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Columnas y artículos de opinión
Sobrecalentamiento de la economía
Helí Herrera Hernández
19 de marzo de 2018
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
El jueves 8 de febrero, el Banco de México publicó la minuta de su última reunión de política monetaria en la que decidió incrementar la tasa de referencia en 0.25 puntos para ubicarla en 7.50 por ciento, mandando con ello un mensaje claro de los problemas que está padeciendo la economía nacional.
 
Tal acción es una respuesta obligada que busca detener la fuga de capitales, dado que al incrementar la tasa los ahorradores e inversionistas no moverían sus dineros al extranjero, viendo de una manera optimista tal medida, que desde mi óptica, esta muy lejos de lograrla.

 
Los datos que aporto son indicadores de lo mal que está la situación económica del país. En enero, la Secretaría de Hacienda dio a conocer que el costo de la deuda aumentó en 22.5% resultado del pago que hizo el gobierno federal y sus empresas por 58 mil 743 millones de pesos por comisiones e intereses de la deuda. Este costo financiero de la deuda incluye los pasivos tanto del ente público como de la Comisión Federal de Electricidad, Petróleos Mexicanos y la banca de desarrollo. Es decir, que la finanzas públicas precisan que el gasto público total sumó 493 mil 576 millones de pesos (11 mil 447 millones de pesos superior a lo programado), derivado del incremento del costo financiero de la deuda, además del pago de mayores participaciones a estados y municipios, y adeudos fiscales de ejercicios anteriores. Adefas.
 
Ahora debemos 9 billones 862 mil millones de pesos, de los cuales 6 billones 330 mil millones de pesos corresponden a deuda interna y 3 billones 532 mil millones de pesos en deuda externa. De allí el aumento del pago de los intereses tanto a la banca extranjera como doméstica, que al final de cuentas es también extranjera, salvo Banorte.
 
El aumento a las tasas de interés conlleva a impulsar el ahorro. Con éste el Banco de México busca generar la inversión privada y desplazar de esa forma a la pública, al menos eso dice la receta neoliberal. Una política de austeridad o de disciplina fiscal que haga que el gobierno federal gaste menos, aunque con la ideología de los hombres que están en el poder político desde 1985 para acá, esos recortes han traído, como consecuencia, restarle presupuesto a los sectores educativo, de salud e infraestructura, generando una educación elitista donde ahora sólo están en las aulas los hijos de aquellas familias que tienen un poder adquisitivo moderado, y ni qué decir ya en la educación media superior y superior, donde la deserción escolar es el pan de cada día; en el sector salud que los hospitales públicos la atención médica haya decaído, deshumanizándose y además, con un desabasto tanto en material quirúrgico como en medicamentos y, por lo que se refiere al sector de la infraestructura, que esté generando desempleo y bajos salarios, para los que lo tienen,

 
El gasolinazo generó inflación, provocó que los costos de todos los productos de la canasta básica se hayan disparado (hoy mismo el costo del cono de huevo, alimento básico en la dieta de más de 75 millones de mexicanos supere los 70 pesos), y lo que hasta 2017 el Banco de México veía como una posibilidad -el sobrecalentamiento de la economía-, para mi ya lo es, dado que ya no hay holgura económica, y esta situación es la responsable de la baja velocidad con la que está convergiendo la inflación, no sólo por la presiones de demanda que podrían estarse incubando, sino también porque podría aumentar el traspaso de la depreciación del tipo de cambio a los precios de los productos finales, como ya ocurre.
 
Todo esto sin contar que el mayor estímulo de crecimiento de la economía de los Estados Unidos, provocado por la Reforma Fiscal de Donald Trump que bajó los impuestos a todos los sectores generadores de empleo, y está impulsando el dinamismo de la demanda externa de México, al encontrar mejores precios en los productos extranjeros los distribuidores-consumidores mexicanos.
 
El daño colateral de las altas tasas de interés afectan el gasto privado y elevan el costo del financiamiento de la deuda pública interna, reduciendo así el margen de maniobra de un gobierno federal sin valor, sin agallas para romper su dependencia de los grupos del poder económico de dentro y fuera de México, de los Organismos Financieros Internacionales que son, en este modelo económico, los que desgraciadamente dictan las políticas públicas económicas no sólo de México, sino de todas las naciones en vías de desarrollo.

 
Urge un nuevo ordenamiento económico mundial, so pena de generar inestabilidad social.