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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Pensiones: quién, cuánto
Miguel Molina
3 de octubre de 2019
alcalorpolitico.com
Y así llegamos al día en que se anunció que los pensionados de Veracruz van a recibir los aguinaldos que tenían que recibir este fin de año: mil doscientos millones de pesos, y que ha pagado retroactivos, y que hay "una buena recuperación".
 
Llegamos al día en que se vuelve noticia que el gobierno de Veracruz tiene fondos para cumplir sus compromisos en el corto plazo. Pero llegamos también al día en que los pensionados denunciaron a los integrantes del consejo directivo del Instituto de Pensiones del Estado (IPE) por la pérdida de miles de millones de pesos que tendrían que estar produciendo intereses para la Reserva Técnica del organismo.
 
El propio IPE denunció hace meses a siete ex secretarios y siete ex funcionarios por el mal manejo del dinero, que sin duda fue a parar a otra bolsa. Todavía no pasa nada.
 

Pero todavía no se conoce el tamaño exacto del quebranto financiero que sufrió el fondo del IPE en los últimos quince años (se habla de cerca de trece mil quinientos millones de pesos pero puede ser más, nunca menos), todavía no se sabe cómo se va a reparar el daño, quién se llevó el dinero, y los líderes sindicales que formaron y forman parte del consejo directivo durante esos quince años no han rendido cuentas a sus representados.
 
Y – si se pone uno a pensar – parece que el sistema de seguridad social en Veracruz, como en otros estados, no está preparado para un futuro que no tarda. Vaya, ni siquiera después del breve gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares ni en lo que va del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez se ha dado a conocer en detalle qué, quién, cuánto, cómo.
 
No es un asunto sencillo, porque hay que atender lo urgente sin olvidar lo importante. El Estado mexicano – y por lo mismo el estado de Veracruz – no puede ignorar su compromiso con quienes aportaron a los fondos de retiro cuando las pensiones eran un asunto solidario, un capital destinado a seguridad social que sexenios de corrupción y descuido terminaron por agotar, y al mismo tiempo tiene que pensar más allá de las próximas elecciones.
 

Pasó en todas partes. Veracruz es sólo un ejemplo, un mal ejemplo.
 
Lo mismo pasó con el dinero que desapareció en Veracruz. Nunca se supo cuánto ni quién. El gobierno anterior permitió que el Congreso creara una comisión para conocer la deuda pública real del estado, aunque nunca permitió que ningún funcionario compareciera ante el Poder Legislativo.
 
Unos hablaban de treinta mil millones, otros de muchos más, y el Instituto Belisario Domínguez del Senado encontró una deuda pública de cuarenta y siete mil millones de pesos, centavos más o menos (de los cuales dos mil quinientos millones son del año pasado). Como se mire es mucho dinero.
 

Pero no alcanza en ninguna parte
 
El asunto es que cada vez hay menos dinero y cada vez más gente que no gana lo suficiente para vivir, como les va a pasar a unos veintisiete millones de mexicanos que no van a poder comprar la canasta básica (ahora quince por ciento más barata que antes) porque no les alcanza su salario, o su comisión, o lo que sea, o de plano no ganan nada.
 
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) la canasta básica cuesta poco más de mil quinientos pesos al mes por persona. Una familia de cuatro necesitaría seis mil pesos mensuales para comer, más lo que cuestan otras cosas de la vida diaria, sin contar vicios ni placeres.
 

A esto hemos llegado. A unos les roban su patrimonio y nadie sabe nada. Otros están condenados a mal comer, a mal vivir, en un país que podría estar sembrando huertos en todas partes, e invirtiendo en mejorar la vida de todos y no solamente preocupado por los índices macroeconómicos. A otros no les importa porque todavía no los afecta, o porque no los va a afectar.
 
Supongo que ahora depende de los jubilados de México organizar una conversación sobre las pensiones y la seguridad social ahora y en el futuro no muy distante. Los asuntos públicos son muy importantes como para dejarlos en manos de un gobierno. Cualquier gobierno.
 
Arturo
 

Nadie nos dijo que la vida sería así. Nadie nos preparó para este martes que no volverá a repetirse. Una voz del otro lado del mundo me dijo que había muerto Arturo Resio, con quien compartí tantas cosas. Me habría gustado verlo antes del martes, hablar con él sobre lo que nos pasó en cuarenta y pico de años, o terminar sentados en algún parque en silencio y llegar a la conclusión de que la cosa está del carajo. No fue así.
 
Alzo la copa de mis años en memoria de mi amigo...