icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Cabos Sueltos
Silvia Sigüenza
24 de agosto de 2017
alcalorpolitico.com
“El viaje es de oro amargo,/ y el viaje es triste, es largo. /“
César Vallejo.
 
Y similar a estos versos de César Vallejo es la situación que por hoy en el país y por supuesto que Veracruz no escapa. Igualmente hay que decir que nosotros, los ciudadanos del día en espera de que nos toque un poco de bienestar y paz, un día en que no salgamos a trabajar con el corazón en un puño por no saber si en este día nos van a decir; gracias.
 
Estamos inmersos en una guerra soterrada, que va extendiendo sus tentáculos sobre todos los ciudadanos y día con día vivimos el sobresalto de no saber qué nos espera: salimos de nuestras casas con el miedo de que al llegar a nuestro lugar de trabajo nos den las gracias y, adiós. Y así, una familia, dos familias y un número que aumenta día con día van siendo privadas de llevar el sustento a sus familias, la educación, la salud, etc, etc.

 
Nunca hemos podido presumir de un gobierno perfecto, como nos lo prometieron los héroes que nos dieron Patria y Libertad; pero sí hemos disfrutado y al tiempo valorado los gobiernos de un Agustín Acosta Lagunes, de un carácter “especial” pero que dejó invaluable trabajo para el Estado, uno de los más importantes El Museo de Antropología. Las carreteras del estado fueron mejoradas y las entradas y salidas de nuestra ciudad capital, que eran de vergüenza, fueron cambiadas por carreteras dignas de una ciudad capital. Y se repatriaron los restos de Franco Xavier Mariano (Francisco Javier Clavijero) quien se propuso entre otras cosas rescatar la Historia Antigua de México con la finalidad de que nos encontráramos...
 
Hubo por supuesto varios gobernantes más después de AAL, y cada uno de ellos con su estilo personal llevó los destinos de nuestro estado al progreso en diferentes áreas.
 
Fue a partir del gobierno de Miguel Alemán que en Veracruz conocimos en vivo el desapego del gobernante hacia los gobernados. Su quehacer lo centró en casi trasladar los asuntos de primordial interés para el Estado al puerto de Veracruz y Jalapa se fue quedando como el escaparate ideal para manifestaciones de todo tipo, que las había casi a diario y que el Gobernador M. Alemán de hecho ignoraba.

 
Don Miguel nos hereda a Fidel Herrera Beltrán, de quien todos conocemos la historia y a quien por mucho que existan reclamos y maledicencias (no niego que bien ganadas) muchos, lo que se dice muchos ciudadanos de la clase trabajadora, rural y en pobreza, le recuerdan por haber recibido apoyo en muchas ocasiones. El reclamo mayor hacia FHB: sigue en pie. Habernos dejado a Javier Duarte de Ochoa.
 
La historia de sus desmanes, mal gobierno, piratería y demás… es más que público. Lo terrible de esta situación es que los ciudadanos, encabritados con justa razón por las trapacerías del exgobernador Duarte de Ochoa, buscaron y al parecer lamentablemente más con el corazón dolido que con la cabeza, a un gobernante distinto en cuanto emanaba de un partido diferente. Olvidando su origen priista.
 
Las cosas no han sido del todo amables ni favorables para los veracruzanos que día a día comienzan a mostrar su desencanto y tristeza por la situación que se vive. Falta de fuentes de trabajo y el lacerante miedo cotidiano de no estar seguros de si sus hijos, esposa esposo, hermanos, etc, etc, regresarán a su casa sanos y salvos.

 
El resto, ni caso tiene repetirlo. Lo terrible está en que nos han atizado el fogón contra el ex gobernador Duarte de Ochoa. Los ciudadanos, dolidos por la mala actuación del exgobernante nos vamos con todo; encontramos cierta salida a nuestras frustraciones en el insulto, el vituperio y la burla descarnada al ex gobernador. Y así, vamos desgastando nuestra capacidad de razonar con y en calma lo que ya pasó, y se maneja a través de algunos medios a gusto y satisfacción de una de las partes, que no es la de los ciudadanos.  
 
Y nosotros, heridos, lastimados, robados nos vamos con todo (y con razón) sobre el exgobernante, pero hemos caído en el vituperio, lo soez, y demás, lo que se nos solapa de alguna manera, y entretanto nos distraemos y desgastamos en estos insultos que a los primeros que devalúa y baja la moral es a quienes los proferimos. Mientras los ¿políticos? en los lugares que corresponde, se arreglan con quienes llevan por hoy el barco del país. (sigo en la próxima entrega)