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Columnas y artículos de opinión
Del purismo al dogmatismo
Helí Herrera Hernández
25 de junio de 2018
alcalorpolitico.com
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titear: HELIHERRERA.es
 
No es fácil escribir criticando la nave cuando los vientos soplan a su favor, en un mar tranquilo. Me sucedió en 1988 cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas decidió no ser líder nacional del Frente Democrático Nacional y decide fundar el PRD.
 
Era una efervescencia nacional. La inmensa mayoría de la ciudadanía en general precisaba que el Partido de la Revolución Democrática, cuantitativa y cualitativamente seria el mejor partido en México. Le auguraban larga vida, la presidencia de la Republica a corto plazo, y el empoderamiento, a partir de allí, de manera permanente del poder público.

 
Eran mis primeros artículos aquellos, en escasos dos o tres periódicos que me dieron la oportunidad de abrir sus paginas editoriales, donde precisé que no iba a ocurrir así, que el PRD era una moda, que iba ser la casa de miles de priistas anti neoliberales, que sumarían a otros de distintos partidos progresistas pequeños, pero que si le permitía la militancia a los primeros dirigirlo, en cada elección iban a desgastarse y más, si dejaban que se aliaran con dirigentes oportunistas pseudo izquierdistas que vivían de las negociaciones que hacían con el gobierno, como era el caso, señalando un solo ejemplo, el de Jesús Ortega.
 
Se me vino el mundo encima. Los calificativos que se dijeron y escribieron en mi contra por asentar aquella predicción fueron implacables, poco faltó para que me acusaran como agente del gobierno salinista. Años después la historia me dio la razón y empezamos a vivir el desmoronamiento de lo que pudo ser una oposición real, congruente y eficiente en la vida pública, convirtiéndose hoy en lo que es, una caricatura como partido político, abandonado por sus grandes figuras que fueron los que le dieron vida, y los que tiempo después iniciaron su desmantelamiento.
 
Hoy me pasará algo similar al afirmar que MORENA vivirá mientras lo haga Andrés Manuel, porque se ha convertido en el adalid que responde a las expectativas de los hastiados con los gobiernos corruptos del PRI, de Fox y Calderón, como el único capaz de combatirla con el slogan de la austeridad. López Obrador es considerado por las decenas de miles de sus seguidores como solo aquel mexicano idóneo de pacificar al país, de generar políticas públicas generadoras de empleo, de buenos salarios, y de sacar sonrisas felices a los que llevan años viviendo desgracias e insatisfacciones.

 
Su inteligencia lo ha llevado a reinventarse frente a una sociedad ávida de frases alentadoras y esperanzadoras. Dejó de ser el López Obrador que tomaba pozos petroleros, que impedía el libre tránsito en las carreteras con sus marchas, que tomaba Reforma y generaba perdidas económicas al sector comercial de la ciudad de México, para pregonar hoy la republica amorosa, para extenderles la mano y otorgarles el perdón a todos aquellos que amenazó con llevarlos a la cárcel, por ser corruptos.
 
Dejó de ser aquel Andrés Manuel de 2006 y 2012 que jamás claudicó en su aspiración de ganar la presidencia de la república, si para lograrlo tenía que aliarse con la mafia del poder. Por eso le abrió las puertas a miembros de partido del PRI, del PAN, del PRD y su antípoda el Partido Encuentro Social, remplazando el purismo por el dogmatismo. El líder que ofrecía castigo a los responsables de la miseria de México y los mexicanos, da paso al hombre conciliador. Quien fuera visto como un peligro para México hoy son sus aliados y lo califican como el único que puede salvarlo, apaciguarlo, reconciliarlo.
 
La idolatría de sus seguidores ha impedido el surgimiento de liderazgos en MORENA, nunca como el tamaño de él, habrá que reconocerlo, pero eso mismo, ante su falta, provocaró la desintegración de su movimiento de regeneración nacional, pasando en principio por la balcanización de ese partido político.

 
Dice un gran refrán popular “no es lo mismo ser borracho que ser cantinero”, y don Andrés sigue siendo un excelente candidato, pero ya empezó a dar muestras que no será el presidente que hizo creer a millones de compatriotas, porque ha ignorado el comportamiento corrupto de miembros de su propio equipo; por su propensión histórica de radicalización cuando lo tocan a él o gentes de su cercanía, porque ha incluido en su proyecto de gobierno a indeseables de otros partidos, contrarios a su pensamiento ideológico, y que por las mañas que poseen no me cabe la menor duda que se ubicarán en puestos estratégicos de la administración pública, para seguir disfrutando el poder.
 
Y si gana AMLO el próximo domingo, desde hoy apunto que no generará el estado de bienestar que prometió, porque se dejó rodear de muchos que por años han dañado a México, y se refugian en MORENA para eludir el juicio de sus corruptelas, y ya están ubicados por él mismo en cargos estratégicos.
 
Son estos lobos los que ganarán con el triunfo de López Obrador y no el pueblo de México, y son estos los que dañarán a MORENA, quien se desmoronará en la próxima elección de 2021, o antes si la salud de AMLO le impidiera seguir al frente de ese partido.

 
Sí, no es fácil escribir anunciando la corta vida que tiene MORENA justo cuando ésta se ubica en la antesala del poder, pero decidí hacerlo, a pesar del linchamiento que se me vendrá. La historia registrará lo acertado o no de este análisis y reflexión.