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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
No existe terrorismo en México
Alfredo Ríos Hernández
28 de noviembre de 2019
alcalorpolitico.com
*Altibajos en la zona rural
*Empresarios piden armas
*Compleja cuesta de enero
 
Incluso entre especialistas en ámbitos internacionales se registran diversas y polémicas interpretaciones sobre la definición exacta, de lo que pudiéramos calificar apropiadamente como actos y hechos destinados a generar terror, o sea, la generación de escenarios que por sus características y dimensiones, causen pánico entre la colectividad, con la finalidad de originar por vía del miedo, la desestabilización del colectivo social que favorezca brotes de rebelión de la colectividad, en contra del estado de cosas imperante, o sea, en contra de estilos, políticas y determinaciones asumidas por las autoridades, máxime cuando “resultan incapaces” de mantener la paz, la tranquilidad y confianza, requerimientos esenciales para el desarrollo integral de todo país.
 

Muchos son los que coinciden en que el terrorismo, para ser calificado como tal, requiere el claro desarrollo de actos de sabotaje, que paralelamente con la incompetencia o imposibilidad de las autoridades para evitarlos o desactivarlos, originan en la población creciente descalificación hacia sus autoridades, escenarios que incluso pueden originar Golpes de Estado ante la presencia de hechos violentos, que por sí mismos, podrían acreditar incompetencia para gobernar de quienes tienen en sus manos las riendas del país.
 
El terrorismo puede generarse estimulado y practicado en los ámbitos de un gobierno con tendencias dictatoriales y fascistas, como muchos ejemplos sobre ello existen en la historia de la humanidad, así como también puede surgir de células extremadamente radicales, que no se identifican con otra alternativa para alcanzar el poder público, que no sea la aplicación de actos de terrorismo, con la firme idea de sembrar la desestabilización social y forzar a un cambio de régimen gubernamental, que favorezca las aspiraciones de aquellos que originaron el caos.
 
Y así, de una u otra forma los apuntes sobre etapas de terrorismo se registran en la historia de la humanidad, marco en el cual (de hecho) se originó la prolongada segunda Guerra Mundial y que, posteriormente, de manera esporádica y como hechos aislados se han advertido en distintos puntos de Latinoamérica e incluso en Norteamérica, como fue el caso de las torres Gemelas de Nueva York, en el mismo corazón del centro financiero más sobresaliente del territorio estadunidense.
 

Ciertamente en el suelo mexicano transitamos por una etapa compleja como resultado de los elevados índices delictivos, que arrojan dolorosas cifras de víctimas mortales, pero definitivamente no es lo mismo que el territorio nacional atraviese por una prolongada etapa de angustia, preocupación y miedo, derivado de los niveles delincuenciales que nos inundan, a que tales hechos realmente lastimosos y que consternan al país, sean calificados como actos originados por “grupos terroristas” que buscan derrocar al Gobierno legalmente constituido, para ejercer desde las oficinas gubernamentales el poder de la administración pública.
 
No es la historia que México vive ni es el tipo de problema que afronta el país, porque nunca será lo mismo en Estados Unidos la banda de Al Capone, que sembró preocupación en las décadas de los 20 y los 30 en Brooklyn y en Chicago, disputando el control criminal de las plazas a su alcance. Tal escenario nunca será lo mismo que el de dos activistas del terrorismo apoderándose de un avión comercial sobre Manhattan, para estrellarlo en las Torres Gemelas, en tanto que la primera es actividad delictiva de la mafia y, la segunda, es actividad encaminada a sembrar caos por células que esparcen el terror para desestabilizar política y socialmente a un país.
 
El territorio nacional de los mexicanos no registra grupos de terroristas, su problema en materia de inseguridad lo constituye la proliferación de bandas delictivas, por lo que de ninguna forma se podría encontrar un sustento a la opinión vertida, en el sentido de que en México existen grupos terroristas dedicados a generar la desestabilización política y social sobre el territorio nacional.
 

Y claro ejemplo de tal realidad en el territorio nacional, es que como resultado del pasado proceso electoral del que surgió triunfador un político incómodo para los núcleos tradicionales del poder, sin ningún obstáculo arribó al mando presidencial y sin escollo alguno ha dictado y aplicado nuevas formas, así como estilos y metas de gobierno, sin que para ello se escuchen narrativas de actos de sabotaje, por vías del terror, para descarrilar los nuevos senderos en los marcos de la administración federal, con todo y que muchos son los poderosos que difieren sobre tales rumbos.
 
Así las cosas, debemos coincidir en que, para bien de México, hacen falta cambios substanciales tanto en los ámbitos gubernamentales, incluyendo a los espacios legislativos y judiciales, así como en los renglones empresariales, agrícolas y educativos...
 
Incuestionablemente afrontamos escenarios con insuficientes plazas laborales, con apropiados ingresos para generar mayor equidad y bienestar entre la población, como de la misma forma se han debilitado las acciones en materia de seguridad, lo que ha permitido el crecimiento delincuencial, tarea compleja que frente a sí tiene el nuevo Gobierno de la Transformación.
 

Pero debe quedar claro en el espacio norteamericano, que México no afronta ni una crisis de ingobernabilidad ni un ámbito de inestabilidad generado por el desarrollo de células terroristas, hecho que ha sido notoriamente plasmado en el transcurrir de un reciente proceso electoral, que dio curso a un “golpe de timón” severo, ordenado en las urnas por la ciudadanía, acto de elevado valor democrático que no podría existir en ámbitos del terrorismo.
 
Son otros los problemas que en su interior afectan la tranquilidad de México, sobre ellos intenta dar respuestas el actual Gobierno de la República, el cual, en los marcos de la democracia, en su estilo y a su manera, cotidianamente trata de alcanzar acuerdos y aplicar medidas que permitan al país avanzar tanto en desarrollo integral, como en la restauración de mayores ámbitos de seguridad, tranquilidad y bienestar en lo general, para beneficio de todos... Ahí la dejamos.
 
LO QUE SE LEE
 

La ineficacia en los espacios gubernamentales federales y estatales, para impulsar el desarrollo agropecuario, ha representado desde décadas atrás referencias de altibajos, o sea, que en esos renglones privan aciertos y desaciertos, lo que ha convertido al campo mexicano “en veces” productivo y en otras un verdadero fracaso... Por ello los reflejos de retrocesos que por décadas se han advertido en demérito de las poblaciones rurales y de la economía del país en lo general.
 
En temas como las frutas y legumbres, así como la caña, el café, el maíz y el frijol, años han transcurrido sin que los campesinos pueden referir niveles de avances hacia la prosperidad, en torno a tales escenarios, el actual Gobierno de la Transformación aplica nuevos estilos, que para muchos mexicanos expertos en la materia no favorecen augurios de real desarrollo en ámbitos rurales… Ya se verá en el transcurrir del tiempo a quién le asiste la razón.
 
LO QUE SE LEE
 

Dicen que en la zona norte del país diversas ciudades y regiones han logrado un desarrollo superior al de los estados ubicados en el sureste del país, como es el caso del de Veracruz, entre otras causas, porque en el norte las autoridades municipales y estatales, para la realización de obras públicas, otorgan de alguna forma preferencia a empresas locales, quienes a su vez adquieren los productos que requieren al comercio regional, hechos que por sí mismo representan un impulso para la existencia tanto de empresas como empleo, prácticas saludables que en otras regiones como las de Veracruz, muy escasamente se practican… ¿Será?
 
LO QUE SE VE
 
Que la ya próxima “cuesta de enero” habrá de registrar notorios efectos negativos en tierras veracruzanas y en otros puntos del país, como nunca antes en la historia comercial; así lo calculan empresarios prestigiados con largo historial en tierras veracruzanas, pronóstico que efectivamente cuadra con los puntos de vista de organizaciones nacionales vinculadas con la previsión en México sobre aspectos económicos… Los cálculos sobre el tema refieren que si la próxima cuesta se prolonga más allá de enero, varias o muchos podrían ser los establecimientos que se sumen a la preocupante determinación de “Cerrar la cortina”.
 

LO QUE SE OYE
 
Que el sector comercial e industrial de la región de Coatzacoalcos, reclama la autorización inmediata para permitir que los empresarios y sus auxiliares, tengan la oportunidad de portar armas con la idea de defenderse ante el incremento en hechos delictivos… El tema por sí mismo refleja la profunda angustia que por la ausencia de seguridad priva en el sur del Estado… Ahí la dejamos.