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Columnas y artículos de opinión
La historia Justifica
Helí Herrera Hernández
11 de septiembre de 2017
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
Al terminar mis clases o charlas extramuros veía las caras de incredulidad de la concurrencia cuando les contaba esa gran anécdota que leí en una colección de libros sobre la vida del Benemérito de las Américas y la República Restaurada, que me heredó en vida mi papá el maestro Susano Herrera Leal de don Niceto de Zamacois, relacionada con el archivo de la nación que llevaba consigo mientras huía de las tropas francesas y los conservadores mexicanos, y el papel que jugó Juan de la Cruz Borrego para resguardarlo y entregarlo en mayo de 1867, al que le tuvo la confianza de entregárselo para salvarlo de los fines aviesos que querían hacer con él.
 
Muchos no comprendían el significado que Benito Juárez le daba y menos el porqué los franceses lo querían. “La misión que quiero encomendarle no sólo es delicada, quizás signifique para usted la muerte” le dijo el gran patricio a De la Cruz Borrego cuando el coronel Jesús González Herrera, que era su guía en la zona de Nuevo León y Coahuila, se lo llevo y presentó, quien contestó “Yo me daría la muerte primero, antes que traicionar a mi patria”, a lo que don Benito lo acotó: “Ay de nosotros y de México entero si lo que voy a confiar a usted cae en manos de nuestros enemigas”. ” Señor presidente, si tan grande es lo que usted me pide, puedo asegurarle que no menos grandes serán mis sacrificios para cuidarlos" terminó afirmando De la Cruz Borrego, cuando don Benito le dijo “ese inestimable tesoro que llevo dentro de esos cajones representa más que yo mismo los supremos poderes, porque ese archivo es y debe ser inmortal, porque representa la historia misma de la patria”.

 
Y cargó con los 55 fardos y las 11 carretas que lo contenían De la Cruz Borrego con hombres de su confianza de los poblados El Gatuño, El Huarache y La Soledad, trasladándolos hasta el arroyo El Jabalí donde nadie transitaba, pero recordaron que en ese mes de septiembre llegaban las crecientes y el agua podría llevarse el archivo o dañarlo que decidieron la cueva llamada Del Tabaco, guarida de un grupo de ladrones (que Zamacois atribuye a De la Cruz Borrego como jefe de la banda). Era un lugar perfecto: entrada estrecha, la roca formando un muro natural que casi la ocultaba, requiriendo cualquier humano que quisiera acceder a ella de un recorrido de 10 kilómetros de un terreno escarpado, rocoso, sinuoso y prácticamente esculpido en la montaña.
 
Allí permaneció oculto de septiembre de 1864 a mayo de 1867 en que los devolvió y con los que entró Benito Juárez el 15 de julio de ese año a la ciudad de México, no sin antes advertirle de Juan de la Cruz Borrego que pasaría a ser registrado en la historia de México no por lo que fue, sino por lo que hizo por la República, dándole un sesgo a la historia de este forajido.
 
Escribo todo esto por virtud del programa de Discovery Chanel a proyectarse el 24 de septiembre con motivo de los 150 años de la entrada triunfal del presidente Juárez a la capital de la nación, y que hurgando sobre su contenido (prácticamente algunos tips), me entero de 2 cosas trascendentales: la primera que por fin le hace justicia la historia a este mexicano patriota reconociéndole lo que por su país hizo, y que la Secretaría de Educación por décadas jamás lo había hecho, y la segunda; que aquellas palabras del Benemérito pronunciadas a la entrega del Archivo General de la Nación a De la Cruz Borrego, relativas a "cambiar su historia por los favores hechos a la nación", quedan plasmadas en la historia de México, tanto por su hazaña como la de sus hombres (varios de ellos torturados y asesinados por los franceses que les exigían les confesaran el lugar donde se encontraba el archivo, y nunca lo hicieron), pero con un plus también previsto por don Benito: que nunca se diría que era jefe de una banda de ladrones, hecho que este próximo documental se corrobora ya que lo registra como un próspero ganadero y republicano además, en una rectificación que habría que valorar si era preferible apreciar a De la Cruz Borrego por lo que fue, o como lo quieren mostrar en este documental próximo a exhibirse.  

 
Me quedo con el Juan de la Cruz Borrego al que los ministros Guillermo Prieto, Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias, con todo y la sabiduría que poseían, jamás estuvieron de acuerdo en que Benito, como le decían, le entregara el valiosísimo Archivo por todo lo que éste era en aquella norteña región. Siempre le apostaron a que lo iba a vender en buen precio a los franceses.