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Columnas y artículos de opinión
El T-MEC
Helí Herrera Hernández
16 de diciembre de 2019
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Se nos dijo el primero de diciembre, en el discurso oficial del nuevo presidente de México, que el neoliberalismo estaba liquidado.
 
Andrés Manuel López Obrador, desde la máxima tribuna del pueblo de México, decretó ese día el fin de ese modelo económico. Lo enterró en el discurso, aunque en la práctica, un año después, demuestre lo contrario.

 
Porque les guste o no a los simpatizantes del presidente, la firma el pasado martes del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, y su ratificación en el Senado de la República el viernes 13, no es otra cosa que la ratificación de nuestro país y su gobierno al modelo económico neoliberalismo, que tiene como características esenciales a la: 1.- Propiedad privada (el liberalismo defiende la propiedad privada sin límites, que conlleva, necesariamente, a la concentración de la riqueza en una pequeña minoría privilegiada); 2.- Libertad (la libertad como valor absoluto, pero en manos de esa minoría. Libertad fundamentalmente, de los mercados de capitales para decidir el sentido de la opinión pública; para comprar, vender o competir sin trabas burocráticas ni fronteras para adquirir los máximos beneficios e invertirlos donde plazca, lo que conlleva a imponer los intereses de esta minoría privilegiada “caiga quien caiga”, por encima de las necesidades de la mayoría de la sociedad); 3.- Predominio del mercado (se defiende la no intervención del Estado en la economía, para que esa minoría privilegiada imponga precios a su libre albedrío de mercancías y servicios, sin importar las necesidades de las mayorías en la satisfacción de las mismas, que conduce a pobreza y miseria de las masas sociales); 4.- Orden (esas minorías exigen a los gobiernos, mantener una situación de paz y tranquilidad para que el pueblo no altere el orden público y ellos puedan seguir enriqueciéndose, y si lo alteran, que el Estado los castigue y sancione con cárcel y 5.- Individualismo (No importan los intereses colectivos, sino los de los individuos, porque el neoliberalismo prohíbe y castiga la lucha de clases).
 
Podrán argumentar lo que quieran los simpatizantes de don Andrés Manuel, pero en el lenguaje económico, lo que acaba de hacer el gobierno amloista es abrazar, por tiempo indefinido, al modelo económico neoliberal, ese que como candidato culpó como hacedor de la pobreza y miseria que permea a más del 80 por ciento de la población nacional.
 
Ese mismo que las fuerzas del campo democrático y progresista, en la década de los 80 empezaron a combatirlo para que no se asentara en nuestra patria, pero que a la mitad del gobierno de Miguel de la Madrid lo impuso en nuestro país, y que se profundizara en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

 
¿O acaso ya se les olvido que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, lo firmó Carlos Salinas, pregonándolo como el instrumento que conduciría a México al nivel de las potencias económicas en el mundo?
 
Pues hoy, increíblemente, en la conferencia mañanera del pasado viernes 13, el presidente López Obrador dijo “la firma del Tratado de libre comercio entre los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y México va ayudar mucho a nuestro pueblo”.
 
Ya se lo recordaré el siguiente año, con estadísticas en mano, cómo este instrumento de expoliación, sólo beneficiaría a las mismas minorías de siempre, y seguirá generando pobreza y miseria en las masas sociales.