29 de mayo de 2019
alcalorpolitico.com
*¿Quiénes ganaron y quienes perdieron?
*PRI y PAN, poder claramente debilitado
*Todo depende del cristal en que se mire
La determinación de la Auditoría Superior de la Federación, en la que se determina que “de forma mancomunada” Carlos Aguirre Morales, Antonio Tarek Abdalá y Gabriel Deantes Ramos, quienes fueron funcionarios del gobierno estatal que presidió Javier Duarte de Ochoa, “deberán de reponer” a la federación “un mil 580 millones, 503 mil 156.96 pesos”, ordenamiento que se gira al encontrar que los tres ex funcionarios duartistas, “fueron encontrados culpables” de una responsabilidad calificada como “resarcitoria”, por el desvío detectado cuando despacharon como parte de la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno del estado de Veracruz, refiere con claridad que de manera institucional y en el marco de las leyes vigentes, el tema de las acciones de irregularidad e incluso (algunas de ellas) de abuso y excesos en el ejercicio de la administración duartista, se encuentran atendidas por las autoridades federales correspondientes, tal y como lo marcan las leyes vigentes al respecto.
Ahora bien:
¿Quiénes ganan y quiénes pierden en el tema en referencia?... Al final del día se podría considerar que “todos pierden”, tanto los sentenciados de manera directa, como la estructura del gobierno inculpada en el tema, que deja como estela daños e incluso escombros a diestra y siniestra, en tanto que forman parte de las causas y obviamente de los efectos, que originaron en nuestras tierras del son jarocho, la innegable debacle en las últimas elecciones, no sólo del Partido Revolucionario Institucional, sino posteriormente aparejado a ello y en el mismo contexto, del Partido Acción Nacional.
Porque en realidad no es válido dudar que, en los últimos sexenios presidenciales y estatales, en el caso específico de Veracruz, el PAN y el PRI, reflejaron ante la colectividad rangos de poderío, excesos e impunidad, que por los escenarios de manipulación en la búsqueda de beneficios personales, todo ello registrado en los últimos sexenios, no tienen antecedentes semejantes en la historia moderna del país.
Y tales hechos y negativas tendencias, indudablemente se registraron en las últimas administraciones estatales, a las que se suman algunas municipales e incluso federales, tanto en tierras veracruzanas como en otros puntos del país, escenarios apartados de normas y legalidad, que como costo final registraron tanto para el PRI como para el PAN, la contundente derrota electoral en la que no sólo “rojizos y azulados” pierden la presidencia de la República, sino que de la misma forma, fueron derrotados en presidencias municipales, gubernaturas y congresos estatales, incluyendo al Congreso de la Unión, ejemplo claro de ello es el estado de Veracruz, en donde los rojos y azules, incluso han sido derrotados en las presidencias municipales.
El dictamen en referencia que convierte en culpables a tres veracruzanos participantes de la administración “duartista”, así como las severas críticas que claramente se elevan en contra de la administración estatal presidida dos años por el exgobernador azulado Miguel Ángel Yunes Linares, al margen de daños y perjuicios cimentados en la realidad, apuntan con claridad que “los morenos” no sólo muestran el músculo de su poder, sino que destacan su postura de llegar para quedarse, lo que tampoco resulta extraño en el rejuego de las cúpulas del poder vigentes en el territorio nacional.
Así las cosas, lo de Aguirre, Tarek y De Ante, constituyen al final del día, al margen de la administración de Justicia que sobre el tema impere, historias claramente vinculadas con los escenarios políticos que transitamos, reflejo puntual de nuestros propios ámbitos, los cuales, son conformados bajo los mantos que acogen nuestras formas y estilos que imperan, quiérase o no, en la vida política de nuestro territorio nacional, ámbitos en los cuales el pecado y la virtud, incluso llegan a depender de las circunstancias que privan en los niveles de poder… ¿O existirá otra realidad?...
Si tal fuera la verdad, válido resultaría preguntar sobre el caso que nos ocupa: Y… ¿Qué podría haber acontecido en tierras jarochas si las elecciones pasadas en el país y en nuestro estado, hubieran resultado triunfadores los candidatos del PRI o del PAN?... ¿Privarían las mismas características en las sentencias que hoy comentamos?...
De siempre se ha sostenido que todo punto de vista “depende del cristal con que se mire” y, sobre tal reflexión, muchas podrían resultar las conclusiones sobre el tema.
Y es que la administración de justicia, no de hoy, sino posiblemente desde siempre, según sostienen especialistas en el tema, en gran medida y en determinadas circunstancias, simple y sencillamente “depende del cristal con que se mire”, tanto desde la perspectiva de quien acusa, como del criterio del acusado y, ya no invadamos los ámbitos jurisprudenciales del juzgador, así las cosas, apliquémonos hoy en este caso a los dictaminado sobre el tema que nos ocupa y... Dejemos a la historia los juicios del pueblo sobre lo que ya ha sido dictaminado.
Ni de más, ni de menos.
*PRI y PAN, poder claramente debilitado
*Todo depende del cristal en que se mire
La determinación de la Auditoría Superior de la Federación, en la que se determina que “de forma mancomunada” Carlos Aguirre Morales, Antonio Tarek Abdalá y Gabriel Deantes Ramos, quienes fueron funcionarios del gobierno estatal que presidió Javier Duarte de Ochoa, “deberán de reponer” a la federación “un mil 580 millones, 503 mil 156.96 pesos”, ordenamiento que se gira al encontrar que los tres ex funcionarios duartistas, “fueron encontrados culpables” de una responsabilidad calificada como “resarcitoria”, por el desvío detectado cuando despacharon como parte de la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno del estado de Veracruz, refiere con claridad que de manera institucional y en el marco de las leyes vigentes, el tema de las acciones de irregularidad e incluso (algunas de ellas) de abuso y excesos en el ejercicio de la administración duartista, se encuentran atendidas por las autoridades federales correspondientes, tal y como lo marcan las leyes vigentes al respecto.
Ahora bien:
¿Quiénes ganan y quiénes pierden en el tema en referencia?... Al final del día se podría considerar que “todos pierden”, tanto los sentenciados de manera directa, como la estructura del gobierno inculpada en el tema, que deja como estela daños e incluso escombros a diestra y siniestra, en tanto que forman parte de las causas y obviamente de los efectos, que originaron en nuestras tierras del son jarocho, la innegable debacle en las últimas elecciones, no sólo del Partido Revolucionario Institucional, sino posteriormente aparejado a ello y en el mismo contexto, del Partido Acción Nacional.
Porque en realidad no es válido dudar que, en los últimos sexenios presidenciales y estatales, en el caso específico de Veracruz, el PAN y el PRI, reflejaron ante la colectividad rangos de poderío, excesos e impunidad, que por los escenarios de manipulación en la búsqueda de beneficios personales, todo ello registrado en los últimos sexenios, no tienen antecedentes semejantes en la historia moderna del país.
Y tales hechos y negativas tendencias, indudablemente se registraron en las últimas administraciones estatales, a las que se suman algunas municipales e incluso federales, tanto en tierras veracruzanas como en otros puntos del país, escenarios apartados de normas y legalidad, que como costo final registraron tanto para el PRI como para el PAN, la contundente derrota electoral en la que no sólo “rojizos y azulados” pierden la presidencia de la República, sino que de la misma forma, fueron derrotados en presidencias municipales, gubernaturas y congresos estatales, incluyendo al Congreso de la Unión, ejemplo claro de ello es el estado de Veracruz, en donde los rojos y azules, incluso han sido derrotados en las presidencias municipales.
El dictamen en referencia que convierte en culpables a tres veracruzanos participantes de la administración “duartista”, así como las severas críticas que claramente se elevan en contra de la administración estatal presidida dos años por el exgobernador azulado Miguel Ángel Yunes Linares, al margen de daños y perjuicios cimentados en la realidad, apuntan con claridad que “los morenos” no sólo muestran el músculo de su poder, sino que destacan su postura de llegar para quedarse, lo que tampoco resulta extraño en el rejuego de las cúpulas del poder vigentes en el territorio nacional.
Así las cosas, lo de Aguirre, Tarek y De Ante, constituyen al final del día, al margen de la administración de Justicia que sobre el tema impere, historias claramente vinculadas con los escenarios políticos que transitamos, reflejo puntual de nuestros propios ámbitos, los cuales, son conformados bajo los mantos que acogen nuestras formas y estilos que imperan, quiérase o no, en la vida política de nuestro territorio nacional, ámbitos en los cuales el pecado y la virtud, incluso llegan a depender de las circunstancias que privan en los niveles de poder… ¿O existirá otra realidad?...
Si tal fuera la verdad, válido resultaría preguntar sobre el caso que nos ocupa: Y… ¿Qué podría haber acontecido en tierras jarochas si las elecciones pasadas en el país y en nuestro estado, hubieran resultado triunfadores los candidatos del PRI o del PAN?... ¿Privarían las mismas características en las sentencias que hoy comentamos?...
De siempre se ha sostenido que todo punto de vista “depende del cristal con que se mire” y, sobre tal reflexión, muchas podrían resultar las conclusiones sobre el tema.
Y es que la administración de justicia, no de hoy, sino posiblemente desde siempre, según sostienen especialistas en el tema, en gran medida y en determinadas circunstancias, simple y sencillamente “depende del cristal con que se mire”, tanto desde la perspectiva de quien acusa, como del criterio del acusado y, ya no invadamos los ámbitos jurisprudenciales del juzgador, así las cosas, apliquémonos hoy en este caso a los dictaminado sobre el tema que nos ocupa y... Dejemos a la historia los juicios del pueblo sobre lo que ya ha sido dictaminado.
Ni de más, ni de menos.