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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Una iglesia para la libertad de todos
Miguel Molina
3 de agosto de 2017
alcalorpolitico.com
Otra vez con la iglesia hemos dado.  
 
Hace un año, centímetros más o menos, se alzaban en los púlpitos voces contra el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero ese no es un asunto de interpretación religiosa (de unos cuantos) sino de moral pública porque tiene que ver con el fuero interno y con el respeto humano de todos.
 
Antes de eso se había cuestionado el papel de los predicadores que en los templos parecían promover partidos y candidatos en las elecciones pasadas. Como en el otro caso, muchos pensamos que la iglesia (la católica, que quizá todavía es la más extendida en México) violentó si no la letra el espíritu de la ley de cultos.
 

Por eso resulta interesante la carta abierta que publicaron a finales del año pasado los obispos de Veracruz para explicar su posición ante el proceso electoral y la vida política en general. El documento es largo y detallado, y podría leerse como una llamada de atención a los sacerdotes del estado.
 
Una parte de la carta recuerda a los sacerdotes que "como pastores, estamos llamados a ser factores de unidad y de comunión, de reconciliación y de paz, por lo que no es nuestro papel hablar en favor o en contra de ningún candidato o partido político en particular: hemos de respetar la libertad de los fieles laicos en sus opciones políticas".
 
Si uno lee, aunque sea con descuido, los mensajes que emitían las diócesis y las arquidiócesis eran claros aunque no tuvieran siglas, ni colores, ni apellidos. Aunque las quejas contra el clero no prosperaron y parecía que todo sería otra vez como antes, no fue así: los fieles laicos tienen la libertad de sus opciones políticas, pero los demás ciudadanos no.
 

Hipólito Reyes Larios, arzobispo de Xalapa, comparó el domingo a las mujeres que abortan con los delincuentes que han asesinado a decenas de miles de personas en Veracruz, y aseguró que "ante la cultura de la muerte con tantos asesinatos y secuestros, la sociedad quisiera que ese índice bajara, pero va en aumento". De ese tamaño.
 
Y poco después abrió la boca el vocero de la diócesis de Orizaba, Helkyn Enríquez, quien descubrió que las democracias avanzadas recurren a la consulta pública. Pero no hablaba sobre la iglesia sino sobre la potencial reelección de diputados, un asunto del reino de este mundo según los textos sagrados y las leyes de la República.
 
Sobre la posibilidad de interrumpir el embarazo a las veinte semanas, el sacerdote invocó la necesidad de tener "la sabiduría que proviene de dios tal y como lo pidió el rey Salomón, pues es aquella que no convierte a la gente en necios o soberbios".
 

Luego abrió la boca Armando Rivero Fortuna, presidente de la Barra Veracruzana de Abogados y del colegio de Abogados y Profesionistas, A.C.: "Si se legaliza el aborto se corre el riesgo de que los jóvenes caigan en un liberalismo sexual", aseguró sin evidencias el licenciado, cuyas declaraciones citaron los reporteros sin cuestionar el fundamento de lo que decía. Pero así está prensa de nuestros días...
 
Uno se ha reído con cosas tan simples como el diálogo entre un obispo incandescente y un incrédulo humoroso: Si sólo hubiera homosexuales la humanidad dejaría de existir, dijo el prelado. Y si sólo hubiera obispos también, dijo el ateo...  
 
Uno también ha pasado veladas conversando con prelados sobre el presente y el futuro de la iglesia, sobre el significado de la religión, sobre el papado de Francisco cuando renunció Benedicto y sobre las virtudes de los vinos de Alentejo, los aires de Bach y la brisa de la noche misanteca. Pero esos encuentros son la excepción.
 

Hay intolerancia aunque el dios que guía a estos señores es amoroso. Los intolerantes quisieran que se sacara el ojo por el ojo y el diente por el diente, y se cortaran manos y se matara a todo aquel que no piensa como ellos. Y luego está lo que algunos llaman el Frente Nacional por la Familia.
 
Los señores que encabezan este grupo decidieron que nadie tiene derechos sexuales ni reproductivos, y que los diputados veracruzanos se están plegando "a los dictados de poderosas organizaciones internacionales empeñadas en doblegar a las naciones para limitar su fortaleza y su soberanía, imponiendo prácticas genocidas". De ese tamaño.
 
Según un comunicado que se distribuyó el lunes, la iniciativa de reforma a la ley que ampliaría el plazo para abortar, "es una traición a millones de veracruzanos".
 

Ya encarreado, el Frente aprovecha para exigir a los diputados que defiendan la soberanía del estado ante la "aberrante colonización ideológica que a través de funcionarios de segunda de las Naciones Unidas y otras organizaciones multilaterales, se viene imponiendo en el mundo". Carajo. Y uno pensaba que los legisladores no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera en quién es quién en las comisiones...
 
Como en otra ocasión, me gustaría pedirles a los señores y las señoras del Frente, y a uno que otro obispo, que se sentaran a conversar – no para juzgar sino para escuchar – con algunas mujeres que hayan abortado. Se enterarían de muchas cosas. Por ejemplo, que nadie aborta porque sí, o porque no tenga qué hacer esa mañana, sea legal e ilegal.
 
Pero no. Dos arzobispos y nueve obispos firmaron la carta de diciembre, en la que reconocían que "la solidaridad y el compromiso auténtico de la iglesia con todos siempre debe salvaguardar la libertad de todos. Este respeto es fundamental".
 

No les hicieron caso.
 
El Legislativo, un poder sin poder
 
Y no se sabe nada de la deuda. Y el secretario de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpa) tampoco ha hecho caso a los citatorios del Congreso, que cada vez parece menos honorable... Y eso que las cosas ya no son como antes.