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Columnas y artículos de opinión
Cabos Sueltos
Silvia Sigüenza
21 de abril de 2018
alcalorpolitico.com
Con algunos días de antelación a la fecha oficial señalada para los inicios de campaña por parte de los grupos (ya no se pueden en estricto sentido llamar partidos) que pelean los diferentes puestos de poder y llevan como escudo o membrete un nombre personal y lo visten con las siglas de algún partido. Hemos asistido a través sobre todo de los modernos, rápidos y efectivos, cual ríos de respuesta rápida, a todo tipo de dimes, decires y diretes de unos a los otros y de los otros a los unos.
 
Y en la tesitura de “lo mío es mío” y me lo llevo a dónde quiera; pues hemos visto casos que hasta el momento en que sucedieron pudimos corroborar lo endebles que pueden ser las -otrora –cuasi inamovibles- al menos así las hacían parecer sus creadores, asociaciones, sociedades o grupúsculos que fueron naciendo al interior o a un costado de su partido. Y para no darle muchas vueltas al trompo, pues ahí tenemos el caso de “Amadreo” Flores y su Vía Veracruzana. Un señor que al calor de la hoguera priista obtuvo varias posiciones en el gobierno estatal, que le redituaron significativamente, en diversos casos.
 
¿Qué le saben, a qué le teme, qué le ofrecieron …qué no le dieron? Un enigma por hoy pero sabemos por experiencia que del cielo a la tierra—política—no hay nada oculto. Y más tarde o más temprano sucederá. Lo que si supongo debe tener meridianamente claro este camaleón, es que la salida de su nuevo compromiso no será ni fácil ni cuando él quiera.
 

Del resto de sucederes en este entramado más revuelto e incierto que una red echada al mar en tiempos de veda o de furia marinas ya iremos sabiendo.
 
Y en lo que al Partido Revolucionario Institucional corresponde, en este realmente difícil proceso electoral, que abarca: gubernaturas, diputaciones federales y estatales; senadurías, y la cereza del pastel. La presidencia de la República.
 
Por lo que hasta hoy se mira, fácil no la tienen. En estricto apego a la realidad hay que señalar un partido desmoronándose un partido que al parecer no tiene o no puede ¿o no quiere? Repuntar.
 

Se hundió en la inmensa publicidad negativa y nefasta que le acarrearon al menos tres gobernantes estatales, a saber y recordar: Fidel Herrera Beltrán; su heredero al trono, Javier Duarte de Ochoa y el otro Javier.
 
Y la respuesta del partido ha sido más que tibia, temerosa y quizá algo más, algo más que tiene su meollo en la intrincada red de compromisos y componendas que de sexenios atrás, arrastran.
 
Encontraron como solución para contrarrestar el desprestigio, por las siglas, el sacar un candidato presidencial sin pertenencia a partido alguno. Al menos oficialmente.
 

Y en el caso concreto del PRI, pues las viejas prácticas y malas mañas siguen vigentes. Un caso bastante deleznable lo constituye el aspirante eterno a la gubernatura de Veracruz, Héctor Yunes Landa, hoy puesto en la realidad de que una vez más no llegará ni la posibilidad de contender oficialmente se vio cercana. Sin embargo, ya cobró (caro su amor aventurera) y se despachó con la cuchara gigante. A su familia, amigos y demás, sin tocar baranda sin medir pelo ni tamaño ya los instaló en su línea de poder.
 
No nos cuesta a los ciudadanos de Veracruz, escuchar y enterarnos públicamente (como debería y debe ser) de la realidad que seguro existe tras bambalinas en el PRI, lo que resultaría millones de veces mejor que querer seguir tapando el sol con un dedo.
 
Sería mucho más fácil y honesto jugársela de una vez por todas y reconocer los garrafales errores cometidos, pedir a los electores la comprensión de que los humanos tenemos como característica el errar, cometer error es muy humano, pero aceptarlos y corregirlos es el único remedio, y en este caso aceptar los graves errores cometidos y ofrecer y mostrar los posibles caminos para solucionarlos, ya que en un partido como en cualquier conglomerado existen toda clase de seres, pensares y actuares.
 

Y respecto a nuestro tan vapuleado como harto del engaño y la inamovilidad del partido, antes de las mayorías, lo conducente sería aceptar los crasos errores cometidos pero a la par iniciar un proceso reivindicatorio en varios aspectos: dar oportunidad a los jóvenes que militan en el partido, que se han fraguado como antaño, al pie de la hoguera, no en las universidades elitistas del extranjero; que han hecho su tarea iniciática, cargar el portafolios del jefe, atender la audiencia, ir a las colonias a la tarea de integrar a los posibles votantes….
 
Pero lamentablemente, quizá por un malentendido “pudor” político o la altanería de no reconocer la derrota interna de la militancia, no se bajan del pódium de los cuates, de los compromisos, y demás, mientras sus militantes de a pie, comienzan a cobrar el desinterés, el uso y abuso de sus capacidades y de su juventud, sin concederles un lugar en el camino del ascenso.
 
Baste ver las rémoras de siempre en este reciente reparto de puestos. En fin, valorar el recuento de los daños, haría ver que también han dado a la patria hombres capaces de conducir al país en sus diferentes estratos de gobierno.
 

Tapar el sol con un dedo y seguir arrastrando el pesado equipaje de rémoras y compromisos, no dará los buenos resultados que el país está exigiendo para no sucumbir de asfixia. Y ¡señores de los diferentes partidos, tienen la palabra y la posibilidad de los hechos!