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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
No se sabe
Miguel Molina
31 de octubre de 2019
alcalorpolitico.com
Todavía no era mediodía en Londres cuando me llamaron para contarme la noticia: habían detenido a Karime Macías, esposa de Javier Duarte de Ochoa. No me dio gusto ni coraje ni nada.
 
La conocí un día de hace años cuando el gobernador era Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte era subsecretario de Finanzas (acércate a él porque es el bueno, me aconsejaron voces que no escuché). Estaban en Londres con sus esposas, yo me fui con ellos a una comida con los directivos de la aseguradora Lloyds, y de ahí nos llevaron a un hotel boutique frente al Museo de Historia Natural, "para que saludes a Rosa", me dijo Fidel.
 
Ahí estaba doña Rosa Borunda y una mujer que me saludó porque no le quedaba otra. Era Karime Macías de Duarte. Conversamos unos minutos sin ir y sin llegar a ningún lado. Me fui por donde había venido. No volví a ver ni a los Herrera Borunda ni a los Duarte Macías.
 

Duarte fue gobernador y terminó en la cárcel. Macías terminó en Londres, medio perseguida por el gobierno de Miguel Angel Yunes Linares hasta ayer, cuando tuvo que ir a dar cuentas a las autoridades británicas, y la dejaron en libertad bajo fianza (sus abogados dicen que no la detuvieron, pero no se puede dejar libre a alguien que no esté detenido. O detenida).
 
El proceso de deportación de la señora Macías tendría que comenzar la última semana de noviembre, y un juez decidirá si debe volver para someterse a la justicia mexicana, donde está acusada de defraudar varios cientos de millones de pesos cuando fue directora del DIF veracruzano.
 
Si uno se atiene a lo que asegura Duarte, quien manejó las finanzas de Veracruz y entretuvo conferencias de prensa hablando sobre el pari passu, puede ver que las cuentas no le salen...
 

Según Duarte, su esposa paga unos ochenta mil pesos mensuales de renta (en una zona donde los apartamentos baratos rentan el doble, y uno de tres recámaras cuesta cuando menos un cuarto de millón de pesos al mes), y eso y los otros gastos de la familia (más su propia defensa legal y lo que tenga que pagar por acceso a los medios) salen de los ahorros que hizo en su breve carrera como funcionario público.
 
En fin. El caso es que me avisaron que la policía había citado a la señora Macías y la había detenido en Londres. Indagué. Efectivamente, fue detenida y puesta en libertad condicional, después de seis horas de declaraciones ante la justicia británica, con una fianza de poco más de tres millones de pesos.
 
No se conocen los términos de la fianza. No se sabe si depositó la suma en efectivo o si alguien – o ella misma – ofreció una propiedad como garantía. Se sabe que tiene prohibido salir de Londres. Nadie sabe bien qué pasó. Nadie sabe bien qué está pasando.
 

No creo que se sepa más en el corto plazo, a menos que los funcionarios de la embajada de México en Londres sigan filtrando información sobre este asunto. Lo demás será especulación de columnistas y reporteros, y ganas de joder poco o mucho a la cuarta transformación o a los gobiernos que fueron.
 
El hecho es que no se sabe qué va a pasar. No se sabe, aunque hay muchos expertos y expertas. Por su prosa conoceremos a los interesados y las interesadas, a los informados y las informadas, que son muchos y son muchas. Carajo. Y caraja. Nadie sabe.
 
Fina estampa
 

Y el fino caballero y diputado federal por el Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, llegó a Xalapa y le dieron una sopa de su propio chocolate durante una conferencia de prensa en un café de la ciudad.
 
Fernández Noroña empezó a hablar sobre los recursos que tienen los alcaldes de Veracruz hasta que una reportera le habló en sus propios términos y lo retó a probar lo que decía. En vez de responder, retó. Lo retaron. Se fue con la cola – o lo que sea – entre las patas.