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Columnas y artículos de opinión
Festividades por la constitución del Cabildo de la Villa Rica de la Vera Cruz (3)
Luciano Blanco González
25 de mayo de 2018
alcalorpolitico.com
Antes de la fundación del Primer Cabildo Continental hace 500 años, después de la llegada de los españoles, esto sucedía entre éstos y los vasallos de Moctezuma en San Juan de Ulúa y en los arenales de Chalchihuecan, la siguiente fue una visita que nos ilustra sobre los valiosos presentes que nuestro Emperador enviaba a los hombres blancos y barbados:
 
“Y después de haberle dado el parabién venido a aquella tierra, y otras muchas pláticas que pasaron, mandó sacar el presente que traían encima de unas esteras que llaman petates, y tendidas otras mantas de algodón encima de ellas. Lo primero que dio fue una rueda de hechura de sol, tan grande como de una carreta, con muchas labores, todo de oro muy fino, gran obra de mirar, que valía, a lo que después dijeron que le había pesado, sobre veinte mil pesos de oro, y otra mayor rueda de plata, figurada la luna con muchos resplandores, y otras figuras en ella, y esta era de gran peso, que valía mucho, y trajo el casco lleno de oro en granos crespos como lo sacan de las minas, valía tres mil pesos. Aquel oro del casco tuvimos en más, por saber cierto que había buenas minas, que si trajeran treinta mil pesos.
 
Mas trajo veinte ánades de oro, de muy prima labor y muy al natural, e unos como perros de los que entre ellos tienen, y muchas piezas de oro figuradas, de hechura de tigres y leones y monos, y diez collares hechos de una hechura muy prima, e otros pinjantes, e doce flechas y arco con su cuerda, y dos varas como de justicia, de largo de cinco palmos, y todo esto de oro muy fino de obra vaciadiza; y luego mando traer penachos de oro y de ricas plumas verdes y otras de plata, y aventadores de lo mismo, pues venados de oro sacados de vaciadizo; e fueron tantas cosas, que, como ha ya tantos años que paso, no me acuerdo de todo; y luego mando traer allí sobre treinta cargas de ropa de algodón tan prima y de muchos géneros de labores, y de pluma de muchos colores, que por ser tantos no quiero en ellos mas meter la pluma, porque no lo sabré escribir”.
 

Esto refiere el cronista Bernal Díaz Del Castillo autor de la obra histórica titulada “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, lo transcrito sucede en la tercera visita (Hubo otras visitas pero califiquemoslas de no oficiales por el rango) que le hacen Gobernadores y caciques de la región (Tendile y Pitalpitoque) quienes en nombre de Moctezuma les dan la bienvenida ceremonial con saludos y reverencias en medio de una nube del sacramental sahumerio (copaleada) y que llevan el encargo de saber quiénes son y de donde vienen, por su parte Cortés se dejaba querer recibiendo con beneplácito los obsequios, haciéndoles saber que venía en nombre de un poderoso emperador de la mayor parte de tierra llamado Carlos de Austria, Emperador de cristianos, Rey de España a quien muchos y grandes reyes servían y obedecían y que deseaba ver a Moctezuma, para quien traía un importante mensaje secreto, Teudilli (El embajador) por su parte le dijo que le holgaba mucho de oír la grandeza y bondad del señor Emperador, pero que le hacía saber cómo su señor Moctezuma no era ni menos rey, ni menos bueno, antes se maravillaba que hubiese otro tan grande príncipe en el mundo, insistiendo Cortés en que el señor Moctezuma dijera cuándo y dónde se podían ver.
 
Los tesoros referidos en esta tercer visita son solo una parte de la gran fortuna que el Emperador Moctezuma les envío a los españoles, pues antes ya les había mandado petacas de oro, oro forjado collares, un capacete, peces, caracoles, mitras, coronas todo de oro y no le mandaba muestras le mandaba gran cantidad de ellos, plumería fina entrelazada con motivos de oro, cientos de cargas de ropa y le había abastecido de abundante comida y un ejército de indígenas (cuatro mil hombres desarmados, dice Francisco López de Gomara, Autor de la Historia de la conquista de México) que les construían sus esteras para el descanso, acarreaban la madera, la leña y el agua, mientras las mujeres preparaban los alimentos y limpiaban el real.
 
Mientras, los soldados se habían convertido en auténticos comerciantes que truequeaban con los indígenas joyas de oro y otras cosas de valor por cuentas de vidrio que llevaban muchas porque así se los había recomendado la gente de Grijalva, regocijándose de la ingenuidad de los mexicanos, a esta operación llamaban El Rescate, entonces pues el rescate había sido abundante y había entre los conquistadores tanta inquietud para regresar a Cuba y poder disfrutar de su abundante oro, sobre todo entre la gente fiel al Gobernador Diego Velásquez, oponiéndose en todo momento a poblar y fundar pueblo en virtud de carecer de autorización real para poder hacerlo, exponiéndose a severos castigos por desobediencia a su majestad, estando maravillados por las enormes riquezas que les enviaba Moctezuma así como por el número de hombres que les enviaba para atenderlos, estando seguros de que por ello debía de ser un poderoso señor que si quería aplastarlos, lo haría fácilmente, siendo mejor ir por refuerzos y regresar, teniendo como locura permanecer en esta tierra.
 

La otra parte de los conquistadores confiaba ciegamente en Cortés y por ello le conminaban a que poblara esa tierra y que se le tendría por mal, que en Cuba pregonara que eso iba a hacer y no lo hiciera, mientras el conquistador y capitán de la expedición nombramiento que le dio Velásquez, sabía muy bien que dado la enemistad que tenía con él, la enorme riqueza que tenía en su poder y la información que le habían proporcionado los de Cempoala haciéndole saber que Moctezuma era vulnerable porque tenía muchos enemigos y guerras, ello le inspiraba a fundar, poblar y conquistar, mediante una estrategia de posibles alianzas..
 
Desesperaban a Cortés, las reiteradas negativas de Moctezuma para entrevistarse con él, por más cálidos mensajes que le enviaba con los embajadores recibiendo siempre la misma respuesta de que él no podía ir por que padecía dolencias y que Hernán no podía ir a verlo por lo dificultoso del camino por las muchas y ásperas sierras que había de cruzar, así como los despoblados grandes y estériles y que iba a padecer mucha hambre y sed y además por lo peligroso porque tenía que atravesar señoríos de sus enemigos que si sabían que iba a verlo lo iban a atacar y gran mal podían causarle si sabían que era su amigo.
 
Por fin llegó Tendille como siempre con fastuosos regalos entre ellos 5 chalchihuites llenos de esmeraldas tan valiosas que cada una costaba más de una carga de oro, después de entregar los presentes llamó aparte a Cortés y le dijo que se fuera con su armada, porque era excusado por entonces verse con Moctezuma, y que mirase que era lo que quería de la tierra, y que se le daría; y que siempre que por allí pasase harían lo mesmo. Cortés le dijo que no haría tal, y que no se iría sin hablar a Moctezuma. El gobernador replicó que no porfiase más en ello, y con tanto se despidió; y luego aquella noche se fue con todos sus indios e indias que servían y proveían el real; y cuando amaneció estaban las chozas vacías.”
 

Esta fue una ruptura con Moctezuma que mucho preocupó al conquistador, de repente se quedaba sin bastimentos y sin el apoyo de los naturales pues nadie osaba acercarse al campamento más que uno que otro furtivamente, ya no había quien acarreara el agua, la leña, ni quien preparara los alimentos que por demás escaseaban, Cortés dispuso entonces lo necesario para una posible defensa y sus opositores comenzaron a murmurar y a provocar inquietud en el campamento, la gente de Velásquez que eran los más, urgían el regreso inmediato y alborotaban con el cuento de que no podían poblar porque no eran esas las indicaciones, en tanto que Hernán consciente de que un retorno para él era suicida, por que terminaría en la cárcel y en la ruina, despojado de todo bien, de todo honor y de todo derecho sobre lo conquistado, audaz comenzó a organizar secretamente a sus seguidores para que fueran férreos en la idea de quedarse y fundar, ganando adeptos para su causa. En tanto él hacía creer a los inconformes en que se regresarían, haciéndolo saber públicamente y ordenando mediante pregón un inmediato embarco y regreso, a lo que en motín se opuso su gente.
 
Después de estos acontecimientos, una mañana Cortés reunió a todos los españoles, habloles a todos juntos, diciendo que ya veía cuanta merced Dios les había hecho en guiarlos y traerlos sanos y con bien a una tierra tan buena y tan rica, según las muestras y apariencias habían visto en así breve espacio de tiempo, cuan abundosa de comida, poblada de gente, más vestida, más polida y de razón, y que mejores edificios y labranzas tenían de cuantas hasta entonces se habían visto ni descubierto en Indias; y que era de creer ser mucho más lo que veían que lo que parecía, por tanto que debían dar muchas gracias a Dios y poblar allí, y entrar la tierra adentro a gozar la gracia y mercedes del Señor; y que para lo poder mejor hacer, le parecía asentar al presente allí, o en el mejor sitio y puerto que hallar pudiesen, y hacerse muy bien fuertes con cerca y fortaleza para defenderse de aquellas gentes de la tierra, que no holgaban mucho con su venida y estada; y aun también para desde allí poder con más facilidad tener amistad y contratación con algunos indios y pueblos comarcanos, como era Cempollan y otros que había contrarios y enemigos de la gente de Moctezuma, y que asentando y poblando, podían descargar los navíos, y enviarlos luego a Cuba y Santo Domingo, Jamaica, Boriquen y otras Islas, o a España por más gente armas y caballos, y por más vestidos y bastimentos; y además desto, era razón de enviar relación y noticia de lo que pasaba a España, al Emperador rey, su señor, con la muestra de oro y plata y cosas ricas de pluma que tenían; y para que todo esto se hiciese con mayor autoridad y consejo, él quería, como su capitán, nombrar cabildo, sacar alcaldes y regidores, y señalar todos los otros oficiales que eran menester para el regimiento y buena gobernación de la villa que habían de hacer; los cuales rigiesen, vedasen y mandasen hasta tanto que el Emperador proveyese y mandase lo que más a su servicio conviniese; y tras esto, tomó la posesión de toda aquella tierra con las demás por descubrir, en nombre del emperador don Carlos, rey de Castilla.
 
Hizo los otros autos y diligencias que en tal caso se requerían. Todos respondieron que les parecía muy bien lo que había dicho, y loaban y aprobaban lo que quería hacer; por tanto, que lo hiciese así como lo decía, pues ellos habían venido con él para le seguir y obedescer. Cortés entonces nombró alcaldes, regidores, procurador, alguacil, escribano y todos los demás oficios a cumplimiento de cabildo entero, en nombre del Emperador, su natural señor; y les entregó luego allí las varas, y puso nombre al concejo la Villa Rica de la Veracruz, porque el viernes de la Cruz habían entrado en aquella tierra.”
 

Este venturoso capítulo de la historia de nuestro pueblo que nace de la adversidad y surge como una necesidad en medio de las controversias creadas por el miedo de unos a permanecer en medio de los grandes peligros que se avistaban y por el arrojo de otros que impulsados por la ambición estuvieron dispuestos a los mayores sacrificios y adversidades.
 
En medio del caos surge el primer cabildo en tierra firme para gloria de los mexicanos, constituyendo ahí la primera institución jurídica con que se daba orden, legitimidad y forma a aquella aventura emprendida por hombres que se rebelaron en contra de su patrocinador Diego Velásquez y que actuaron al margen de la Corona Española que debía de darles autorización para hacerlo.
 
Todo ello legitimado por la fuerza de la fe real que Don Diego de Godoy, Escribano (Notario) del Rey, quien se encontraba presente testimonio con todas las formalidades, dando cuenta detallada de todo lo ahí acontecido y lo dicho por él fue la base, junto con los sobornadores tesoros que Cortes envió a España para que La Corte, perdonara y reconociera el esfuerzo y la lealtad de estas tropas, premiándolos posteriormente con lo que ellos buscaban, oro, riquezas, tierras y esclavos.
 

Por eso los veracruzanos y México debemos de celebrar la constitución del Primer Cabildo de La Villa Rica de la Veracruz y discutir ampliamente si queremos celebrar la conquista que significó para nuestro pueblo, guerra, destrucción y muerte.
 
Al emitir nuestro juicio no perdamos de vista que nuestras fuentes históricas la mayoría son de historiadores españoles, muy inclinados a exaltar como heroísmo toda la barbarie cometida, arrogándose como gran mérito las matanzas a los indios y como inteligentes las viles traiciones a los incrédulos e ingenuos monarcas naturales que recibieron con el corazón a este ejército de depredadores, autores de crueles matanzas nativas.
 
Aquel cabildo entró en funciones y se reunió el consejo para tomar acuerdos, tratando de muchas cosas tocantes al provecho común y bien de la república y al regimiento de la nueva villa de población que hacían y acordaron hacer su capitán y justicia mayor al mismo Fernando Cortés, dándole poder y autoridad, en lo relativo a la guerra y conquista hasta en tanto el Emperador otra cosa, acordarse y mandase, rogándole que fuese el su capitán, su cabeza, su Justicia Mayor, a quienes acudiesen en las cosas arduas y dificultosas y en las diferencias que ocurriesen, tanto en el pueblo como en el ejército y quien mejor que él para regir mandar y gobernar por su notoria experiencia que tenia de las cosas, afirmándole que Dios y el Rey serían muy servidos que el aceptase y tuviese aquel cargo y mando, y ellos estarían muy agradecidos y satisfechos porque serían regidos con justicia, tratados con humildad, acaudillados con diligencia y esfuerzo y que por ello, todos ellos le nombraban, y tomaban por su Capitán General y Justicia Mayor, dándole la autoridad posible y necesaria, y sometiéndose debajo de su mano, jurisdicción y amparo.
 

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