11 de marzo de 2019
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
Lejos está el escenario que imaginó el Gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, de los primeros 100 días de su gobierno, que se cumplen hoy.
No hay nada prácticamente que presumir, dicho sin el menor ánimo de ofender o denostar, sino apegado a lo que la realidad veracruzana arroja, en un análisis serio, entre lo que fue la oferta electoral del candidato de MORENA a la titularidad del Poder Ejecutivo, y la acción gubernamental.
El desánimo, reclamo y enojo de la sociedad veracruzana va concatenado a la esperanza que generó el compromiso público del hoy gobernador de pacificar el Estado, de reducir los delitos de alto impacto como el homicidio, los feminicidios, el secuestro, los robos con violencia. Al contrario, en lugar de disminuirlos van al alza y eso, eso lastima mucho a los y las veracruzanas que empezaron el divorcio con el mandatario.
Lo sucedido primero en Chinameca y luego en Minatitlán es un termómetro de la popularidad del Gobernador, que por si fuera poco el abucheo de las masas allí reunidas, vino el regaño del propio Presidente de la República por no estar cumpliendo con la encomienda dada con respecto a los programas sociales, bandera del amloismo, a grado tal que nada hizo por callar a la muchedumbre que exigía que bajaran a Cuitláhuac García del templete, como lo ha hecho en otros escenarios con gobernadores priístas, panistas o perredistas, a quienes ha salido a defender del linchamiento popular, inclusive.
Los escándalos de nepotismo que han salido recientemente de miembros de su gabinete, que los ha negado, pero que se han demostrado en varias secretarias, así como el del propio presidente del Congreso del Estado que tiene metidos a sus hijos en la estructura gubernamental, han mermado aun más la simpatía hacia el Ejecutivo del pueblo veracruzano, porque en el discurso electorero ese fue un punto que le redituó simpatías, cada vez que le atizaba a Miguel Ángel Yunes Linares de querer dejar a su hijo en el cargo.
Su derrota frente a Winckler, por carecer de operadores políticos tanto en la Secretaria General de Gobierno como en el Poder Legislativo le pegó, y se le vio desanimado. Luego vino el reconocimiento de otras derrotas como la Ley de Austeridad, que nunca pasó en la Legislatura porque los mismos legisladores y diputadas de MORENA no la adoptaron; y más tarde el juicio contundente que la semana pasada le hace la Iglesia católica, por conducto del vocero de la arquidiócesis de Xalapa, el presbítero José Manuel Suazo Reyes: “Son muchos los lamentos que este pueblo sigue expresando y que no vemos con mucha claridad los resultados que se esperan. Ante esa falta de resultados o hechos contundentes podemos estar como que en los límites de algunos estallidos sociales”.
Expuso que el gobierno anterior de 2 años se la pasó echando culpas y buscando culpables, y ahora se observa que se empieza a replicar lo que tanto se criticaba, y eso es lo que genera desaliento, desanimo, inconformidad y malestar. “Nos dicen que así dejaron el Estado, que dejaron un desorden. Ya llevamos casi 100 días y yo creo que cualquier gobernante, cualquier buen administrador tiene que tomar el timón y dar dirección a lo que tenemos, con lo que tenemos”.
Asevero que “En cualquier empresa se hacen evaluaciones para verificar resultados. Hay un dicho popular que dice así: Si la persona no sabe, enséñale; Si no quiere, motívalo; Si no puede, ayúdalo; Y si nada de eso funciona busca a otra persona,” en clara señalamiento a los miembros del gabinete del señor Gobernador.
El prelado también hizo referencia al desempleo que permea a Veracruz: “Si un padre de familia no tiene trabajo pienso en toda la angustia que experimenta porque no puede llevar alimentos a sus hijos, y ya no puede darle los servicios básicos a su familia. Esa persona vive en una situación difícil y angustiante”. Lamentó que no se ve con claridad un plan o proyecto estatal y eso está generando malestar y preocupación.
Duro balance de 100 días el del titular del Poder Ejecutivo, donde sobresalen los atorones y la lentitud para la acción gubernamental. El disparejo andar del gobierno del ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, con la resistencia de su equipo de trabajo a cumplir lo que en campaña ofrecieron.
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Lejos está el escenario que imaginó el Gobernador, Cuitláhuac García Jiménez, de los primeros 100 días de su gobierno, que se cumplen hoy.
No hay nada prácticamente que presumir, dicho sin el menor ánimo de ofender o denostar, sino apegado a lo que la realidad veracruzana arroja, en un análisis serio, entre lo que fue la oferta electoral del candidato de MORENA a la titularidad del Poder Ejecutivo, y la acción gubernamental.
El desánimo, reclamo y enojo de la sociedad veracruzana va concatenado a la esperanza que generó el compromiso público del hoy gobernador de pacificar el Estado, de reducir los delitos de alto impacto como el homicidio, los feminicidios, el secuestro, los robos con violencia. Al contrario, en lugar de disminuirlos van al alza y eso, eso lastima mucho a los y las veracruzanas que empezaron el divorcio con el mandatario.
Lo sucedido primero en Chinameca y luego en Minatitlán es un termómetro de la popularidad del Gobernador, que por si fuera poco el abucheo de las masas allí reunidas, vino el regaño del propio Presidente de la República por no estar cumpliendo con la encomienda dada con respecto a los programas sociales, bandera del amloismo, a grado tal que nada hizo por callar a la muchedumbre que exigía que bajaran a Cuitláhuac García del templete, como lo ha hecho en otros escenarios con gobernadores priístas, panistas o perredistas, a quienes ha salido a defender del linchamiento popular, inclusive.
Los escándalos de nepotismo que han salido recientemente de miembros de su gabinete, que los ha negado, pero que se han demostrado en varias secretarias, así como el del propio presidente del Congreso del Estado que tiene metidos a sus hijos en la estructura gubernamental, han mermado aun más la simpatía hacia el Ejecutivo del pueblo veracruzano, porque en el discurso electorero ese fue un punto que le redituó simpatías, cada vez que le atizaba a Miguel Ángel Yunes Linares de querer dejar a su hijo en el cargo.
Su derrota frente a Winckler, por carecer de operadores políticos tanto en la Secretaria General de Gobierno como en el Poder Legislativo le pegó, y se le vio desanimado. Luego vino el reconocimiento de otras derrotas como la Ley de Austeridad, que nunca pasó en la Legislatura porque los mismos legisladores y diputadas de MORENA no la adoptaron; y más tarde el juicio contundente que la semana pasada le hace la Iglesia católica, por conducto del vocero de la arquidiócesis de Xalapa, el presbítero José Manuel Suazo Reyes: “Son muchos los lamentos que este pueblo sigue expresando y que no vemos con mucha claridad los resultados que se esperan. Ante esa falta de resultados o hechos contundentes podemos estar como que en los límites de algunos estallidos sociales”.
Expuso que el gobierno anterior de 2 años se la pasó echando culpas y buscando culpables, y ahora se observa que se empieza a replicar lo que tanto se criticaba, y eso es lo que genera desaliento, desanimo, inconformidad y malestar. “Nos dicen que así dejaron el Estado, que dejaron un desorden. Ya llevamos casi 100 días y yo creo que cualquier gobernante, cualquier buen administrador tiene que tomar el timón y dar dirección a lo que tenemos, con lo que tenemos”.
Asevero que “En cualquier empresa se hacen evaluaciones para verificar resultados. Hay un dicho popular que dice así: Si la persona no sabe, enséñale; Si no quiere, motívalo; Si no puede, ayúdalo; Y si nada de eso funciona busca a otra persona,” en clara señalamiento a los miembros del gabinete del señor Gobernador.
El prelado también hizo referencia al desempleo que permea a Veracruz: “Si un padre de familia no tiene trabajo pienso en toda la angustia que experimenta porque no puede llevar alimentos a sus hijos, y ya no puede darle los servicios básicos a su familia. Esa persona vive en una situación difícil y angustiante”. Lamentó que no se ve con claridad un plan o proyecto estatal y eso está generando malestar y preocupación.
Duro balance de 100 días el del titular del Poder Ejecutivo, donde sobresalen los atorones y la lentitud para la acción gubernamental. El disparejo andar del gobierno del ingeniero Cuitláhuac García Jiménez, con la resistencia de su equipo de trabajo a cumplir lo que en campaña ofrecieron.