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Columnas y artículos de opinión
¡Y ahora fue en Minatitlán!
Helí Herrera Hernández
4 de febrero de 2019
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
¡No le están saliendo las cosas bien al nuevo gobierno de Veracruz!
 
Alguien sensato, prudente, congruente y valiente le tiene que decir al gobernador, que los gritos en Chinameca no son gratuitos, que son efecto de causas diversas, y no sólo de ayuno de oficio político, porque un buen número de los funcionarios de Morena no traen experiencia de la cosa pública, y en consecuencia, se están dejando llevar por los neo-morenistas venidos del PRI, del PAN y del PRD, que, ante la inexperiencia de éstos, están haciendo de las suyas.

 
En toda mi experiencia política, jamás había visto a un secretario de Gobierno acompañando al titular del Poder Ejecutivo en todos los actos públicos. Siempre estaban éstos en la oficina dialogando con los dirigentes de los partidos políticos para preservar la tranquilidad social del Estado; operando con los actores políticos, líderes empresariales, religiosos, alcaldes, diputados, velando por la paz pública y el desarrollo de Veracruz.
 
Desde esa oficina se aseguraba que todos los actos gubernamentales sucedieran sin sobresaltos, porque se tenía el control político-social. Hoy no está sucediendo eso y allí están las consecuencias y los actos reprobables de Chinameca, y ahora los de Minatitlán, donde no solo existió el abucheo para el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, sino un grito ensordecedor de “bájenlo, bájenlo, bájenlo, bájenlo”.
 
De nada sirvió la presencia de Andrés Manuel y las señas que hacía a la concurrencia para que guardaran silencio y dejaran hablar al gobernador. No, los gritos subieron de tono y la plebe empezó a grabar en celulares para inmediatamente mandar al ciberespacio el grotesco acto, donde la muchedumbre exigía callar al gobernador y bajarlo del estrado, frente al gran tlatoani, como para que no quedara duda del repudio.

 
¿Quién está detrás de todo esto?
 
Porque en política nada es casual. Apenas hace quince días empezó a circular con inusitada fuerza el rumor de la caída del Gobernador de Veracruz y la llegada del senador Ricardo Ahued para sucederlo, y ahora esto, precisamente frente al presidente de la República, en medio de una desfachatez gubernamental, donde la inoperatividad es visible ya en todas partes.
 
La cosa esta grave. La sociedad cuestiona la incongruencia de quienes criticaron, y con razón, a una clase política ostentosa, insensible, demagógica, para después emularla.

 
El actual gobierno criticó con severidad el nepotismo, pero hoy lo permite; cuestionó el derroche y allí están accidentándose las suburbans, criticó la corrupción tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo y los principales actores políticos en ambas instancias no se quitan esos adjetivos adquiridos en el PRI, luego cuando se fueron al PAN, y ahora que ya están en Morena no dejan de serlo.
 
¿Y los constructores de MORENA donde están, que no pueden ayudar a Cuitláhuac García Jiménez?
 
Desplazados por los neo-morenistas, desperdigados, en puestos de segunda o tercera importancia, divididos completamente y en varios casos enfrentados, a grado tal que afirman, no pocos, que varias de esos grupos son los que están poniendo las zancadillas al encargado del “cambio verdadero” en Veracruz.

 
Si la soberbia permeó a esa clase política por haber conquistado 30 millones de votos, es momento de que entiendan, tal y como lo escribí hace ocho días en este mismo medio, que fue el arrastre de AMLO el que los condujo a ese triunfo histórico, y que ellos, sin él en la boleta electoral, están condenados al fracaso electoral.
 
Lo de Chinameca y Minatitlán es un llamado de atención a tiempo. Hay que revalorar y repensar las acciones de gobierno. Es urgente sentarse a dialogar con los actores políticos distintos a MORENA con respeto, con seriedad, con ánimo de sumar por el bien de Veracruz.
 
Pero también es momento de que la militancia de ese partido pantone saque de los altos puestos políticos, en los dos poderes, a tantos priístas-panistas-perredistas disfrazados hoy de morenistas porque son, los que más daño le están haciendo al gobierno que tanto les costó conquistar.

 
No rectificar será un suicidio político. Estos dos casos son los avisos populares de que la lumbre, se está acercando.