y antipopular, sintetizado en los tres mayores problemas que alguien señaló que tiene este país, a saber: 1) Carlos, 2) Salinas y 3) De Gortari.
 
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