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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Todas las posibilidades o ninguna
Miguel Molina
7 de diciembre de 2017
alcalorpolitico.com
"Vamos a explorar todas las posibilidades", dijo Andrés Manuel López Obrador a quienes lo escuchaban en Guerrero, uno de los estados más afectados por la violencia. "Desde decretar una amnistía, escuchando a las víctimas (énfasis mío), hasta exigir al Gobierno de Estados Unidos que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo (de drogas)".
 
López Obrador fue claro, si uno lee la nota del diario El País: "Vamos a explorar todas las posibilidades, desde decretar una amnistía escuchando también a las víctimas (énfasis mío)".
 
"¿Esta amnistía alcanzaría a los líderes de los cárteles?", preguntó un reportero. El candidato respondió: "Vamos a plantearlo; lo estoy analizando. Lo que sí les puedo decir es que ningún tema va a quedar sin ser abordado (énfasis mío) si se trata de garantizar la paz y la tranquilidad".
 

Eso fue lo que dijo. Las redes sociales se llenaron de insultos, de opiniones desinformadas (porque es claro que muchos de los opinadores no se tomaron la molestia de leer lo que dijo el dirigente de MoReNa), de calumnias, de intolerancia, de comentarios que no tenían que ver con el tema pero revelan que los autores están más interesados en descalificar que en analizar y en debatir.
 
No soy partidario de López Obrador, pero eso es lo de menos. Las pasiones – políticas o de otras – nublan la vista y distraen el pensamiento. Lo que uno mira desde lejos es que hasta el momento nadie más (ni aspirantes ni precandidatos ni suspirantes ni usufructuarios de los puestos públicos ni prácticamente nadie) ha ofrecido una idea fresca de qué hacer.
 
Pero la posibilidad de evaluar todos los mecanismos que ayuden a conseguir la paz puede ser un ejercicio útil para que la voz pública (que expresa el miedo, el dolor, la impotencia, la tristeza, la duda y la rabia de tantos) proponga ideas y busque soluciones a la ola de violencia que baña a México, porque es un mal de todos.
 

La opción es continuar la guerra, aunque ninguna guerra ha funcionado. Y la idea del gobierno federal es que las fuerzas armadas se conviertan en policía con plenos poderes, y está a punto de que la Cámara de Senadores apruebe una Ley de Seguridad Interna que les otorga tal autoridad.
 
"Esa no es la respuesta adecuada", advirtió una tarde fría de esta semana en tono preocupado Zeid Ra'ad al Hussein, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. "Si la Cámara Alta aprueba la ley, las autoridades civiles tendrían menos ganas de hacerse responsables de hacer cumplir la ley porque estarían virtualmente bajo el mando de las fuerzas armadas". Eso y mucho más.
 
Pero eso no es poco ni es todo. Según el proyecto del gobierno, las fuerzas armadas tendrían la autoridad para usar mano dura contra cualquier cosa que consideren amenaza contra la seguridad interna, como querían quienes gritan en las redes sociales y exigen medidas extremas.
 

Pronto veremos en qué para este triste asunto. El primer indicio se verá en las campañas que vienen. A ver cuántas alientan el diálogo (que significa callar para escuchar voces de otros, en vez de la voz propia o las voces de siempre). A ver quién convoca a quienes sufren y viven violencias de antes y de ahora, y oye lo que tienen que decir. No creo que haya muchos candidatos que se atrevan a hacer este tipo de ejercicio de participación pública en busca de soluciones para un problema público.
 
Como sea – hasta donde vamos – la opción que tiene la sociedad mexicana es tomar en cuenta todas las posibilidades o ninguna en una conversación nacional. No se trata de López Obrador ni de los partidos ni del gobierno, sino de los mexicanos. Si nadie habla, todo seguirá igual, que es mal, y podría ponerse peor.
 
Y no sabemos qué piensan los militares...