icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Cabos Sueltos
Silvia Sigüenza
10 de julio de 2019
alcalorpolitico.com
No lloro porque te vas; sino porque no te has ido
 
Como dijera mi abuelita. Tarde se está haciendo para depurar al fallido equipo con que el sr. presidente de México, tuvo a bien: en unos casos imponer él confiando en pues vaya usted a saber qué, a varios por no decir todos, de los señores y señoras que ocupan hasta el día de hoy cargos para los que no están preparados; y la realidad no me desmiente.
 
Sí, llevamos casi ocho meses de haber estrenado gobierno, tanto estatal como federal. Gobierno que, hay que decirlo, llegó cargado como el jibarito: alegre el jibarito va / cantando así / diciendo así por los caminos... y pues que muy pronto se le acabó la mercancía prometida. Del paraíso que los mismísimos ángeles celestiales envidiarían, sólo nos queda el recuerdo de la promesa.
 
Tenemos en el corto plazo, o primer corte de caja, que todo lo que se nos prometió ha pasado al baúl de la mentira y de algo más extraño aún, si recordamos a los ciudadanos de hace apenas ocho meses que reclamaban por todo lo que no les parecía, hacían mítines, tomaban los edificios de gobierno y hacían valer su derecho de manifestación y petición. Algo extraño, con tufo a miedo o al menos precaución se respira en el ambiente.

 
La reciente decisión de Andrés Manuel López Obrador, de sacar a las calles al Ejército (dirá que son militares. Se suaviza un poco el asunto) pero la realidad rebasa el disfraz.
 
Terrible, lamentable decisión del sr. presidente. Sacar al Ejército a las calles, a realizar tareas que corresponden a cuerpos civiles formados precisamente para cuidar y mantener el orden, tarea para la que están entrenados y formados.
 
En el caso del H. Ejército nacional, hablamos de otra cosa y seria. El Ejército está entrenado en y para las armas (léase la guerra en defensa de la patria) Su formación ideológica es esta. Y ponerlos en las calles no es lo correcto ni lo conveniente. Ojalá que a quién corresponda y el presidente le escuche, validar, sopesar y emitir opinión seria; logre hacer la tarea. El Ejército nacional, a su lugar; a cuidar a la patria de los peligros que le acechen. (Uno podría ser el prolegómeno a una dictadura) que podría resultar en una guerra intestina.

 
¿Que soy alarmista? La historia da cuenta de muchos casos que uno en ocasiones, dudaría
 
Felices vacaciones.