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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La piedra de Washington en el zapato de México
Miguel Molina
13 de junio de 2019
alcalorpolitico.com
Si hay algo cierto en los acuerdos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la Casa Blanca de Donald Trump es que seguimos sin conocer detalles de la negociación sobre temas migratorios con el gobierno de Estados Unidos, como han señalado varios comentaristas en varios medios nacionales y extranjeros.
 
Muy pocos han leído los documentos, aunque muchos han reaccionado como si lo hubieran hecho o como si fueran experimentados negociadores internacionales. Sobre todo, ay, los vociferantes que viven en las redes sociales y – como tienen mucho tiempo libre – opinan sin informarse y hablan de asuntos que no conocen sin preocuparse por los hechos.
 
Hace algún tiempo oí o leí una declaración del presidente (creo que era presidente electo) López Obrador sobre la naturaleza de la política: "A veces hay que elegir entre inconvenientes". Tenía razón, porque la política es el arte de hacer posible lo necesario, y en este caso hizo lo que se necesitaba.
 

Un hecho es que Trump amenazó a México con imponer aranceles (que empezaban en cinco y podían llegar a veinticinco por ciento) a los productos que nuestro país exporta a nuestro socio del norte. De aplicarse, las sanciones comerciales habrían afectado el crecimiento nacional, reducido de manera sustancial el producto interno bruto, y provocado una recesión que afectaría a todos.
 
Otro hecho es que para evitar las consecuencias económicas había que llegar a un arreglo con Washington, que desde hace algunos años se rige por las ocurrencias que Trump publica en Twitter. Pero pocos saben con precisión qué cedió México ni parecen haber pensado en lo que podría haber pasado sin un acuerdo, sobre todo tomando en cuenta la volubilidad de la Casa Blanca.
 
Hay quienes, más enterados, reprueban el acuerdo con Estados Unidos. Tienen muchas razones y argumentos en contra, pero no dan siquiera una idea de lo que – en su opinión – tendría que haber hecho México. ¿Enfrentarse a Estados Unidos sin posibilidad de ganar? ¿Negarse a todo para obtener nada?
 

Muchos de ellos no están a favor de algo sino contra todo. Prefieren creer de inmediato a Trump (quien ha dicho doce mentiras diarias durante dos años), y encuentran en las palabras del estadunidense lo que buscan. Allá cada quién con su cada cual. Dentro de un mes, días más, días menos, sabremos si se cumplen sus deseos.
 
A fin de cuentas, uno sabe que la pasión pesa más que las razones y los hechos, y que no faltan quienes quisieran que las cosas salgan mal para demostrar que ellos tenían razón... Esa es la piedra que siento en el zapato.
 
Uno no inventa
 

Algunos funcionarios veracruzanos se quejan de que los medios informan sobre los asesinatos, los secuestros (en Ciudad Mendoza ya es asunto de todos los días), las balaceras, los robos, los bloqueos de calles y las tomas de edificios, los abusos de autoridades, los contratos turbios, los desabastos, los nombramientos impropios, los despidos, los recortes, las sospechas fundadas o maliciosas sobre lo que pasa en los puntos rojos del estado.
 
Nadie les ha dicho a esos señores y a esas señoras que el trabajo de los medios no es elogiar al gobierno, que se comprometió a que Veracruz sería un lugar seguro. Al poder se le revisa y se le piden cuentas. Los medios cuentan la historia de lo inmediato urbi et orbi (a la ciudad y al mundo) para que haya constancia de lo que pasó. Uno no inventa los muertos ni los delitos. Así funciona esta vaina.