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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
De "Guatemala" a "guatepeor"
Alfredo Ríos Hernández
3 de abril de 2019
alcalorpolitico.com
*El sindicalismo y la educación
*La violenta pesadilla nacional
*Los escenarios escalofriantes
 
Frecuentemente se escuchan expresiones entre los núcleos sociales diversos, en torno a los alcances que, desde el punto de vista positivo o negativo, pudiera tener una nueva reforma educativa en el país, reformas en las cuales privan en la actualidad una especie de intereses entrelazados, que con regularidad constituyen el origen de programas educativos sin las características apropiadas para una mayor y mejor capacitación del alumnado.
 

Triste debe ser para todo mexicano, e incluso preocupante, que en las últimas décadas lo que se detecta en los espacios educativos, es que los alumnos no reflejan una preparación apropiada, escenarios que algunos maestros acreditan a la tolerancia de los padres de familia ante el desapego de los alumnos al estudio, en tanto que otros lo califican como un resultado natural ante la ineficacia y desatención en su trabajo por parte del magisterio.
 
Al final del día, si es verdad lo que indican los maestros o si la realidad es lo que argumentan los padres de familia, es realmente lo de menos, en tanto que sea por las causas que fuere, los efectos globales en los ámbitos educativos de nuestro país, no refieren a un alumnado sólidamente formado en apego a los programas y finalidades que imperan en nuestro país.
 
Tales escenarios representan un problema serio no tan sólo en el presente, sino que sus efectos negativos alcanzarán mayores impactos conforme los años transcurran, hecho que marcarán negativamente las posibilidades de desarrollo integral, tanto del ciudadano en lo particular, como en el contexto del núcleo social en todos los ámbitos del país.
 

No se podría sostener “como un engaño”, en el marco de la evaluación realista, que a mayor formación y capacitación, de manera integral el ciudadano en lo particular y el país en lo general, lograrán alcanzar más y mejores niveles de desarrollo personal y bienestar en lo general.
 
Muchas son las opiniones que, provenientes de los adultos mayores en México, hacen sentir que en el pasado se tenían instalaciones educativas del sector oficial con menores niveles de infraestructura y servicios que los actuales, pero que a diferencia de ello, hoy en México se tienen mejores instalaciones educativas y libros de texto gratuitos para todos, sin embargo y de manera paradójica, en el renglón pedagógico las tendencias son a la baja, o sea, que los maestros de antes fueron de mayor calidad que los actuales.
 
Claro que hoy en día existen buenos maestros, pero muchos otros se titularon como tales sin una real vocación hacia el servicio magisterial, y tal condición obligadamente conduce hacia la ineficacia en el servicio magisterial, que requiere de una sólida convicción vocacional para obtener más y mejores resultados.
 

Los escritorios actuales de muchos profesores, son ocupados por los hijos de maestros, que no se inclinaron por tal apostolado escuchando el llamado de su vocación, sino que el objetivo primero fue “heredar la plaza” del progenitor y, en un descuido, obtener una o dos plazas más.
 
Esa especie de “herencias de plazas” que no están reconocidas por ninguna Ley, que no sea el imperio de “los usos y costumbres” que se anidan con aires impositivos en sectores sindicales , al paso de los años, han dado curso a efectos negativos en el ámbito educativo, que de la misma forma se han escenificado en empresas paraestatales como Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, registrando saldos negativos que se convierten en pesadas cargas, las cuales, de alguna forma influyen demoledoramente en el desarrollo integral del país… Esa es la realidad.
 
ESCENARIOS ESCALOFRIANTES
 

Nunca antes en la historia de México, se había registrado un escenario de crímenes de magnitudes escalofriantes, como el que actualmente constituye el centro de información cotidiana, en la que incluso los medios de comunicación no disponen del suficiente espacio para difundir con precisión cada uno de los delitos de alto impacto, cuyo escenario lo conforma el territorio nacional.
 
Las tierras veracruzanas, ubicadas en el centro costero del Golfo de México, registran niveles delincuenciales cuyos índices crecientes no refieren antecedentes similares en el pasado, ni siquiera si los puntos porcentuales los ajustáramos con los niveles poblacionales de décadas atrás, evaluación que por sí misma refiere las dimensiones del grado delincuencial que sacude a los veracruzanos.
 
Pero a más de ello, para nadie representaría “un alivio” que los registros en la actualidad de las cifras delincuenciales, pudieran ser proporcionalmente semejantes a las que se suscitaban en décadas anteriores, sin embargo, los hechos, la realidad, es que no es posible “empatar” los ámbitos delictivos de una época con otra, en tanto que las cifras sobre las diversas actividades criminales que aterrorizan a la sociedad actual, no tienen (incluso proporcionalmente) parangón en la historia de nuestras tierras.
 

Pero lo más preocupante del panorama de terror, es que en el marco de la conformación de la nueva Guardia Nacional, en el prolongado espacio que obligadamente se ha requerido para la integración de ese nuevo instrumento, diseñado para rescatar la tranquilidad, los hechos criminales en lugar de disminuir se han incrementado, lo que induce a pensar que los cuerpos policiacos existentes y que han operado mientras arriban las fuerzas de la Guardia Nacional, se han replegado dejando en notorio estado de indefensión a los diversos sectores de la población.
 
Así las cosas, el compás de espera mientras se integran y definen acciones por parte de la Guardia Nacional, está representando una etapa con efectos negativos, incluso marcadamente superiores a los que se atravesaban antes de que se otorgara legalidad a la integración de la Guardia Nacional.
 
En síntesis, dichos escenarios hacen pensar a la colectividad replegada por la actividad delincuencial, que por el momento está resultando peor el remedio que la enfermedad... Dirían en la ranchería: “Salimos de Guatemala para meternos en guatepeor”… Ya veremos los capítulos subsecuentes.
 

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