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Columnas y artículos de opinión
¿Por qué solo ante el dolor?
Helí Herrera Hernández
25 de septiembre de 2017
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
¿Por qué cuando la muerte ronda afloran los sentimientos de bondad entre los mexicanos? ¿Por qué cuando hay lágrimas surge la solidaridad entre los millones y millones de compatriotas? ¿Por qué cuando hay miedo nos unimos como un solo hombre, como una sola mujer, como un solo mexicano y mexicana? ¿Por qué cuando hay dolor sepultamos los egoísmos, los odios, los resentimientos y en medio de los derrumbes, de los pedazos de cemento y de la desolación formamos una alfombra de seres humanos con chalecos fosforescentes y cascos azules, blancos y rojos gritando, ayudando, llorando y aplaudiendo ante el menor asomo de vida?
 
¿Por qué tiene que ser la tragedia la que haga el milagro de la unidad nacional? ¿Por qué la angustia de que el temblor o el huracán regresen hacen que nos despojemos, a los que no nos quitó nada el fenómeno natural, de bienes que los afectados requieren como medicamentos, alimentos, ropa, calzado y ánimo humano? ¿Por qué tienen que ser los gritos de desesperación, por la pérdida de un familiar, por la muerte de un amigo, por la zozobra de unos niños los que hicieron que se colmaran los centros de acopio para Oaxaca, para Chiapas, para Puebla, para el estado de México, para Morelos y para la ciudad de México?

 
¿Por qué el caos logra la oración no solo para los que murieron, para los heridos, para los que se quedaron sin nada, sino también para todos aquellos que diariamente causan daños a la sociedad aquí y allá, en Tijuana o en Chetumal, en Matamoros o Tuxtla Gutiérrez, y que por negligencia de los gobiernos nos convierten solo en estadísticas? ¿Por qué el 19 otra vez, lamentablemente, sacude la conciencia de los buenos y los mueve, los aglutina, los hace escribir, donar, salir a la calle para enfrentar la tragedia y demostrar y demostrarse que no todo está perdido frente a la maldad y la perversidad de los menos?
 
¿Por qué el milagro, nos cuestionamos, de ver a las dos cadenas de televisión y radio no pasar durante más de 36 horas un solo comercial, como negando su génesis de explotación mediática, de conducta idiotizada y de servicios al capital explotador? ¿Por qué la misma naturaleza sincroniza las fechas sembrando de dudas a los ateos y a los católicos la confirmación de los demonios?
 
¿Por qué este sismo de conciencia, este terremoto de remordimientos y de arrepentimientos, de golpes de pecho, de ahora si seré otro, frente a los efectos del fenómeno telúrico?

 
¿Por qué la reconstrucción de las conciencias antes que la de los daños materiales? ¿Por qué la psicosis hace que renazca los códigos morales, éticos, sociales y hasta culturales? ¿Por qué nadie escribe de esto, de este milagro, de esta solidaridad inusitada? ¿Por qué no llorar ante las muestras de esos cientos y cientos de niños nacidos en Estados Unidos de padres mexicanos, que formaron un rio paralelo al Bravo, frente al muro para contar “México lindo y querido, si muero lejos de ti…"?  
 
¿Por qué si el 7 de agosto escribí mi columna para este mismo medio con el título >prohibido confundirse<, hoy no puedo escribir “prohibido no tener miedo”, “prohibido no solidarizarse”, “prohibido no donar”, “prohibido no llorar”, si, eso creo, “prohibido no llorar” ante la tragedia, nuestra tragedia”?
 
¿Por qué tiene que ser, como los eclipses, solo de vez en vez? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué alguien escriba de esto?