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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
UV: ¿deshumanización?
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
15 de marzo de 2018
alcalorpolitico.com
Por sendas notas publicadas, una, en Alcalorpolítico y otra, en CrónicaVeracruz, nos enteramos de dos casos muy lamentables sucedidos recientemente en la Universidad Veracruzana, esta que llamamos el Alma mater de la educación en el estado.
 
La primera se refiere a una muy lamentable humillación hecha a un médico y maestro de la UV quien, al decir de la nota, está ya en trámite de jubilación. Según el relato de su propia hija, quien dirige la misiva a la rectora Sara Ladrón de Guevara y es publicada por Alcalorpolítico, el doctor Conrado Aguirre Trujillo, de 80 años, fue citado por el director de la facultad de medicina y por el director del área de ciencias de la salud de la UV para lo que, al principio, se creyó era un reconocimiento a su trayectoria profesional y a su labor docente por 43 años en la UV. La sorpresa y decepción se produjo cuando, según la carta (y copio textualmente), «fue cuestionado por estas personas con respecto a su categoría laboral en la facultad, en tono amenazante, insisto, cuestionaron, le increparon de manera poco amable que cómo era posible que fuera (maestro de) tiempo completo académico de carrera ‘b’ si no tenía especialidad o posgrado». Y pregunta la hija, quien no duda en describir al médico y maestro como «un padre maravilloso, intachable, con la calidad moral de ser llamado por prácticamente todos sus exalumnos El Decano de la facultad, si ese es el trato a un catedrático de la Universidad Veracruzana con más de 300 congresos, egresado de la UNAM y toda una vida de experiencia en la labor médico-docente, solo porque no tiene especialidad» (https://www.alcalorpolitico.com). Debo añadir que la carta aparece en internet con 1 244 “me gusta” y compartido 67 veces al momento de escribir este artículo.
 
La segunda nota, publicada por CrónicaVeracruz, se refiere al caso típico y, diríamos, casi habitual, de una jovencita, Fernanda Acosta, estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, «quien al arribar a Argentina fue notificada por la Universidad Nacional de Quilmes que la UV no completó los documentos requeridos. Por consiguiente, debe permanecer en el país en calidad de turista y aunque podrá cursar materias, perdió su seguro médico y no pudo ser candidata a una beca, así que viajó con recursos propios. De acuerdo con Fernanda Acosta, la Dirección de Relaciones Internacionales no le notificó que la UV no tenía convenio vigente con la Universidad Nacional de Quilmes». Y señala: «Metí una carta de inconformidad, fui con el vicerrector y solo me dijo: cuando mis hijas se fueron de intercambio yo pedí un préstamo, les sugiero a tus padres que pidan uno» (http://www.cronicaveracruz.com).
 

Por lo que señala la nota periodística, el caso de esta estudiante no es ni único ni excepcional: «Fernanda Acosta comentó que varios estudiantes tuvieron problemas en los trámites debido a la falta de convenios con la Universidad Veracruzana. “A cuatro chicos les cambiaron la escuela cuando ya habían sido aceptados, por ejemplo en España; como tardaron, el chico llamó y le dijeron que ya no tenían convenio y que la UV lo sabía”» (Ibid).
 
Sabemos que en la Universidad Veracruzana existen no pocos funcionarios y maestros que son verdaderamente dignos de laborar en una institución que merece el respeto y el cariño de todos los veracruzanos. Esto nos consta. Pero también sabemos que el burocratismo no solo se ha adueñado de las instancias administrativos y, más lamentablemente, de las académicas, sino que raya en lo inhumano, en lo humillante.
 
Esto no es privativo de la UV: lo encontramos en muchas instancias de la administración pública y privada e, inclusive, en instituciones que por su misma naturaleza, deberían ser ejemplo sobresaliente de servicio y sentido humano. Nos referimos a los ámbitos de la salud, de la educación, de las instituciones al servicio de los pensionados, de los lastimados por una sociedad que corre veloz y tristemente por el sendero de la inconsciencia y la deshumanización.
 

Damos crédito a ambas notas porque no tenemos razones para dudar de la veracidad y seriedad de sus testigos, de los propios afectados. Y a estos dos lamentables ejemplos, podemos añadir los casos de alumnos (hombres y mujeres) que han sido afectados por la inmoralidad o falta de profesionalismo de algunos docentes, la carencia de ética de empleados inconscientes y altaneros, de tutores que, por ignorancia o pereza, los han mal o desinformado en la elaboración de sus planes de estudio en el modelo MEIF y han terminado por perder años o incluso hasta la propia carrera, ignorando o, peor, sabiendo las dificultades, penalidades y esfuerzos de esos alumnos y de sus padres por lograr salir adelante con sus estudios profesionales. Quizá, cuando era esto el último o único recurso para intentar romper la cadena de la ignorancia, la pobreza, la necesidad y la marginación…
 
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