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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Se acabó
Miguel Molina
29 de noviembre de 2018
alcalorpolitico.com
Se acabó. El gobierno duró dos años y sus consecuencias van a durar mucho más. Se trató de un asunto breve, que se fue como vino, entre la esperanza de que las cosas iban a cambiar y la desesperanza porque poco cambió.
 
La nueva administración – que derrotó al Partido Revolucionario Institucional en Veracruz – ofreció mucho, sobre todo en materia de seguridad, pero cumplió poco.
 
El candidato Miguel Ángel Yunes Linares prometió en varias ocasiones que recuperaría la seguridad de Veracruz en seis meses. Y otro candidato, Miguel Ángel Yunes Márquez, declaró en abril de este año que era ingenuo pensar que los problemas de Veracruz – la inseguridad entre ellos – se iban a resolver en un año, porque el estado llevaba doce años de abandono.
 

Y la inseguridad no se resolvió, ni se instaló la red de video-vigilancia para ayudar a prevenir el delito. Todos los días hay asesinatos, balaceras, secuestros, extorsiones en casi toda la entidad. Varias veces, el gobierno recurrió a la técnica duartista (que recogió la iglesia) de culpar a las víctimas por sus propias muertes, sobre todo a las mujeres, porque – en la opinión de Jaime Téllez Marie, secretario de Seguridad Pública – "se ponen en riesgo con las actividades que realizan".
 
Otro tema que estuvo presente en todos los discursos del candidato y no pocos del gobernador fue la corrupción que reinó durante la administración de Javier Duarte de Ochoa (hoy delincuente confeso y convicto). La promesa fue que no habría perdón para quienes llevaron a Veracruz a la ruina financiera y a la desconfianza casi total en las instituciones.
 
Sin embargo, parece que hubo perdón y habrá olvido. Varios ex funcionarios duartistas devolvieron dinero y propiedades en admisión implícita de que eran responsables de algún delito (peculado, malversación, enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, delincuencia organizada), pero nunca se les presentó a la justicia. Y ahí andan. Mientras tanto, esto se acabó.
 

Pendientes
 
Quedaron huecos sin llenar, sobre todo en materia de transparencia. Se pueden citar dos entre varios.
 
Uno: nunca se sabrá el tamaño de lo perdido durante el duartazgo porque nadie informó al Congreso cuánto dinero desapareció de las arcas veracruzanas ni el monto de la deuda pública, y ningún funcionario acató los citatorios de la Comisión Especial para la Verdad sobre la Deuda Pública. La secretaría de Finanzas y Planeación no entregó datos ni cifras. El gobierno ignoró al Congreso.
 

Dos: está el sospechoso caso de la casa donde vivió el Fiscal General en el Club de Golf de Xalapa. Al parecer el Registro Público de la Propiedad no está dispuesto a revelar quién pertenece el edificio, aunque algunos aseguran que es, o era, del secretario de Educación duartista Adolfo Mota. Sería tan fácil saberlo...
 
Y está el asunto de los cuatro mil millones de pesos que debe el gobierno por laudos laborales, una deuda que se vencía a la medianoche del miércoles. Es un caso institucional, porque no es el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares quien tiene la obligación de liquidar ese pendiente, sino el gobierno de Veracruz, que va más allá de quien ocupe la silla.
 
Si uno visita la Ley de Amparo y encuentra el artículo 267, verá que se contemplan penas de cinco a diez años de prisión, multa de cien a mil días o en su caso destitución e inhabilitación de cinco a diez años para desempeñar otro cargo, empleo o comisión públicos, a la autoridad que dolosamente incumpla una sentencia de amparo o no la haga cumplir.
 

Lo que no se sabe es a quién le va a tocar ese premio.