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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Hambre y sed de justicia
Alfredo Ríos Hernández
18 de noviembre de 2019
alcalorpolitico.com
*Tiempos de transformación
*Paz y desarrollo integral
*Retos del Gobernador
 
De siempre en los ámbitos de la administración pública, se ha prolongado la tendencia en quienes detentan los mandos de las administraciones públicas de rangos municipales, estatales y nacionales, de referirse más en expresiones que en acciones concretas y efectivas, como motores de cambio hacia un mayor porvenir, prácticas imperantes en el México del ayer así como en los ámbitos de la actualidad.
 

Quienes forman parte de las generaciones mayores, bien podríamos recordar los tiempos aquellos del tormentoso gobernante veracruzano Don Fernando López Arias, sembrando con su poderío intranquilidad en un gremio estudiantil veracruzano que ya se involucraba en los movimientos universitarios identificados posteriormente como del 68, al igual se recuerda bajo estilos diferentes al sucesor en el poderío estatal, Don Rafael Murillo Vidal, que restauró el sentido de la magnanimidad hacia la juventud sacudida y dolida por el sisma del 68, escenario que se había convertido en antesala preocupante para los juegos olímpicos de aquellos tiempos.
 
Y en aquellos días que representaron los cimientos hacia un nuevo país, ni los jóvenes se arrepentían de haber sacudido al sistema político mexicano, ni los políticos que pudieran haber estado involucrados en la reprobable represión contra el estudiantado, registraban el menor remordimiento de conciencia por haber aplicado “el garrote” de la represión contra el estudiantado y, tiempo anterior contra sectores laborales como el ferrocarrilero comandados por Demetrio Vallejo.
 
Y es preciso referir que tales escenarios estimularon la crítica abierta hacia el sistema de aquellos tiempos, pero al mismo tiempo dieron curso hacia ámbitos de mayores libertades frente a quienes Gobiernan, formalizándose paulatinamente una estructura gubernamental que abría las puertas a las corrientes opositoras, con la libertad de discernir, pero en los marcos del ámbito institucional, reformas que “oficializaron a la oposición”, abriendo en los espacios sociopolíticos rutas para acceder a los ámbitos electorales, incluso con escaños legislativos de alguna forma “asegurados” que permitieran (más que nada) evitar que las presiones de los inconformes con el sistema de la administración pública nacional, reventaran las calderas que movían (y mueven) los engranajes del poder público municipal, estatal y federal, entendiendo como “poder” a los rangos ejecutivos, legislativos y judiciales.
 

Tales fueron (en modesta y relampagueante síntesis) los escenarios que nos condujeron, tanto al sistema partidista que opera sufragado con recursos del pueblo de México, como al llamado “neoliberalismo a la mexicana”, el mismo al que con recurrencia, integrantes de la Cuarta Transformación hacen referencia despectiva, cuando en realidad todos, de alguna forma, en especial en los marcos de la administración pública, constituimos efectos de tales escenografías.
 
Y apuntamos tales referencias porque en los últimos días, en tierras veracruzanas transitamos en el marco de las reflexiones y naturales evaluaciones, sobre el primer año de administración de un gobierno estatal veracruzano, que intenta dejar atrás “las prácticas” del neoliberalismo para alcanzar en los marcos de una Cuarta Transformación, la restauración de mayores niveles de honorabilidad al funcionario público, al tiempo de cimentar mejores ámbitos de bienestar y desarrollo integral para todos los veracruzanos.
 
Y claro que la mayoría de los veracruzanos, para no decir que prácticamente la totalidad, coinciden en que requerimos una transformación real y efectiva, que permita al Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, informarnos que hemos dejado atrás los niveles de desempleo y de oferta laboral con salarios contrarios al bienestar del trabajador; de igual forma los veracruzanos quieren que se extermine la improductividad y la miseria en nuestros ámbitos rurales, dispuesto el colectivo social para aplaudir el fin de la etapa de violencia que cobra vidas y patrimonios, al tiempo de afectar proyectos para el desarrollo integral.
 

La mayoría de quienes hoy nos gobiernan, deben tener muy claro que el elector de éste país le dio la espalda a todos los candidatos presidenciales, así como a muchos aspirantes a gobernadores y legisladores de diversos partidos políticos, para con tal golpe de timón electoral, dar curso al fin de la violencia, al extermino de la corrupción, a la eliminación de la arbitrariedad y la injusticia que beneficia al poderoso en contra de los intereses legítimos del trabajador y, tales reclamos indudablemente siguen sin registrar una respuesta con efectos claramente contundentes.
 
En ámbitos veracruzanos, ha trascurrido ya un primer año del periodo que le corresponde a la actual administración gubernamental en niveles estatales y federales, en tales escenarios el gobernador veracruzano Cuitláhuac García Jiménez, refiere avances en el decrecimiento de la corrupción y enfatiza que avanzamos en seguridad y en asistencia social, sobre tales apuntes muchos aplauden pero de la misma forma muchos desaprueban, porque la evidencias como el referente a la inseguridad, reflejan que la sensación de preocupación y miedo por actividades delictivas, es igual e incluso mayor que en fechas anteriores.
 
Cierto es que en los últimos días se han registrados algunos significativos hechos, sobre todo en lo referente al rescate de secuestrados, que merecen el reconocimiento de la sociedad hacia las autoridades veracruzanas, pero es mucho más en ése rubro lo que realmente falta por hacer para rescatar a los veracruzanos de los escenarios elevadamente virulentos.
 

El año que termina, se debe advertir y reconocer con claridad que no les fue bien a los veracruzanos no sólo por la violencia, sino por el declive en la generación de empleos, así como en lo relativo el reglón de Salud Pública, en donde por acciones gubernamentales en la búsqueda de evitar desvíos, se afectaron programas de salud especialmente sensibles para el pueblo, como lo son la epidemia del “Dengue” y los sistemas tendientes a la atención de niños y adultos con cáncer, ámbitos en los que se falló en las estrategias originando severa irritación social entre la colectividad veracruzana.
 
Así las cosas, seguridad, salud pública e inoportuna demora en la entrega de recursos para algunos otros programas, conformaron apuntes no agradables para el actual gobierno de Veracruz, esferas de mando en las que se han manejado argumentaciones con ciertas inconsistencias, para que la sociedad pudiera calificar con aplausos cerrados los efectos de un primer año de administración.
 
Ahora bien, en lo relativo al Primer Informe de Gobierno de la actual administración estatal, debe advertirse que lo factiblemente más destacado, son las nuevas modalidades, maneras y estilos, incluyendo matices muy propios de los nuevos tiempos, en los que “en la forma y en el fondo” se pretende dejar claro el mansaje que la Cuarta Transformación no es lo mismo que el neoliberalismo, postura con la que se puede coincidir pero que aún nos resta algún tiempo más para poder calificar si, tales transformaciones, fueron para bien o para empeorar la situación, que de por sí “ya venía peor”…
 

Bien claro debemos tener presente el último mensaje dejó como legado hacia el pueblo de México, el entonces candidato presidencial Luís Donaldo Colosio antes de ser victimado: “Yo veo un México con hambre y sed de justicia” y, la verdad, desafortunadamente en ése contexto aún nos encontramos… Ahí la dejamos y termine usted con optimismo “El Buen Fin”.