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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Dos veces única
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
7 de septiembre de 2017
alcalorpolitico.com
Aunque de Elena Poniatowska sigue siendo mi preferido Los cuentos de Lilus Kikus, he leído con interés la última novela de esta escritora francesa, naturalizada mexicana y que, por alguna razón, obtuvo el premio Cervantes en el año 2013. La novela lleva por título Dos veces única, una expresión que la misma protagonista, María Guadalupe Marín Preciado (Lupe Marín en todo el libro, o Prieta Mula, según la llamaba Diego Rivera), usa para designarse a sí misma.
 
La obra es una biografía novelada, basada en la investigación realizada tanto por la propia autora como por Sonia Peña, en cuanto a las fuentes bibliográficas y hemerográficas, sobre Lupe Marín, quien fue la segunda esposa del destacado muralista Diego Rivera, anterior a Frida Kahlo. Rivera la tomó de modelo para varios de sus murales, entre los cuales destaca, como la tierra fecundada, en La creación, pintado en la escuela de agronomía de Chapingo, donde la descubrió con gran asombro su nieto Antonio cuando ingresó allí como estudiante.
 
Por sus páginas pasan, en plan destacado, no solo Lupe Marín y el muralista Diego Rivera (con quien casó por la iglesia a pesar de la convicción comunista de él) sino también el segundo esposo de ella, el suicida escritor cordobés del grupo Contemporáneos, Jorge Cuesta, con quien llevó una vida tormentosa y enfermiza, una auténtica vida de perros, al grado de aborrecer hasta su muerte a Antonio, el hijo que con él procreó.  
 

Aunque la protagonista llena toda la novela, es también un buen pretexto para describir, a base de un amplio anecdotario, el México que le tocó vivir, desde su nacimiento en 1895 hasta su muerte en 1983, con sus escritores conflictivos y obsesionados por la perfección, como el mismo Jorge Cuesta con su Canto al dios mineral; sus políticos, algunos idealistas, como Vasconcelos, otros polémicos y denostados como Salvador Novo, y sus crímenes políticos, como los asesinatos de Obregón y de León Trotsky.
 
Lupe Marín de Rivera, según la escritora, fue una mujer polémica, conflictiva, difícil en su trato, que logró escalar los peldaños de la vida social de su época gracias precisamente a sus dos matrimonios, primero con Diego Rivera, a quien profesaba un amor primitivo, y con Cuesta a quien celó, acosó y humilló hasta ser pieza muy importante en su propia aniquilación. Madre castrante con sus dos hijas, Guadalupe y Ruth, e incluso con sus nietos, «Lupe, como México, mantiene a sus habitantes bajo sus faldas, sin dejar que crezcan y se vayan de su lado», en palabras de la articulista de El País, Patricia de Souza (Ave del paraíso en medio del páramo).
 
Sin embargo, en medio de esta caótica vida sentimental de la protagonista, la autora permite que el lector, por ejemplo, se interese en la obra de pintores de la época, como el mismo Diego Rivera, Juan Soriano, Rafael Coronel y Frida Kahlo; de escritores como el mismo Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, José Vasconcelos, y otros artistas como la fotógrafa Tina Modotti (cuya vida también fue novelada por Poniatowska en la extensa novela Tinísima). Esto le da un valor adicional a la novela, cuya lectura es fácil y amena, gracias a que en ella no se exponen grandes tesis de ningún tipo (uno no subraya una sola frase en todo el libro), sino un policromado retrato de una época que fue, por sus artistas, muy especial en la vida de México.
 

El personaje, sin duda muy bien logrado, es tratado con una curiosa objetividad. Ninguna de sus cualidades y ninguno de sus numerosos defectos son omitidos o minusvalorados, sino que con agudo bisturí son expuestos para que el lector juzgue con su propia percepción. De esta manera, aparte de lo ya señalado, Lupe Marín se muestra como una excelente cocinera, despreocupada y dicharachera, lectora de algunos clásicos y de indigestas noveluchas (Lágrimas y risas), hábil costurera obsesionada con el buen vestir y absorbente madre y abuela. Su convicción de que, a pesar de no haber sido la única esposa o mujer de los dos artistas (Rivera y Cuesta), ella sentía que con ambos había sido La única, y por ello el significativo título de la novela.
 
(Poniatowska, Elena. Dos veces única, (Seix Barral, Biblioteca Breve, México, 2016.)
 
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