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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Laguna Verde treinta y tantos años después
Miguel Molina
19 de abril de 2018
alcalorpolitico.com
Saqué el tríptico que llevaba en el portafolio y lo puse en la mesita, entre los cafés que ninguno de los dos había tocado. El gobernador lo vio con expresión de molestia y curiosidad y me dijo que nunca había visto ese impreso que, entre otros símbolos y siglas y logotipos, llevaba el escudo de Veracruz.
 
Luego lo revisó. La hojita doblada en tres daba a conocer el Plan de Emergencia Radiológica Externo, o PERE. Sobre todo hablaba de rutas y caminos de escape en caso de que algo malo pasara en la Planta de Laguna Verde. Lo serio era que los caminos que había siempre fueron casi intransitables porque no se habían terminado o porque nunca se empezaron.
 
Eso fue hace treinta y un años, minutos más o menos. El gobernador era Fernando Gutiérrez Barrios, y le había tocado vivir la temporada de manifestaciones y marchas y bloqueos de carreteras y protestas en tonos mayores y menores contra la apertura de la nucleoeléctrica.
 

Poco después de esa conversación, don Fernando invitó a un selecto grupo de periodistas: irían a Laguna Verde, donde el director del proyecto daría una conferencia de prensa sobre cómo se iba a resolver la producción eléctrica del país, y tal vez ofrecería una especie de explicación definitiva sobre los misterios de lo atómico.


Salimos temprano en helicópteros de la Comisión Federal de Electricidad, y en cuanto llegamos nos llevaron al auditorio de la planta, un recinto que olía a nuevo y aire acondicionado. Ahí habló Rafael Fernández de la Garza, director del complejo de Laguna Verde.

"Esta planta es una muestra del avance tecnológico que ha alcanzado el país", nos advirtió Fernández de la Garza. "Va a producir más de veinticinco por ciento de la energía eléctrica del país y es una planta prácticamente a prueba de fallas". Y se embarcó en una narración llena de números que duró poco porque se fue la luz.

 
Ahí nos dimos cuenta de que nada es infalible, y entre más grande menos. En fin, Laguna Verde nunca llegó a producir lo que prometía, y ahora anda en menos de tres por ciento...
 
Me acordé de estas cosas porque vi que la semana pasada hubo una protesta "por las pésimas condiciones en que se encuentran los caminos que forman parte del PERE", según quienes participaron en la manifestación (https://www.alcalorpolitico.com/informacion/protestaron-pobladores-en-central-nucleoelectrica-de-laguna-verde-por-malas-condiciones-en-caminos-260188.html - .WtcUri97EWo)
 
El diputado local Ernesto Cuevas Hernández advirtió que la gente está cansada de que la gerencia de Laguna Verde prometa acciones de bacheo, reparación de puentes u otras obras en las rutas de evacuación y no cumpla su palabra. "La gente ya se cansó de mentiras" declaró el legislador.

 
Ese mismo día se anunció que la secretaría de Gobierno había mediado para que los manifestantes se reunieran el lunes pasado con funcionarios de la CFE y el director de Laguna Verde, pero al parecer no hubo nada porque nadie dijo esta mesa de trabajo es mía.
 
Las protestas – con razón y sin ella – llevan más de treinta años (el referente es Chernobil), el mismo tiempo que lleva el temor – con razón o sin ella – de sufrir enfermedades sin fin en un ambiente envenenado por cosas que no se ven. Ha habido media docena de gobiernos federales y media docena de estatales, y no ha pasado nada.
 
El PERE tiene once tíos: las Secretarías de Gobernación, de la Defensa Nacional, de la Marina-Armada, de Comunicaciones y Transportes, de Salud, además del gobierno de Veracruz, las comisiones Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, Federal de Electricidad y Nacional del agua, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Diconsa (creo que antes era la distribuidora de Conasupo), y la Policía Federal Preventiva. Pero no tiene padre.

 
La discordia sigue. Y nadie, en ninguna parte, en ninguno de los cajones chicos, en ningún sobre manila, en algún presupuesto para obra urgente, puede encontrar los cincuenta o cien millones (nada, en términos del dinero que manejan las dependencias federales) que se necesitan para hacer lo que se tiene que hacer, más allá de los tiempos electorales.
 
En teoría, el primer reactor de Laguna Verde dejará de funcionar dentro de once años y el segundo dentro de dieciséis. No se sabe qué pasará con las instalaciones ni con los desechos de material radiactivo o contaminado. Tampoco se sabe si para entonces ya habrá caminos para alejarse de ahí si algo pasa. Porque nada es infalible, y entre más grande menos. Y porque nada ha cambiado en treinta y tantos años.
 
Para hablar de antes y ahora

 
Esta semana murió Martha Meza. Fuimos colegas en El Sol Veracruzano. Llegaba antes que nadie y se iba después de los demás. Fue una buena periodista. La última vez que hablamos me dijo que le iba a echar ganas y que nos veríamos cuando fuera a Xalapa, para hablar de antes y de ahora. En eso quedamos... Descansa en paz, Martha.