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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Me quito el sombrero
Jorge Arturo Rodríguez
23 de agosto de 2018
alcalorpolitico.com
¿De qué lado se encuentra cuando el río crece? ¿De qué lado se pondría cuando el río desborda y amenaza contra la vida? La respuesta es sencilla, pero podría complicarse si dejamos que la situación empeore, porque evidentemente estarían vidas de por medio. El sufrimiento y el terror nos ahogaría; la salvación quién sabe dónde estaría. ¿En los cielos? ¿Aquí mismo en la tierra? ¿Llegaría el perdón y la protección divina pronto a socorrernos? Quizás es que no actuamos a tiempo ni prevenimos. No avisamos que el río sobrepasaría los límites y anegaría… ¿Hay culpa? ¿De quién? O, mejor, sálvese quien pueda.
 
¿Todos tendríamos que ver con el descuido, el abandono, el olvido, la catástrofe? Ahogado el niño… ¿Cómo no cometer el mismo “pecado”? Ah, sí, el perdón que todo lo puede, camino por dónde podremos irnos en paz. Pero no se trata de cuestionar las creencias, las virtudes, los pecados mortales, cada quien sabrá qué hacer. Quizás en otros ámbitos nos pongamos a discutir un rato, previa invitación de un cafecito, un té o… simplemente un vaso con agua.
 
La declaración del cardenal Sergio Obeso Rivera en el sentido de que los señalamientos de pederastia contra sacerdotes, hace sentir mal a la iglesia pero también los motiva a querer mejorar, es realmente bienvenida, pos sí, hay que mejorar “humanamente”. Pero luego señaló que muchos de los que acusan tienen una larga cola que le pisen, lo cual me recordó las palabras “el que esté libre de pecados que tire la primera piedra”. Larga cola, cierto.
 

Luego, Guillermo Trujillo Álvarez, de la Red Evangélica, expresó que “Tantita pena deberían sentir los curas por abusar y dañar para siempre la vida de un niño o niña". O sea, a quien le quede el saco.
 
Pascal decía que toda religión que no afirme que Dios está oculto, no es verdadera. Y Benjamin Franklin sostenía que si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?
 
En la carta del Papa Francisco relativo a los abusos sexuales de clérigos, leo: “En los últimos días se dio a conocer un informe donde se detalla lo vivido por al menos mil sobrevivientes, víctimas del abuso sexual, de poder y de conciencia en manos de sacerdotes durante aproximadamente setenta años. Si bien se pueda decir que la mayoría de los casos corresponden al pasado, sin embargo, con el correr del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas “nunca prescriben”. El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad. Clamor que el Señor escuchó demostrándonos, una vez más, de qué parte quiere estar.”
 

Luego agrega: “Soy consciente del esfuerzo y del trabajo que se realiza en distintas partes del mundo para garantizar y generar las mediaciones necesarias que den seguridad y protejan la integridad de niños y de adultos en estado de vulnerabilidad, así como de la implementación de la “tolerancia cero” y de los modos de rendir cuentas por parte de todos aquellos que realicen o encubran estos delitos. Nos hemos demorado en aplicar estas acciones y sanciones tan necesarias, pero confío en que ayudarán a garantizar una mayor cultura del cuidado en el presente y en el futuro.”
 
Me quedo con lo que escribió Gilbert Keith Chesterton: “La iglesia nos pide que al entrar en ella nos quitemos el sombrero, no la cabeza.”
 
Los días y los temas
 

Y me quito el sombrero ante quienes arriesgan su vida por la vida. Los hay todavía. En esta ocasión ante los Bomberos, por ser este 22 de agosto su Día; ellos los “matafuegos”, “tragahumos”, los valientes que no sólo previenen, controlan y apagan incendios, sino que además brindan apoyo a la población en inundaciones, accidentes vehiculares, manejo de derrames químicos, rescates, salvar la vida de la mascota y hasta de la suegra… Bueno, algunas son bien buena onda.
 
Pero no sólo de reconocimientos vive el héroe de carne y hueso, como los bomberos que tienen muchas carencias en sus instalaciones y equipo de trabajo, y, claro, también comen.
 
En la Gaceta Oficial del Estado de Veracruz, Num. Ext. 332, de fecha 20 de agosto de 2018, se publicó la Ley Número 676 De los Cuerpos de Bomberos del Estado de Veracruz, donde en el artículo 12 se establece: “El presupuesto de los Cuerpos de Bomberos que en su caso corresponda se determinará en el Presupuesto Anual de Egresos que apruebe el Ayuntamiento respectivo.”
 

Ahí te hablan, alcalde Hipólito Rodríguez. Pero como me dijo un taxista: “No ha hecho nada ni hará nada, ni bulla hace, y ahora en su informe de labores, ¿qué carajos va informar?” ¡Imagínense!
 
Ahí se ven.