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Columnas y artículos de opinión
Apuntes
Orfis, trabajo a tope
Manuel Rosete Chávez
12 de julio de 2019
alcalorpolitico.com
“Cuando menos una vez al mes
hay que enseñar los güevos”

Álvaro Obregón
 
Orfis, trabajo a tope
 
La semana que termina nuevamente produjo saldos positivos en el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz (Orfis), a cargo de Antonio Portilla Vásquez, al reafirmarse el liderazgo que esta institución ha asumido en materia de Gobierno Abierto como pudo constatarse en la visita que realizaron representantes de las consultoras Global Integrity y Gestión Social y Cooperación A.C. quienes reconocieron el trabajo institucional por transparentar todo el tema de obras públicas municipales a través del Sistema de Consulta de Obras y Acciones Municipales de Veracruz (COMVER).

 
En este marco, el Auditor del estado informó que, gracias a este sistema y a la aplicación (app) ORFIS-móvil, se han detectado inconsistencias en la obra pública municipal reportada en el ejercicio fiscal 2018, donde incluso algunos Ayuntamientos reportaron obra pública terminada que físicamente está inconclusa.
 
También esta semana, personal de la Dirección de Promoción de la Participación Ciudadana del Orfis, realizaron las Jornadas Permanentes de Capacitación a Servidores Públicos Municipales y Órganos de Participación Ciudadana, en los municipios de Coxquihui, Mecatlán y Calcahualco, y se trabajó con integrantes del IVEA, Conalep, COVEICyDET y del ayuntamiento de Tlalnelhuayocan, quienes recibieron respaldo técnico y asesoría del departamento del Sistema de Información y Gestión Municipal Armonizado de Veracruz, SIGMAVER, para armonizar sus cuentas públicas.
 
Terminaron la semana con la realización del Seminario para el Fortalecimiento de la Gestión Municipal, en el que participan 62 municipios veracruzanos. Esta es una muestra de que en el Orfis se trabaja a tope en todos los sentidos para lograr una Fiscalización Superior confiable, oportuna y eficaz.

 
¿Por qué cerrar la casa de los veracruzanos?
 
Cuento lo que nos pasó y tengo como testigo al amigo y colega Álvaro Belín Andrade. Acudimos la mañana de ayer a una cita con un funcionario al Palacio de Gobierno. La cita era a las 11:00 horas y cuando nos presentamos en la entrada principal, por la calle de Enríquez, faltaban cinco minutos para la cita, o sea, llegamos con la puntualidad que nos enseñó a cumplir don Fernando Gutiérrez Barrios.
 
¿Y con qué nos topamos?

 
Lo mismo que en tiempos de Miguel Alemán Velasco, que con Fidel Herrera Beltrán, que Javier Duarte de Ochoa y que Miguel Ángel Yunes Linares: las puertas cerradas y un grupo de imbéciles impidiendo el acceso a la casa del pueblo. ¿En un gobierno que dice ser de izquierda?... ¡Qué raro!, ¿no?, ¿sería por lo de Pajapan?
 
El asunto es que nosotros queríamos cumplir con el compromiso y pedimos acceso al recinto gubernamental. Un tipo con aspecto de jenízaro nos preguntó en forma altanera: “¿qué se le ofrece, a dónde va?”
 
Le explicamos que teníamos una cita con un funcionario a las 11 horas y que por eso estábamos ahí…. -¡Identifíquese!, dijo el malacara.

 
Sacamos nuestra credencial de elector y se le entregamos, es con lo que nos hemos identificado siempre, es lo que todos sabemos que sirve para eso en cualquier parte. El tipo la vio y nos dijo: “Esto no sirve, necesito una credencial que diga que aquí trabaja”, y se volteó para otro lado.
 
-Señor, yo aquí no trabajo, me pidió una identificación y se la di, le entregué la mejor, la más segura, vengo a una cita con un funcionario quien ayer me habló para que lo viera a las once en sus oficinas…
 
“Pues llámele y que venga a darnos la instrucción para que pase, si no, no entra”.

 
Le marcamos al funcionario, le explicamos lo que estaba pasando y contestó: “Sí, es que hay un operativo, nadie puede entrar ahorita, mejor posponemos la cita para otro día, yo te llamo”... y colgó.
 
Lo recordamos como si fuera ayer. Estaba en su apogeo el movimiento zapatista, el país vivía momentos de incertidumbre, fue a mediados del sexenio del caballeroso gobernador Miguel Alemán Velasco, cuando comenzaron a surgir o a asentarse bandas de la delincuencia organizada en Veracruz, cuando ordenaron cerrar el Palacio de Gobierno. Nunca antes en la historia del estado había pasado, salvo cuando los 400 Pueblos, en tiempos de Dante Delgado, amenazaron con invadir los pasillos del palacio y Dante ordenó cerrar a fin de evitar que esa horda entrara a destruir lo que es de todos los veracruzanos.
 
Fidel Herrera Beltrán, que tanto quería estar cerca de la gente porque incluso se jactaba conque “el pueblo me protege”, circulando por todo el estado casi sin guaruras, pero el Palacio de Gobierno lo mantenía cerrado a piedra y lodo. Comenzó retirando los candados y las rejas y al poco tiempo las mandó a poner; aunque casi no estaba en sus oficinas, de todas maneras el acceso era muy restringido.

 
Esta situación ha resultado muy molesta tanto para quienes van a las oficinas que ahí funcionan como para los empleados burócratas. Sobre todo porque ponen a custodiar el acceso a verdaderos animales, personas que no tienen idea de las necesidades de los ciudadanos, auténticos ignorantes habilitados como autoridad, gente que de lejos se les advierte el resentimiento social y que si les dan un centímetro de poder aplican kilómetros porque son sus momentos de gloria.
 
Yunes viene de regreso
 
Aquí lo hemos dicho y advertido pero al parecer nadie nos lee: si no toman medidas serias y contundentes en contra de Miguel Ángel Yunes Linares por los delitos de que está acusado en la Fiscalía General de la República, se los va a comer. Yunes es un animal político que, tras la derrota de su hijo en las urnas, gracias a la corriente de AMLO, advirtió públicamente que esto no había acabado, que él seguiría haciendo política en Veracruz y lo ha cumplido, ganando cada día más espacios dentro de la estructura gubernamental morenista y trabajando al interior del gabinete de AMLO.

 
Para esto, su amigo de siempre, de juventud y de andanzas en la política priista, el sonorense Francisco Alfonso Durazo Montaño, ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien sirvió como portavoz en jefe y secretario particular del expresidente Vicente Fox y quien actualmente se desempeña como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana en el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ha colado a Yunes Linares con los más altos mandos del gobierno morenista, donde Yunes ya se mueve como pez en el agua, además de tener relación de amistad con el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, lo que le sirve para evadir cualquier intento de activar uno solo de los expedientes en su contra que ahí están desde el sexenio de Peña Nieto pero que nadie se atreve a tocar.
 
Frente a la ignorancia de lo que es la política de quienes nos gobiernan, Miguel Ángel Yunes Linares es una especie de sargazo que avanza con tres piezas clave dentro de la administración pública estatal, uno de ellos o el principal, el Fiscal Jorge Winckler Ortíz, quien no vacila en evidenciar siempre los dichos del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y, más, las ocurrencias del secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, de quien se ha pitorreado todo lo que ha querido.
 
Lo último que se tiene de ellos es que Winckler ha dicho que la Fiscalía General del Estado (FGE) no negocia ni genera impunidad en cualquiera de los casos que interviene e investiga y son falsos los señalamientos del Gobernador del Estado, Cuitláhuac García, y del Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros, en el sentido de haberse enajenado bienes recibidos por Javier Duarte de Ochoa.

 
“Es tiempo de ponerse a trabajar y dejarse de dichos sin fundamentos ni sustento; que se prueben esos dichos y los haga públicos o que se dejen de habladas”. De mentirosos no los baja.
 
El suicida Fiscal actúa de esta forma porque sabe, o le ha dicho su verdadero jefe, que los titulares del gobierno actual no son de peligro, no le van a hacer nada porque ya negoció su asunto y que vienen de regreso con todo… ¿Será?
 
REFLEXIÓN

 
Descanse en paz Armando Ramírez, considerado como cronista de la CDMX y tepiteño, gloria de las letras. Fue un gran periodista.
 
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