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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
El poder y el poder de la prensa
Miguel Molina
7 de febrero de 2020
alcalorpolitico.com
Me acordé el jueves pasado mientras cruzaba el viento helado en la plaza de las Naciones. La última vez que nos vimos, Froylán me recibió con la pregunta de reportero que me hacía cada vez que regresaba a México: ¿cómo ves al país? Y yo le decía.
 
No recuerdo qué cosas le dije en casi cuarenta años de conversaciones sobre lo que uno ve desde lejos, pero eso es lo de menos. Lo que no sé es qué le diría ahora si me preguntara. El recuerdo de nuestros encuentros me siguió el resto del día, y ya era de noche cuando me di cuenta de que podría usar palabras que escribí hace casi cinco años, cuando el mundo era otro aunque la preocupación fuera la misma:
 
El conflicto siempre ha estado ahí, y es el mismo: unos quieren controlar lo que otros dicen, porque las palabras –propias y ajenas– tienen una fuerza que termina por ir más allá de quien las pronuncia o las escribe. En el periodismo, como en la política, uno es (tarde y temprano) lo que dice.
Por eso es importante controlar a la prensa, que a fin de cuentas es una vía pública, como explica Montesquieu a Maquiavelo en un diálogo que imaginó Maurice Joly hace ciento cincuenta años sobre el espíritu de las leyes y la práctica política.

 
"La prensa", dice el Montesquieu de Joly, "ejerce en los Estados funciones semejantes a las de vigilancia: expresa las necesidades, traduce las quejas, denuncia los abusos y los actos arbitrarios; obliga a los depositarios del poder a la moralidad, bastándole para ello ponerlos en presencia de la opinión".
 
El filósofo francés Jean-François Revel, quien escribió uno de los más interesantes prólogos a la obra de Joly, agregó que "conviene al despotismo moderno dejar en libertad a un sector de la prensa (suscitando, empero, una saludable propensión a la autocensura por medio de un depurado arte de la intimidación); y, en otro sector, el Estado mismo debe hacerse periodista".
 
Desde lejos, uno ve que muchos medios en México parecen tener la idea de que no importa el periodismo, y optan por expresar las necesidades, traducir las quejas, denunciar los abusos y los actos arbitrarios sin ejercer los simples derechos de la duda, la investigación y la verificación, y hacen públicas cosas irrelevantes, incompletas o mal contadas.

 
Esa actitud favorece al poder: le da argumentos para presentar a los medios como el enemigo, y le permite convencer a quienes no están informados de que el trabajo del periodismo es destruir, y no escribir la historia de lo cotidiano. Tanto peca el que mata la vaca como la vaca...
 
Esa reflexión me hizo volver el viernes a las conversaciones con Froylán. El reportero misanteco no se conformaba con saber qué pensaba sobre México. También estaba interesado en lo que se hacía en otras partes: cómo y por qué se hacía, y qué consecuencias tenía lo que se había hecho.
 
La última vez que nos vimos le conté que el mundo que yo conocí a mediados de los noventa había comenzado a desmoronarse. Un gobierno débil cedió a la presión del sector más conservador de Gran Bretaña, y aceptó que se promovieran con mentiras y delirios de grandeza de otro tiempo las ventajas de salir de la Unión Europea.

 
La prensa tabloide fue corresponsable de propagar las patrañas de los falsos profetas, que se quejaban de invasiones de inmigrantes y de la tributación sin representación a que obligaban los burócratas que nadie había elegido en la Unión Europea, o de imaginarios sometimientos de la soberanía nacional y de la autoridad del Parlamento, entre otros cientos de cosas que se difundieron sin fundamento, sin filtro y sin voluntad de verificación.
 
El nuevo gobierno conservador (el mismo infierno con diferentes diablos) considera que la prensa seria, la que duda, la que verifica, la que cuestiona, inventa una realidad inconveniente para el sistema. Quien no está con los conservadores es el enemigo.
 
El caso es que el viernes, a las cinco de la tarde hora de México, comenzó la gran despedida. Millones se quedarán atrapados en limbos burocráticos en ambos lados del Canal de La Mancha. Millones más, jóvenes casi todos, descubrirán que no pueden viajar, vivir o trabajar en la Europa de nuestro tiempo, como antes. Los tabloides festejaron.

 
Si pudiera ahora, le diría a Froylán que los mundos en que me ha tocado vivir están profunda y tal vez irremediablemente divididos por el poder y el poder de la prensa...
 
La hora de los expertos
 
Una de las virtudes de la internet es que cualquiera es experto en cualquier cosa – como el coronavirus, la manera en que se transmiten las enfermedades infecciosas y lo que se necesita para evaluar a potenciales enfermos y controlar las epidemias – de la noche a la mañana.

 
Y Xalapa
 
La oficina de la ONU para los refugiados (Acnur) reconoció el papel que ha jugado Xalapa en la ayuda y la protección de los refugiados, que es un trabajo de nunca acabar. Elisa Sednaoui, representante de buena voluntad de la Acnur, señaló que "hay ejemplos como el de Xalapa, que no hablan sino actúan en beneficio los refugiados". No faltará quien critique al alcalde, al Ayuntamiento, a quien sea. La cosa es joder...