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Columnas y artículos de opinión
Botargas.- El Odio enardece, el miedo paraliza
Luciano Blanco González
4 de mayo de 2018
alcalorpolitico.com
Rumbera, Jarocha y original resultó ser el inicio de campaña del candidato a Gobernador, ingeniero Cuitláhuac García, del partido Morena. El acto mostró originalidad por la presencia de simpatizantes y de decenas de deportistas que concurrieron a saludar a la distinguida Senadora y medallista olímpica Ana Gabriela Guevara.
 
Todo el escenario hubiera perecido simple, insípido, rutinario e intrascendente de no haber sido por la magnífica idea de la “inesperada” presencia de botargas con la imagen del inmortal líder bolivariano General Hugo Chávez, símbolo venezolano de la lucha popular de aquel pueblo y de Latinoamérica, con el que ese partido significa su lucha y sus estrategias y a los que los presentes emocionados dieron la bienvenida y según narran las crónicas, a los monos, los tocaban, les aplaudían y se tomaban fotografías y selfis con ellos.
 
Hasta que los amargados, encabezados por el guía e ideólogo de la campaña, Don Atanasio García Durán, padre del candidato Cuitláhuac García “furioso” arremetió contra los preciados símbolos de la libertad y el progreso pero como si fueran una ofensa o una provocación grito en cuello con palabras insultantes los corrió del punto de reunión acusándolos de provocadores y de interferir como emisarios del gobierno en la campaña, corriéndolos de ahí.
 

No se entiende el porqué de esta actitud del papá del candidato, cuando el programa de su partido se parece tanto al de su inspirador líder del populismo y solo se explica esta conducta en razón de la doble cara que se revela en estas incongruencias.
 
No sabemos si fueron los botargueros mandados por alguien, o es parte de una estrategia en la que los partidos se victimizan para llamar la atención y si así fue, vaya que si lo lograron, un simple y desangelado acto logró resonancia nacional, gracias a este desaguisado fue como si en pleno acto del Bronco alguien que sabe de sus gustos, le llevara un caballo y en lugar de montarlo contento, colérico le diera un fuetazo y lo corriera de su lado.
 
Por lo demás, que de malo tiene que Don Atanasio, papá de Cuitláhuac, intervenga en la campaña de su hijo, seguramente con todo su capital, emoción e influencia, ello porque todos los familiares y amigos de los políticos quisiéramos que estos se encumbraran como seguramente lo querrán la esposa y los hijos de Cuitláhuac, los hijos y la esposa de Meade, de Andrés, de Anaya, del Bronco y el esposo de Margarita o las esposas e hijos de los Yunes, con ello demuestran orgullo, cariño, respaldo y amor que en familia, aunque sea en política, nada de malo tiene.
 

Por otro lado, los bombazos publicitarios de quienes manejan la psicología de las masas en las campañas presidenciales, en su afán de influir y controlar al electorado, se manejan en dos bandos definidos, uno que pretende transformar y el otro que pretende renovar, uno con propaganda de odio y el otro con propaganda de miedo, con ello meten al electorado en verdaderas encrucijadas, unos destacando las administraciones de éxito con grandes proyecciones al futuro y los otros estigmatizando al gobierno por la escandalosa corrupción que se ventila y todos con floridos discursos para convencer de sus generosos programas para lograr la paz y la tranquilidad del país. Aunque un bando se incline por amnistiar a los delincuentes para comprometerlos a buena conducta, seguramente bajo protesta y los otros a combatirlos con la ley, los tribunales, las fuerzas armadas y la cárcel, todo ello proyectado desde la situación actual que viven los individuos, la sociedad, los partidos y el estado.
 
En el caso de de los transformadores, con ese argumentismo falaz que acostumbran utilizar, han creado un ilusionismo popular impresionante cuya dimensión y contenido alarma a quienes no están acostumbrados a los cambios. El pueblo alimenta su imaginación con las divagaciones y ocurrencias, imprecisiones e invenciones de sus líderes, sueñan que de llegar a ser gobierno se realizará la promesa de lograr un mundo ideal, llegara la ansiada holganza, y se hará presente la gentil y sonriente bonanza con el reparto de la riqueza que concentrada en los menos, ofensivamente transita y se exhibe majestuosa frente a una población sedienta, hambrienta y llena de ira, porque este sistema les ha vetado la oportunidad de vivir en condiciones de dignidad junto con su familia.
 
Más profundamente, desde el fondo de su corazón, heridos en su orgullo y en su dignidad, con odio en el estómago en vez del alimentos, muchas comunidades en México que ya disfrutaron la prosperidad y se vieron marginados por los pasos agigantados de la tecnología y de la mercadotecnia que los desplazó de su hábitos, culpan de su letal estancamiento al actual gobierno que no supo mantenerlos en el desarrollo que ya respiraban y que ahora son ciudades, villas y aldeas que se debaten en la necesidad colectiva y a quienes el discurso ofensivo y la denuncia delirante reconforta su decaído espíritu y están dispuestos a seguir con los ojos cerrados a los líderes hacia la cuarta transformación, no importa que los lleven al despeñadero exigiendo en un coro colectivo de voces, justicia, cárcel, castigo.
 

Así, changarreros, sastres, zapateros, agentes de ventas, formadores, linotipistas, comunicadores y miles de obreros, comerciantes, empleados y familias que se asentaron en zona antes económicamente activas, hoy deprimidas, por efecto de las reformas gubernamentales como Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Poza Rica, Naranjos y Cerro Azul, en donde las reformas les arrebataron miles de empleos y los privaron de niveles envidiables en sus modos de vida, desencadenando hacia los lados y hacia abajo una espiral de pobreza y necesidades que los mantiene irritados, sin esperanza y son los receptores de la transformación que todo lo aprueban y todo lo apoyan exigiendo venganza y castigo contra los principales causantes de su desgracia.
 
Máxime si son o fueron masas enfermas de insaciable consumismo y el destino ahora los coloca en un mundo distinto donde la escasez les inspira rencor, que los líderes de esta corriente con sus promesas y sus discursos incendiarios, alimentan con cada palabra, culpando al gobierno corrupto de su desgracia, hasta convertir la hoguera en un odio feroz. Esta es la política de odio y de confrontación que señala reiteradamente que de la riqueza nacional es saqueada y sólo sirve a la elite gobernante y no a la población a la que es indiferente en la solución de sus principales problemas.
 
Por el otro lado, la corriente de la renovación, que cultiva la política de mantener toda la sociedad en el Statu Quo en que se encuentra y lo que es más, mejorarla mediante acciones encaminadas a incrementar el bienestar y el poder adquisitivo de las familias mediante la creación de más oportunidades, ofreciéndole al individuo y a la sociedad respetar y ampliar sus libertados, velar por la aplicación de la justicia.
 

Comprometiéndose a fortalecer el estado de derecho, y con las minorías a tolerarle sus vicios decadentes como considerar que el matrimonio tradicional ha pasado de moda, que el drogarse es una forma de agitar y mejorar nuestros sentidos y expresiones, que hombre y mujer somos iguales y no tan solo en los buenos derechos, sino también en las malas prácticas masculinas que las mujeres ahora emprenden y practican en vicios y costumbres que eran exclusivamente del género masculino, amparados en la igualdad.
 
El odio enardece, el miedo paraliza, los renovadores para contrarrestar los discursos de odio, utilizan la propaganda de terror, presentándonos como ejemplo los modelos de la transformación como verdaderos monstruos, encarnación del demonio que por su peligro lo destruirán todo y que nos despojarán sin remedio de lo poco o mucho que tenemos y devastarán todo lo que hemos logrado.
 
Difunden la idea de que los de enfrente a ellos pretenden desaparecer la propiedad privada y el reparto de toda la riqueza para sus allegados con el pretexto de ayudar a los pobres, lo que significa que te arrebatarán todos tus bienes, casas, ranchos, fábricas, comercios, dinero, automóviles, enseres, etc., que si tienes 2 casas, o más, te las van a quitar porque para vivir solo necesitamos una casa, que se expropiarán los ranchos, los ejidos y las comunidades para reiniciar un nuevo reparto agrario, que los comercios desaparecieran por su desenfrenado afán mercantilista de ganancia y serán sustituidos por cooperativas estatales, tu dinero será requisado puesto que mientras tú tienes abundante hay otros que lo necesitan para comer.
 

Difunden que iremos para atrás, que reaparecerán los aviadores en las nóminas de educación que las playas serán nuevamente vendidas y que la educación será rehén de los maestros, quienes ocuparan el tiempo de enseñanza para manifestaciones, bloqueos de carreteras, huelgas, toma de instalaciones y cero preparación, que no habrá empleo y que se ahuyentará la inversión extranjera dejándonos sin crecimiento, que perteneceremos a un bloque distinto al de los Estados Unidos y que nos pelearemos con el resto del mundo, que el gran capital emigrará para otros países y que la ruina económica es el destino de nuestro país, tendremos inflación, devaluación del peso, carestía y desabasto, que las potencias extranjeras nos acosarán para recuperar sus inversiones en el petróleo y en la industria manufacturera, inclusive que podríamos ir a una guerra.
 
El más grave y convincente mensaje de miedo por parte de los renovadores es la afirmación de que los transformadores han pactado con la delincuencia organizada y que de llegar a ser gobierno amnistiarán a toda la delincuencia, lo cual propiciará que estos regresen a las calles. No importa que sean violadores, secuestradores, extorsionadores, rateros, ladrones, asesinos, huachicoleros, narcotraficantes, políticos corruptos, asaltantes y toda esa ralea antisocial cuya idea hace temblar y aterroriza al más decidido o indeciso elector.
 
Finalmente es conveniente que no continúe esta guerra rabiosa, que se tranquilicen los ánimos de los contendientes y que cada candidato clarifique los programas de gobierno para que nosotros la sociedad en conjunto, adopte y apoye la postulación que más le convenga a México. Actuemos frente al reto de construir una patria progresista, que no nos gane el resentimiento y el odio, que no nos domine el miedo, actuemos como una sociedad responsable para apoyar el cambio que más convenga a México, porque en ello va el futuro de nuestros hijos y va nuestra propia tranquilidad. Por el bien de la causa.
 

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