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Columnas y artículos de opinión
¿Con 50 000 soldados más, vamos hacia un Estado Policiaco?
Luciano Blanco González
12 de octubre de 2018
alcalorpolitico.com
La gran hazaña de Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento de Regeneración Nacional y de todos sus aliados para derrotar a la poderosa e invencible clase política tradicional del país, no tiene comparación con otros eventos similares, pero su proeza está marcada por una mística de integridad intelectual en las ideas y en la conducta que obliga a su artífice a mantenerse en esa línea de manera invariable, cualquier resbalón en el que caiga, ensucia y desgasta el concepto que le dio fuerza, rasgando su vestidura de honradez y de lealtad a sí mismo.
 
Así tenemos que el controvertido ascenso de Vicente Fox fue en condiciones de un simple reemplazo, ante una izquierda representada por Cuauhtémoc Cárdenas y un partido fuerte en estructura y en obras, pero con la enorme carga de un fardo llamado Fobaproa que a la fecha aún golpea los bolsillos de los mexicanos por las devaluaciones y la consiguiente inconformidad generalizada. Las banderas de Fox fueron simples y descoloridas, pero altisonantes por la figura empresarial y campirana del candidato Fox. Esto, ante un partido fracturado en su interior por las deserciones de importantes cuadros políticos que ahora militaban con Cárdenas en la oposición.
 
En esta primera alternancia, que se da en el año 2000 y la segunda cuando el PRI y Enrique Peña Nieto sustituyen de la silla presidencial al PAN y a Felipe Calderón, fueron simples cambios de estafeta en las que los candidatos no se comprometieron a ningún cambio sustancial, de hecho los cambios y las reformas se dieron ya en el poder como respuesta a las necesidades económicas y políticas para modernizar el sistema neoliberal en: democracia, justicia, energía, economía, educación, seguridad y telecomunicaciones.
 

Pero fueron reformas que, aunque trascendentes e impactantes en la sociedad, se dieron ya una vez que los reformistas se habían consolidado en el poder.
 
Caso contrario sucede en esta tercera alternancia que, aunque no ha tomado el poder totalmente, su prematuro influjo parece un fuego de pirotecnia que se enciende y se apaga fugaz, pero su resplandor alcanza y maravilla o espanta a todos con sus luces repentinas y con su atronador vocerío, porque todos hablan y nos sumen en la incertidumbre de pensar en a quién creerle, si unos dicen una cosa y otros dicen o hacen cosas diferentes.
 
Esto es motivo de controversia y desasosiego, la transformación no va a ser de la manera que la habíamos imaginado, pero no por ello es menos buena o provechosa para la población y sí, será nefasta para los vividores y oportunistas que vieron en el evasivo y a veces doble lenguaje de Andrés Manuel, la posibilidad de aprovechar la buena fe del candidato y su aparente bonhomía e ingenuidad, como motivo para lograr sus negros y depredadores propósitos.
 

Oímos una dura crítica al método para combatir la violencia, se criticó hasta el cansancio la guerra sucia y las consecuentes miles de víctimas en secuestros, asesinatos, desapariciones, robos y un sinfín de delitos que se combatirían con amor y paz, porque el fuego no se combate con fuego, por lo que algunos pensaron que Andrés había perdido el piso, sin desconocer que su discurso seductor embelesó a miles de electores.
 
Sin embargo, en la transición Andrés parece haber despertado a la realidad y en un nuevo enfoque, quizás para mostrar fortaleza frente al enemigo invisible que se mofa de la debilidad del gobierno, adopta aquella vieja estrategia del filósofo Romano Flavio Vegecio (siglo IV de nuestra era).
 
Consejero Aquel de la milicia y del Estado Romano que recomendaba «SI VIS PACEM, PARA BELLUM», que en buen español se traduce como “Si quieres la paz, prepárate para la guerra” y así intempestivamente, Andrés Manuel anuncia que el día primero de diciembre convocará a 50 000 (cincuenta mil) ciudadanos más, para que se inscriban como activos en el Ejército mexicano, la secretaría de Marina, y la Policía Federal. Sí, leyó bien, 50 000 activos más en las fuerzas armadas.
 

Mientras que quienes serán sus subalternos, creyendo haberlo interpretado por sus discursos en campaña y por sus declaraciones, decían en los foros de consulta sobre Seguridad y justicia que la delincuencia iba a ser combatida con inteligencia, con calidad, no con cantidad.
 
Andrés con los 50 000 nuevos milicianos, preparados y suficientemente equipados, le está mandando a la delincuencia la señal de que va a ser implacable con ellos y que será un renglón prioritario que personalmente encabezará para garantizar el éxito.
 
Detrás viene una compra masiva de uniformes, equipo de logística, armamento, tanques, aviones, drones, toneladas de parque y la presencia de miles de militares en todas las regiones del país donde sea necesaria su presencia.
 

Esta medida es un mentis y un revire contundente a aquella petición de sacar al Ejército de las calles y regresarlo a los cuarteles, tampoco se trata de convertir al país en un Estado policiaco o en un Estado militar para reprimir y acallar movimientos sociales, se trata de convertirlo en un Estado de paz al precio que sea, lo que traerá la adecuación necesaria de las timoratas leyes mexicanas que castigan al militar cuando se ve obligado a disparar inclusive en defensa de su honor, de su vida o de su familia, otorgando más garantías a los delincuentes con sus derechos humanos que a quien actúa en cumplimiento de su deber.
 
Si queremos la anhelada paz y seguridad, tenemos que darle todo el apoyo a Andrés Manuel en la transformación de las instituciones, si funciona logrando pacificar grandes regiones en conflicto de violencia, desaparecerán los grupos justicieros que en supuesta venganza social ejecutan a miles de criminales que, impunes, gozan de libertad y disfrutan de sus fortunas mal habidas y desde luego ya no habrá necesidad de los grupos de autodefensa que pululan en las poblaciones a donde se dice no entra ni el Ejército y a donde entra también.
 
Hay que reconocer el gran valor que tienen los integrantes del nuevo gobierno, que tienen los arreos para salir y escuchar a los dolientes y ofendidos familiares y amigos de las víctimas, ansiosos de quejarse y de ser escuchados, desde luego en este panorama Arturo Durazo, quien será el Secretario de Seguridad, salió a los foros con la hermosa frase de ni perdón, ni olvido o de perdón sí, olvido no y qué sucedió, que los foros se convirtieron en guerras de negros con reclamos agrios y exigentes de castigo y justicia para los infractores, a tanto llegó la violencia verbal y la falta de respuestas futuras a quienes calificaron las reuniones como farsas, por lo que los foros tuvieron que suspenderse.
 

Ni modo, pero lo que hay que aplaudir es la sustancia, los foros enseñaron que la ciudadanía no quiere solo ser oída, sino que requiere de compromisos, que es lo que los coordinadores no asumieron en ningún momento y el otro resultado que con claridad se apreció, es que a los participantes no les gustó que los miembros del lo que será el nuevo gobierno, lleguen a lavarse las manos echando la culpa de todas las desgracias a los que se van, porque sí importa saber y señalar quienes son los responsables si estos van acompañados de compromisos claros. No al perdón ni al olvido, pero si justicia y castigo a los responsables. Una gran lección.
 
Lo mismo pasó en los foros sobre educación, a los que admirablemente se vio juntos contra la Reforma Educativa a Sentistas y a Centistas, pero como ni a uno ni a otro les interesa realmente la educación, sino la defensa de sus intereses grupales, ambos hicieron de los foros auténticas arenas de lucha libre, con gritos, puñetazos, golpes y sillazos.
 
Ambas corrientes que fueron usufructuarias de las nóminas oficiales desde hace muchos años, hasta que llegó el tirano de Peña Nieto con su reforma educativa, que con la evaluación a quienes aspiren a tener una plaza en el magisterio le cerró la puerta a las mafias de la educación personificadas en el sindicalismo, es lógico que ahora aspiren a meter la mano a la nómina para poder vender las plazas, acomodar a sus familiares, amigos y queridas, además de poder colocar un mundo de aviadores, eso es lo que quieren y por eso se pelean apasionadamente.
 

Pero ya vieron que, aunque no quede una letra de la reforma educativa peñista, lo que será la nueva reforma no va por ahí ya Andrés lo dijo, ni maestros faltistas, ni semanas de martes a jueves, los quiero en las aulas. Que decepción, que berrinche, que coraje para ellos, pensar que esos privilegios no regresarán, esas sí son noticias desastrosas que frustran y molestan a todos los vividores de la educación, los verdaderos maestros que cumplen con sus obligaciones son divertidos espectadores que se sumarán a quien logre mayores conquistas sindicales, no importa que sea Elba Esther o quien diga Andrés Manuel.
 
En fin, podría decirse que son errores de estrategia y que marcadamente, los responsables de ello son los miembros de su equipo que no han logrado afinarse y no estemos tristes, los foros se van a reanudar y pronto los tendremos en Veracruz, las cabezas frías así lo decidieron ya, pero en donde sí debemos de estar alertas es en la visible ronda que la gran burguesía, sus costumbres y sus ostentosos lujos hacen en torno de Andrés y de su equipo para corromper los grandes principios en que se sustenta la mística política de la transformación.
 
La austeridad republicana se vio mancillada en un reciente evento al que Andrés Manuel asistió como invitado de honor, se trataba de la boda de su más cercano colaborador y consejero Cesar Yáñez, quien fungirá como coordinador general de Política y Gobierno del gabinete, quien se casó el 27 de septiembre con la empresaria de Tlaxcala, Dulce María Silva Hernández.
 

Que bueno y que bonito, que los colaboradores de siempre se casen y proyecten la integración de una familia en forma, máxime ahora que su líder en correspondencia a la colaboración y lealtad del novio asistió para ser tu testigo de honor en la boda civil.
 
Lo criticable es que el futuro gobierno parece que no podrá alejarse de la elegancia y que hasta en los actos personales están condenados a heredar las añejas costumbres burguesas, que tanto criticaron en el pasado.
 
Ahí en el evento celebrado en el Centro de Convenciones de Puebla, se paseó a sus anchas el refinado estilo de Fifí, adornado de costosas y delicadas vestimentas, Fifí paseó trajeado y se admiró cuando llegó a la Capilla del Rosario, mientras escuchaba la homilía oficiada por un alto ministro religioso se deleitó con el perfume de 9000 rosas blancas que adornaban el recinto y admiraba las paredes adosadas con laminillas de oro en la Capilla del Rosario en la iglesia de Santo Domingo. Ceremonia a la que por cierto Andrés Manuel no asistió.
 

Pero Fifí sí estuvo en todas partes, y opíparamente degustó exquisitos platillos y manjares a base de langosta, camarones y bifes rematados con sorbetes de guanabana y de menta blanca, escanceados por exóticos vinos, lo hizo junto con la corte compuesta por 600 comensales, la mayoría políticos y ricos empresarios, entre los que se encontraban los gobernadores de Chiapas y Puebla, Manuel Velasco y Antonio Gali, Manuel Bartlet, Ricardo Monreal y Alfonso Romo entre otros.
 
Veracruz estuvo bien representado con la presencia de nuestro futuro Gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, quien sí guardó la figura morenista, iba vestido de un sencillo traje obscuro, camisa blanca y como corbata un moño color tirando a guinda, fue de los pocos que se nota que sí aprendieron las lecciones de sencillez, que por lo que se ve la nueva clase política no ha entendido.
 
Andrés explicó de manera sencilla que él fue como invitado y que no fue el novio, si así hubiera sido quizás la invitación hubiera sido general y gratis la comida para todos los que pudiéramos asistir vestidos como sea, con música disco y sin tocar el presupuesto oficial, que según declara el novio, la fiesta millonaria fue pagada por la novia, guau y nosotros los creídos, engañados quisiéramos tener una novia así que como la Paloma de Enrique Peña Nieto, le compró a su príncipe azul un palacio para su nidito de amor que el pueblo bautizo como “La casita Blanca”. Ah qué mujeres, cada idea que tienen.
 

En fin, que todos queremos congruencia y afirmemos si queremos a un Andrés Manuel con porte y con elegancia que nos represente dignamente ante los altos dignatarios del mundo, y que con su presencia le de relevancia a todos los actos de Estado, lo que no concebimos es que sus más cercanos colaboradores se empeñen en ser contradictorios entre el decir y el hacer pues la señal que nos mandan es que para sostener ese ritmo de vida, de gastos y de lujos, aunque sea para casarse tendrán que ganar altísimos salarios o de plano robar saqueando las arcas públicas para poderse pagar sus extravagancias.
 
Andrés debe de adoctrinar a su equipo honrando a Juárez, quien tenía entre otros de sus principios que regían invariablemente su conducta al establecer: “bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa si no con sujeción a las Leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocío y a la discipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrosa medianía que proporciona la retribución que la Ley haya señalado.”
 
México ya está cansado de estas ostentaciones, sean públicas o privadas, Andrés Manuel para mantener pujante y pura su hazaña, debe de poner un freno a estos deslices de sus colaboradores o de plano darles las gracias y retirarlos de su proyecto.- Por el bien de la causa.
 

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