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Columnas y artículos de opinión
México y sus vergüenzas
Helí Herrera Hernández
18 de diciembre de 2017
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
El perdón otorgado por Enrique Peña Nieto a la cacique sindical Elba Esther Gordillo desató en las redes una ola de repudio, porque todos sabemos que lo hizo a cambio de que su partido, Nueva Alianza, firmara un convenio electoral con el PRI y el Verde para apoyar a José Antonio Meade a la Presidencia de la República, ante lo flaco de su candidatura.
 
24 horas después de haber registrado la coalición electoral en el Instituto Nacional Electoral, la enriquecida maestra fue trasladada a su residencia en Polanco recobrando, en la práctica, su libertad, de la que fue privada por haber cometidos varios delitos graves, por lo menos dos de ellos, pero principalmente por su oposición a la Reforma Educativa promovida por Peña Nieto al inicio de su mandato. Su osadía de enfrentarse al poder le costó casi cinco años de cárcel.

 
La maestra formaba parte de un clan mafioso de líderes sindicales que se han enriquecido brutalmente no sólo con las cuotas sindicales de sus agremiados, sino también con las prebendas que tanto los gobiernos del PRI y del PAN les daban por su “colaboracionismo”. La lista es larga, pero al menos puedo enumerar a Carlos Romero Deschamps, último líder de los petroleros y a Víctor Flores, el líder de los trabajadores ferrocarrileros que poseen riquezas incalculables que no corresponden a sus dietas ni viviendo 100 vidas, y que en una desfachatez vergonzante las presumen en Twitter, en Facebook, en Instagram, en la televisión y los medios impresos.
 
Años iban y años venían y la exigencia de la sociedad de proceder penalmente contra estos a los gobiernos, se estrelló siempre porque gozaban de impunidad; todo lo contrario, eran premiados por el PRI haciéndolos diputados o senadores, burlándose de esa manera de todos los que exigíamos castigo a sus fechorías, hasta que por no disciplinarse la maestra Elba es detenida y encarcelada, negándole en 5 ocasiones la prisión domiciliaria Peña Nieto, hasta hoy que requieren el apoyo del PANAL, su partido, dado el desprestigio del PRI, del Presidente de la República y del candidato Meade que ha sido un encubridor de la corrupción que permea el sistema político mexicano. Ya duerme y descansa en su millonario departamento de Polanco la maestra.
 
La acción gubernamental desató la ira de muchos miles, millones de compatriotas que hemos exigido castigar la corrupción, los delitos de cuello blanco. Muchos de los que inundaron las redes manifestando el repudio al perdón presidencial a la Gordillo son líderes municipales, regionales o estatales de los partidos políticos de centro-izquierda, diría yo que principalmente de aquel cuyo líder nacional ha planteado la amnistía para todos los delincuentes pero también, para los corruptos de este gobierno y de gobiernos anteriores, a quienes les dijo que de ganar la elección del primero de julio los va a perdonar, no obstante que se hayan robado los dineros públicos que debieron servir para techar escuelas, para comprar quirófanos y medicamentos en los hospitales públicos, para crear infraestructura que lleve agua a las comunidades más alejadas y a las colonias de las grandes urbes, para evitar que los jóvenes abandonen el bachillerato y decenas de miles no puedan acceder a las universidades del Estado. Esto es cosa menor, no tiene importancia el robo del dinero social por políticos o burócratas quienes ya no tendrán la duda si serán perdonados por dios en el cielo, dado que aquí en la tierra ya lo hizo el candidato de Morena.

 
Lo he escrito varias veces y lo vuelvo a hacer. En 2006 y 2012 vote por AMLO, no me arrepiento de haberlo hecho, pero este AMLO dista mucho de aquel y no lo digo tan solo por las amnistías y los perdones, de suyo cuestionables, muy cuestionables, sino por las acciones que últimamente viene realizando como aquella de que todos son de “la mafia del poder” hasta que se suman a su causa; o de que todos los funcionarios corruptos sean del partido que sean mientras no lleguen a “su reino” lo siguen siendo, pera al tocar la puerta y él recibirlos se convierten en hombres y mujeres de muy buena reputación. O qué decir del gabinete que recién presentó comparándolo con el que tuvo Benito Juárez, y al que me referiré en entregas posteriores, porque imagínese poner en el mismo saco a Sebastián Lerdo de Tejada, a Melchor Ocampo, a Francisco Zarco, a Ignacio Ramírez, a José María Iglesias, a Guillermo Prieto, a Santos Degollado o Manuel Doblado, cuya decencia no solo era monetaria sino moral, con Esteban Moctezuma, alfil de Tv-Azteca y de la propia Elba Esther Gordillo, o con Alejandra Frausto, gente de Ángel Aguirre, el gobernador del caso Ayotzinapa, entre otros.
 
Soy un ciudadano libre y como tal sufragaré por los candidatos con quien comulgue ideológicamente, pero para mi sigue siendo válido el castigar a todo aquel funcionario del nivel que se trate que robe dinero público, y que por ello mueran niños de hambre, o mujeres y hombres de la tercera edad por falta de atención médica y medicinas. No hacerlo así fomenta la cultura de la impunidad y de la corrupción.
 
Por eso no se vale desgarrarse las vestiduras con el perdón otorgado a Elba Esther Gordillo si aplaudimos la tesis “de amor y paz” que viene proclamando el verdadero líder de Morena para con todos aquellos funcionarios pillos, sin escrúpulos ni moral, que no les importa que con sus raterías el país ya tenga casi el 50% de su población viviendo en la pobreza alimentaria, según CONEVAL.

 
Se necesita un golpe de timón en materia de justicia para con todos aquellos que delinquen, y más cuando desempeñan cargos públicos, porque eso de perdonar a Carlos Romero Deschamps, a Víctor Flores, a exgobernadores que también pronto recobrarán su libertad, o a presidentes de la república que venden influencia y desvían recursos, y todavía los tenemos que mantener de por vida, nada mas no lo acepto.