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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Corrupción la otra tragedia del sismo
Francisco L. Carranco
2 de octubre de 2017
alcalorpolitico.com
Nosotros tenemos la culpa. Hay un viejo adagio que dice más o menos así: el hombre que no recuerda su historia está condenado a repetirla y viene al caso porque, precisamente, hace 32 años un 19 de septiembre cuando el mayor terremoto, hasta esa fecha conocido, sacudió a la ciudad de México a las 7:20 am, dejando un saldo trágico con cerca de 10,000 personas fallecidas, otros miles sin hogar y cientos o, quizás, miles de edificios y casas colapsados, ante ello surge la misma pregunta ¿podrían haberse evitado tantos muertos?
 
Comparativamente, los decesos por nada son como los de 1985, afortunadamente y, con todo respeto, el reporte de personas muertas está alrededor de 400 y una centena de edificios destruidos, otros gravemente dañados y algunos que podrán volverse habitar con todas las precauciones que las reglas de construcción exigen.
 
Y verá usted, invocamos ese reglamento de construcción que después de aquel funesto evento en el siglo pasado, para la ciudad de México se reglamentó la Ley para la construcción de edificios y hogares, hubo una acentuación en el uso de suelo y se revisaron exhaustivamente los edificios con daños y, los permisos para construir, fueron más severos con la calidad y aseguramiento de las estructuras de cimentación para edificar.
 

Las normas para la construcción llegaron a ser consideradas las más rigurosas de Latinoamérica, por ser y tener, la ciudad de México, una importante tradición sísmica, por ello fue riguroso el compromiso de evitar el colapso de las estructuras y durante unos años así fue.
 
El Gobierno Federal, no quería tener otro episodio que evidenciara hacia el interior de las instituciones federales, la ineficiencia, desconocimiento y respuesta para atender contingencias naturales como los terremotos como el del ’85.
 
Dos décadas pasaron y nada, quizás, pequeños temblores asustaban a los pobladores de CDMX, nada de qué preocuparse; aquel terremoto pasó a ser una de las historias más trágicas para los mexicanos y así se mantuvo en el baúl del olvido hasta este 2017, otra vez, el 19 de septiembre, en que la tierra volvió a temblar y las funestas consecuencias las estamos viendo.
 

Las dimensiones de la tragedia cautivan la atención en varios de los edificios colapsados que en los estudios se daban por buenos, porque hemos de saber que las autoridades federales sí han capacitado a profesionistas para entender la siniestralidad y ahora, aunque la respuesta fue tardía, hay alarmas sísmicas que sonaron tarde, pero sonaron; simulacros que la gente, incluso, denostaba porque aquí no pasa nada, hasta que pasó nuevamente.
 
Sin embargo, las revisiones que han hecho los expertos en sismos a las estructuras colapsadas dan cuenta de muchas anomalías en la construcción de los edificios derrumbados y de aquellas que resultaron con daños mayores.  
 
El caso principal es el de la Escuela Enrique Rébsamen, esa que dé inicio era el escenario que aglutinaba todos los sentimientos del país, alrededor de un rescate de una menor Frida Sofía, una historia que Televisa iba construyendo para ganar el rating, pero que, la menor nunca existió, la niña fue un error informativo, una fantasía creada por el furor de “ganar la primicia” y poner al pueblo a sufrir, alrededor de la tragedia.
 

La verdad salió a flote Frida no existió más que en la programación de la televisora y en consecuencia y frustración, esta misma empresa empieza una investigación en contra del plantel educativo derrumbado por negligencia de autoridades y dueños y las anomalías empiezan a aparecer.
 
Los desarrolladores y constructores al no haber ningún sismo en 32 años, empezaron a abusar de la flexibilidad de las autoridades y cuando hay vicios ocultos y no hay terremotos, los administradores de la Ley empiezan a sucumbir a las componendas y arreglos con los constructores y dueños.
 
La fama de la obra pública, la más señalada porque ahí, en la industria de la construcción, es donde hay más corrupción en cualquier nivel, las evidencias y pruebas surgen y empiezan a aparecer los culpables de las muertes de las personas que fallecieron en los derrumbes del S 19 del 2017.
 

Todos el país y el mundo vuelve a enfrentarse a la corrupción otro de los delitos considerados como crimen organizado, por la elaboración de las acciones donde participan funcionarios de los gobiernos, constructores y hasta los mismos dueños que pactan por una construcción que permita corrupción: Permisos laxos, inspecciones poco efectivas, licitaciones amañadas y burocracia y si es necesario una multa de 21 mil pesos, por ejemplo o supervisión que nunca llega.
 
La cloaca aparece, fueron 32 años de simulación y otro sismo el mismo día que había marcado a los mexicanos por la mayor tragedia vivida, la historia se repite, los muertos fueron menos, los edificios caídos igualmente, pero la corrupción, impunidad e irresponsabilidad emerge como el sello de las autoridades mexicanas.
 
Y si en este tema vamos a culpar a alguien, el sistema político instaurado por el PRI ha demostrado que mientras éste prevalezca seguirá lleno de corruptos que seguirán ondeando la bandera de la deshonestidad como el principal motivo para ser funcionario público.
 

Mientras el pueblo agoniza en la desesperanza, huracanes, terremotos y una runfla de políticos corruptos, bajo el salvaje manto de la impunidad.
 
Suburbio 1
 
Hablando de corrupción, más de 2000 taxistas se aglutinaron, el último día, al velódromo, a tratar de enderezar sus concesiones para funcionar, imagínese, por eso las calles están saturadas.
 

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