TOLERANCIA

A FALTA DE VERBO … La Real Academia Española (RAE), define la tolerancia como “la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas, aunque no coincidan con las propias” y lo contrario de ello es obviamente la intolerancia, definida como la “falta de tolerancia” o “falta de respeto por las ideas o prácticas de los demás”.
 
Desde la perspectiva de la psicología, la persona intolerante considera que está en posesión de la verdad y que su opinión o sus creencias son superiores a las de los demás, por lo que menosprecia las opiniones de los demás y adopta una posición ofensiva hacia todo aquel que piensa o actúa de una forma diferente.
 

Una actitud tolerante se ejemplifica con la frase que le atribuyen al filósofo francés Voltaire, por cierto, muy famosa: “Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
 
El tema de la intolerancia en la política ha sido abordado por diversos autores y de ellos existen importantes estudios que en otra ocasión mencionaremos, para mejor citar al político veracruzano, don Jesús Reyes Heroles, tuxpeño de nacimiento, quien al respecto decía: “Es más fácil ser dogmático que negociador, ser intolerante que tolerante, es más fácil dividir que juntar”.
 
Sirva todo lo anterior amable lector, como preámbulo para traer a este espacio lo que recién declaró el diputado local panperredista, Bingen Rementería Molina, para quien es una “estupidez”, argumentar que la iniciativa enviada al Congreso del estado por el ejecutivo estatal, Miguel Ángel Yunes Linares, para eliminar el fuero constitucional a servidores públicos veracruzanos, obedece a fines electorales.
 

Obviamente, la iniciativa del gobernador del estado, como todo en la vida, tiene su lado bueno y su lado malo como se dice en el ámbito campirano y es cuestión de sentarse a platicar, a dialogar, para que aquel que tenga más saliva, trague más pinole, o sea, quien tenga más “verbo” o argumentos, convenza a quienes difieren de sus puntos de vista.
 
Obviamente el intolerante carece de saliva porque la absorbe el hígado y por ende traga poco pinole, recurriendo en consecuencia a la diatriba, al insulto.
 
LA FORMA ES FONDO… Fernando Lázaro Carreter, quien fuera presidente de la Real Academia Española, de 1992 a 1998, decía que los gobernantes deberían saber que el idioma es garantía de convivencia y de comprensión mutua. “Es un instrumento esencial de la democracia”.
 

Sin embargo, lo cierto es que en los últimos tiempos se ha desarrollado una característica en el lenguaje de la clase política, que ha hecho del insulto, la ocultación de la verdad y la descalificación en contra de sus contendientes políticos, un estilo, una característica de los actores políticos.
 
Consideran que el lenguaje soez, la grosería, les hará ganar adeptos y, sobre todo, votos.
 
Por ejemplo, hace un año, en este espacio, se le mencionaba al entonces alcalde boqueño, Miguel Ángel Yunes Márquez que alguien habría de comentarle, en principio sus caros asesores, que el aspirante a gobernar el estado, como es su caso, debe ser cuidadoso con el lenguaje, se lo señalábamos, cuando agredió al excónsul de México en Barcelona, al innombrable Fidel Herrera, al decir que tenía poca ma… en alusión a lo que hizo, supuestamente, con las medicinas falsas durante su administración. Ya antes lo había hecho con otro actor político, Flavino Ríos Alvarado.
 

Lo que le dijimos hace un año al “futuro de Veracruz”, Miguel Ángel Yunes Márquez, se aplica para Bingen Rementeria y el resto de la clase política, la grosería no los hace oírse ni verse nada bien, además, crea animadversión.
 
Si bien en los procesos electorales, como el que ya se vive en Veracruz, la competencia dista mucho de ser un proceso con rivales civilizados, todavía no hemos regresado a la época de las cavernas en donde todo se discutía a golpes y con palabras altisonantes o imponiendo su voluntad por encima de la ley.
 
Señores, a los electores nos disgusta el lenguaje demasiado agresivo y grosero y los ataques con cuestiones personales, lo más seguro es que provoquen entre la ciudadanía motivaciones contrarias a las que se han propuesto los actores políticos y sus asesores. Orden, porque ya de violencia estamos hartos.
 

NADA ES CASUAL… Tal vez para no dejar solo al alcalde boqueño en ese tiempo y enmendarle la plana, apareció sorpresivamente el exprecandidato independiente a la gubernatura Miguel Ángel Moreno Brizuela, quien usó este mismo lenguaje grosero llamando “imbécil” al actual secretario de Salud en el país, José Narro Robles, porque dijo que no hay evidencia de muertos por la presunta aplicación de medicinas falsas contra el cáncer.
 
“Es un imbécil Pepe Narro, es un imbécil, yo soy médico y lo conozco, es un imbécil” y acusa sin fundamento que el titular de Salud en el país, intenta encubrir a los involucrados.
 
DÍGALO SIN MIEDO … Comentarios o sugerencias al correo electrónico: [email protected], o bien en el Twitter: @guadalupehmar