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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
La transformación salarial
Alfredo Ríos Hernández
29 de enero de 2020
alcalorpolitico.com
*Quebrantos campiranos
*¿Que pagamos el muro?
*Economía e Inseguridad
 
Ciertamente uno de los temas de mayores referencias en torno a los estilos y prácticas de la autocalificada como la Cuarta Transformación, lo ha sido la disminución de salarios de funcionarios federales, comenzando por los ingresos que en los últimos años se registraban tanto en el ámbito presidencial, como en lo referente a funcionares federales de alto nivel, gobernadores, senadores, diputados e incluso alcaldes y ediles en lo general.
 

Muchos son los casos que la colectividad identifica, en los que un alcalde y ya no se diga gobernador, senador y funcionarios de todos los ámbitos, han resuelto su situación financiera tanto para el presente como para el futuro, cadena de enriquecimiento del que no se han sustraído incluso Presidentes de la República, algunos de los cuales, en el transcurrir de sus respectivas gestiones originaron escándalos que inundaron los medios de comunicación, con referencias de excesos en el uso de recursos públicos para su beneficio personal.
 
Aseguran quienes de éstos temas saben, que una de las primordiales causas que dieron origen a “un golpe de timón” en las pasadas elecciones celebradas en México, lo fue precisamente el inapropiado uso indebido de los recursos públicos, y no sólo en los ámbitos de la administración federal, sino que tales escenarios se han registrado de igual manera en los municipales y estatales, referencias que por sí mismas sentencian sobre el elevado nivel de abusos cometidos en el manejo de los recursos públicos.
 
Y es preciso referir que tales prácticas deleznables al interior de la vida política del México actual (me resisto al criterio generalizado del México de siempre) constituyen incuestionablemente las causas fundamentales que otorgaron curso a un México que manifestó su desacuerdo y protesta en las urnas, hecho que favoreció el surgimiento de una auto proclamada “Cuarta Transformación”, la cual se empeña en insistir en la voz presidencial y los coros en su entorno, que llegaron los tiempos “de la transformación”.
 

Y ciertamente existen, se observan, se sienten e incluso se palpan, cambios de estilos, de formas y de prácticas, ni dudas quedan sobre ello... Pero lo que aún se encuentra pendiente es, si tales panoramas efectivamente nos conducirán hacia un México de mayor prosperidad, de notoria tranquilidad, de mejores ámbitos para el beneficio y saludable desarrollo de nuestra descendencia.
 
Porque apuntémos con claridad que, en los tiempos actuales, al margen de que ya no existe avión presidencial, se ha ordenado que quienes sirven al país (salvo contadas excepciones) viajen con boleto pagado y no en unidades aéreas con costo al erario, agregando a ello que “Los Pinos” dejó de existir como Casa Presidencial; que nadie en el sector público gane más que el Presidente; que ya no opera “la poderosa Policía Federal” siendo sustituida por la Guardia Nacional, integrada por elementos emergidos del Ejército Nacional; que se brindan respaldos federales contantes y sonantes para que empresarios contraten y capaciten a los aprendices; que se sufragan con recursos públicos programas de reforestación y cultivos en lo general; que se aplican con eficacia los apoyos económicos para los adultos mayores, sean jubilados o no... En fin, “La transformación” anunciada por el actual Presidente de México se encuentra en marcha, ciertamente en sus inicios, pero con acciones y hechos que la colectividad respalda por vía de las encuestas, que sin distinción y con puntuaciones cercanas una de la otra, todas las casas encuestadoras favorecen la buena imagen del actual régimen federal.
 
Claro que también se registran disparos en las cifras delincuenciales, panorama dantesco que se ha incrementado, con terroríficas cifras en lo relativo a secuestros, asaltos, extorsiones, desapariciones y asesinatos, hechos que sacuden a la colectividad y enmarcan escenarios en desacuerdo, que con todo y su real dramatismo, no han logrado disminuir significativamente las opiniones ciudades en beneficio de la imagen presidencial.
 

Las simpatías en el seno de la sociedad hacia la Cuarta Transformación continúan siendo numéricamente superiores a las de recientes Presidentes de México, lo que deja entrever que, pese al crecimiento delincuencial y tendencias hacia la baja en materia de productividad, empleo y poder adquisitivo, en el marco del conglomerado social, las mayorías respaldan los actuales programas presidenciales y su visión sobre el presente y el futuro del país.
 
Claro que para un significativo número de mexicanos del sector empresarial, del ámbito político partidista, así como del renglón eclesial, laboral y en especial núcleos de analistas de connotado reconocimiento, los ámbitos por los que transita actualmente el país en los marcos de la “Cuarta Transformación”, refieren “factibles tropezones” frente a sí, que podrían originar angustias mayores y descalabros superiores en las plataformas de productividad, estabilidad financiera y tranquilidad social.
 
No faltan quienes insisten en que estamos transitando entre el “ya sentenciado liberalismo” que hoy recibe las espaldas del “sistema de la Transformación”, para tomar las rutas “del populismo”, cuyos efectos en diversos países resultan momentáneamente gratos, pero que con el transcurrir del tiempo agudizan los problemas macroeconómicos, para transformarse en una pesadilla socioeconómica como las que actualmente atraviesan países como Venezuela, Honduras e incluso Cuba.
 

Ante la opinión de unos y versiones de los otros, el panorama en México prosigue entre interrogantes que (ojalá y sea para bien) sólo se dilucidará con el transcurrir del tiempo y, obviamente, del sexenio... Ya veremos.
 
LO QUE SE LEE
 
Dos regiones mágicamente productivas en tierras veracruzanas lo han sido Alto Lucero y Actopan, municipios tradicionalmente abundantes en la productividad agrícola que, por los cambios climáticos originados ante daños causados a la ecología, dicha región que fuera un vergel con enorme productividad de caña, maíz, frijol y otros productos, agregando a ello ganado lechero, hoy malbarata las cabezas de ganado al mejor postor, antes que mueran por los campos sin pastizales y los caudales en prácticamente permanente sequía.
 

Rabia, indignación y pena deberíamos de sentir ante nuestra irresponsabilidad, al no tener los tamaños para defender el medio ambiente evitando la contaminación y la depredación, hecho que está convirtiendo a dicha región (como a muchas más) en elevado estado de emergencia, agobiada por las sequías que el propio hombre ha fomentado ante la irreverencia hacia la protección de nuestro propio habitad.
 
LO QUE SE VE
 
Se han difundido informaciones en redes de Internet, en las cuales se asegura que “México está pagando por el Muro que construye el Gobierno de Norteamérica”... Preciso es que por la importancia de tal apunte, de inmediato voces autorizadas o incluso el propio Presidente de la República, aclare tales referencias que en nada benefician la imagen del país en los ámbitos internacionales, escenario que podría originar acciones o apuntes que obviamente sembrarían desconcierto internacional, manchándose de manera irremediable el prestigio de nuestro país.
 

LO QUE SE OYE
 
Que uno de los reclamos que suma mayor número de coincidentes en tierras mexicanas, es que no han sido suficientes las medidas de seguridad, aplicadas en el actual sexenio, para frenar la cadena delictiva que siembra dolor, angustia y temor, al tiempo de genera una ola de reacciones adversas en contra del desarrollo integral del país, incluyendo efectos negativos en el extranjero que afectan actividades vitales para amplio sector de mexicanos, como lo es el turismo y las posibilidades de inversiones en el territorio nacional.
 
Ya es tiempo de que se logren avances significativos en el renglón de seguridad, antes que nos califiquen en el exterior como territorio no recomendable para invertir o vacacionar, al tiempo de que las empresas internacionales y nacionales tiendan a la reducción como resultado de lo mismo... Ahí la dejamos.