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Columnas y artículos de opinión
La transformación insípida
Luciano Blanco González
1 de marzo de 2019
alcalorpolitico.com
Cuando levantamos nuestra vista al presente escenario político, lo vemos matizado de una estela gris que no corresponde a la magnificencia y colorido en que la costumbre nos formó por centurias.
 
¿Dónde está el fulgor mágico del gobierno omnipotente, que nos reflejaba poder y riqueza?, montado en soberbios potros de hierro y que volaba en portentosos pájaros de acero que no tenía ni Obama.
 
Adiós caravanas de Suburbans blindadas, adiós avión presidencial, adiós prepotente e implacable guardia pretoriana etiquetada con el rimbombante nombre de Estado Mayor Presidencial.
 

Han transcurrido 90 días en que se respira el vacío por la ausencia de aquellas reuniones esplendidas con presídium de lujo, pódium oficial, adornadas con flores finísimas y plantas exóticas, comensales con traje y corbata, oradores de lenguaje florido y discursos inteligentes en los que se exaltaba a la patria, a los héroes, a las instituciones que nos hacían sentir la seguridad de que vivíamos en un país poderoso, con un gran futuro contenido en un proyecto de nación promisorio, acentuado con la visita constante de jefes de Estado y grandes empresarios del país y del extranjero, anunciando millones de inversiones en pesos y en dólares.
 
Estábamos orgullosos de que miles y millones de turistas de todo el mundo nos visitaran y nos preparábamos para recibirlos en un aeropuerto digno de la grandeza de estas tierras, ya se nos hacía aburrido y rutinario el presenciar las constantes inauguraciones de grandes obras de infraestructura, producto de una auténtica transformación de todo el país: puertos marítimos, aeropuertos, autopistas, carreteras, pasos a desnivel, libramientos, satélites, observatorios astronómicos, centros de investigación científica y tecnológica, creció 65 y más, se acentuó la campaña contra el hambre, se incrementaron las estancias infantiles, creció el seguro popular, se negociaron tratados internacionales con varios países del mundo y la promoción turística hizo que nuestras culturas autóctonas y sus grandes valores resaltaran vía turismo.
 
Aquella sí fue una auténtica transformación, inclusive de mentalidad y de autoestima de los mexicanos, que nos hizo sentir que nos hablábamos al tú por tú con los grandes países que, por sus intereses comerciales, nos reverenciaban por la confianza y la certidumbre que leyes y gobernantes les garantizaban a las inversiones de sus compatriotas, a pesar de la violencia endémica que padecemos y que en el extranjero son abominables atrocidades.
 

Esta, la cuarta transformación que de golpe está derrumbando los viejos moldes de la ostentación, a estas alturas aún no cuaja en el ánimo del pueblo ansioso que esperaba los cambios prometidos de inmediato, en los que imaginaba que Andrés Manuel iba a combatir la corrupción metiendo a la cárcel a todos los delincuentes de cuello blanco tan pronto arribara al poder, ahora el primer mandatario da la impresión que pasará a la historia como el gran artífice de la impunidad, basando su estrategia de no perseguir, no castigar y otorgar el perdón en aras de salvaguardar la unidad nacional y hasta ahí está muy bien.
 
Pero esto de castigar a los corruptos es un compromiso que aún tiene en la bolsa y su incumplimiento no le suma adeptos ni simpatías, el pueblo estaba hastiado de la corrupción, pero ahora puede hastiarse de su inacabable palabrería hueca que sin sustento lanza a los cuatro vientos.
 
Pues no ha habido medidas que repercutan en su persona y en su bolsillo, se ofertó el avión presidencial que nadie quiere comprar, se les quitaron sus dietas y prestaciones a los ex Presidentes, desapareció el Estado Mayor Presidencial, abrió la residencia oficial de Los Pinos, acabó con las frivolidades de la pareja presidencial, habitando una modesta casa, nada parecido a la lujosa casita blanca, eliminó la obra del Aeropuerto Internacional, está rematando las flotillas de automóviles, pronto rematará los aviones y helicópteros, se bajó el salario, metió en orden salarial a La Suprema Corte de Justicia de la Nación, le quitó el dinero a las guarderías de los niños, ejercerá un presupuesto austero, ha ahorrado miles de millones con el huachicoleo, le quitó los subsidios a la prensa, despidió a decenas de miles de burócratas aviadores, ineficientes e innecesarios, sí, pero eso qué, no ha bajado la gasolina, la luz, el gas, y provocó una seria inflación por no resolver el problema de los ferrocarriles y de las maquiladoras en la frontera.
 

Sin embargo, vale desdecirse de todos los señalamientos, el señor Presidente está instrumentando una serie de reformas legislativas audaces y comienza a dar signos de prudencia al sacudirse de la cabeza la idea de que solo él tiene la razón, al ceder conscientemente ante reclamos fundados del Congreso. Para adecuar sus estrategias en cuanto a seguridad, al sentir del resto de las fuerzas políticas nacionales representadas y no en el Congreso.
 
Vale desdecirse porque los vocablos muy usados por él son el “vamos” “el haremos“ y estos se refieren al futuro y tomemos en consideración que su gobierno apenas comienza a ejercer el presupuesto de egresos 2019 y lo que hemos oído del tren Maya, el proyecto transísmico, la refinería de 2 Bocas, son apenas un asomo de los grandes proyectos y obras que hará, pero no hemos aprendido a valorar el tiempo y su transcurrir a pesar de que todos repetimos la máxima universal de que Roma no se construyó en un día, por ello en este aspecto aún no se vale criticar.
 
Particularmente no sabemos cómo le vaya a ir al resto del Estado, pero en el norte el ingeniero Cuitláhuac García Jiménez anunció recientemente, en una mesa de trabajo en Tampico Alto, que para las carreteras y caminos de esta región se invertirán 1500 millones de pesos provenientes del gasto federal.
 

Esto lo ratifico también el Presidente en sus conferencias mañaneras, al afirmar y con toda razón que en el norte de Veracruz están las peores carreteras del país y además las mencionó por su nombre al referirse a las carreteras de Tempoal y de Pánuco, todo el norte ha Estado olvidado, lo vamos a rescatar. Bien muy bien y nosotros sí les creemos, porque si alguna región conoce Andrés Manuel es la huasteca veracruzana, que recorrió palmo a palmo con su maestro y paisano nuestro Heberto Castillo, del que fue coordinador de campaña. Bendito destino.
 
En Veracruz la política comienza a agarrar forma, contra viento y marea Morena se unifica y con ello da la impresión de que el titular del Ejecutivo se fortalece al lograr, mediante un trabajo de diálogo, concertación y apapacho, la reconciliación de los miembros de su partido, esta unidad ha dejado pasmados a todos sus adversarios que ya veían la oportunidad de arrebatar a Morena el mando y el control de la Legislatura, además era la oportunidad para poner en constante jaque al Ejecutivo y a toda la estructura política y administrativa del Estado. Toda una fauna de tigres afilaron sus uñas, la leona quiso meter el diente, la comedia iba a ser larga y divertida, sólo que se les olvidó que el lobo no trabaja en el circo, no es doméstico, ni hazmerreír de nadie. El lobo actúa, ataca y vence, está sereno en su madriguera de palacio.
 
El señor Gobernador acaba de dar una gran lección de moralidad a todos sus detractores que, con su actitud chantajista, pretendían ponerle precio a sus votos a costa del erario, ante lo que el Ejecutivo no cedió, creyeron que la remoción del señor Fiscal Autónomo Jorge Winckler era de gran importancia y ya les demostró que no, si le interesara la posición para ajusticiar a sus adversarios del presente y del pasado, ahí están los órganos locales de fiscalización y no le es difícil activar los órganos jurisdiccionales de la Federación y si finalmente Winckler tuviera que quedarse, ya tiene un potente pararrayos que absorberá todas las culpas e ineficiencias en materia de procuración de justicia y persecución de la delincuencia.
 

En fin, que la austeridad ha hecho que se apaguen los incensarios que muchas manos pérfidas utilizan para sahumar de gracias inexistentes a los gobernantes, ahora se han encendido en las redes sociales las calderas del infierno, que arrojan fuego tupido como venganza a sus insatisfechas aspiraciones de lucro o de favores oficiales. La Cuarta Transformación es, además de obras, un conjunto de principios morales que conllevan la difícil tarea de sanear la administración pública, cuya finalidad y realización son una obsesión del señor Presidente, la austeridad publicitaria la hace aparecer aun insípida, pero pronto respiraremos una República saludable.- Por el bien de la causa.
 
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