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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
¿Sólo Veracruz?
Miguel Molina
21 de febrero de 2019
alcalorpolitico.com
Si uno vive lejos, desde lejos se entera –por los medios, por las redes sociales, por conversaciones con amigos y familiares– que Veracruz no encuentra el camino, y que tal vez se debe a que nadie ha marcado el rumbo.
 
Si uno vive en Veracruz, puede ver de cerca que casi todo lo que se dice, se piensa o se percibe es real: la violencia es real; la situación política parece fuera de control porque está fuera de control; los recursos apenas se ven porque apenas hay recursos. La vida es un quilombo.
 
Más o menos libre de la influencia de los ex gobernadores Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa (uno enfermo y el otro en la cárcel), parece que el gobierno de ahora todavía no se puede liberar de Miguel Ángel Yunes Linares, a quien le atribuyen –con razón o sin ella– todo lo malo que pasa en la entidad.
 

Puede ser. El caso es que hay tareas importantes y urgentes. Por ejemplo, queda un mes para presentar formalmente el Plan Estatal de Desarrollo, que nos permitirá saber qué alternativa hay a lo que había, qué se llevaron quienes metieron la mano en las arcas abiertas, cuánto quedó, qué se puede hacer con eso. Lo importante es que se haga algo.
 
Si uno se guía por lo que dijeron quienes tomaron parte en las consultas populares que hizo el gobierno yunista en 2016 ("una composición coral que expresa la voluntad ciudadana de vivir en tranquilidad social"), descubre cuáles son las prioridades de un gobierno para estos tiempos.
 
Poco ha cambiado. Lo primero que les interesaba a los veracruzanos de entonces, como a los de ahora, era reforzar el estado de derecho y renovar la gobernanza. Es decir, les preocupaba la inseguridad y querían un buen gobierno.
 

También querían aumentar la participación ciudadana en la cosa pública, que es asunto de todos, y reorganizar las finanzas estatales y el sector educativo, y ver de cerca cómo se hace todo para que no pase nada. Y vivir mejor, sobre todo eso.
 
No hubo tal. La consulta, dividida en cinco regiones, recibió dos mil trescientas ochenta y tres propuestas que no llegaron muy lejos, pero sirvieron para hacer un libraco de casi seiscientas páginas con los compromisos de la administración que venía a cambiar a Veracruz. Pero poco cambió.
 
Y en eso estamos. Mientras, vemos disputas mal organizadas, pleitos mezquinos, discusiones bizantinas, rumores infames, declaraciones torpes, dimes y diretes entre quienes tienen el poder, quienes lo tuvieron, y quienes quisieran tenerlo, y los demás viven como se pueda.
 

Sin embargo, queda la esperanza de que se abran espacios para que la gente participe más, y de manera más efectiva, en las acciones del gobierno, que nos incumbe a todos. Ese ejercicio, inédito en la vida del estado (y tal vez de la República), ayudaría a cerrar las heridas que dejaron la desconfianza y el desencanto.
 
Ojalá lo veamos. Veracruz es muy importante y está muy lastimado como para dejarlo solamente en manos de políticos, como habría dicho el clásico.
 
Vacación
 

Como el cuerpo ya no está para filigranas, llega el momento en que uno decide ponerlo a reposar en dolce far niente, es decir: haciendo nada. Y eso es precisamente lo que pienso hacer hasta que venga abril y nos rescate de planes y esperanzas y otras cosas buenas y malas.
 
Por lo pronto, en marzo conversaremos en algún lugar y en otro sobre el chisme y otros modos de comunicación, y sobre lo que le estamos haciendo al ambiente si no hacemos nada...