icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
¡Y se viene lo peor!
Helí Herrera Hernández
16 de marzo de 2020
alcalorpolitico.com
[email protected]
twitter: HELÍHERRERA.es
 
En una semana catastrófica para nuestro peso, éste registró su peor precio el pasado viernes 13, en medio de una jornada donde el horror al coronavirus, dominó todos los mercados en el mundo. Así, la moneda mexicana concluyó ese día las operaciones en un nivel de $ 21.97 pesos por un dólar, el peor cierre de su historia reciente, según datos oficiales del Banco de México.
 
Hasta ese día, el peor cierre del peso se había ubicado en $ 21.93 pesos por dólar norteamericano el 19 de enero de 2017.

 
A principios de 2020, el peso era considerado una de las monedas con mayor fortaleza en todo el mundo, con un tipo de cambio que llegó a registrar el 14 de febrero de $ 18.55 pesos por dólar, perdiendo en menos de un mes 3 pesos con 42 centavos, producto de la crisis sanitaria global. Es decir, se devaluó 18.45%.
 
De no haber sido por el presidente norteamericano Donald Trump (amigo de Andrés Manuel López Obrador, como el mismo magnate de la construcción lo ha manifestado en más de 47 ocasiones), que declaró el viernes mismo una emergencia nacional en Estados Unidos por la pandemia, la devaluación hubiera sido mayor al precisado, ya que ordenó una inyección de 50 mil millones de dólares para atacar de mejor manera al coronavirus, en aquellos lugares de ese territorio, donde más se han expandido los contagios, lo que trajo cierta confianza en la sociedad mundial que luchan contra este mal, que prácticamente ya está en más del 80% del planeta.
 
Pero esta mala noticia no es única. En una guerra petrolera entre Rusia y Arabia Saudita. La reducción de combustible de avión (están dejando de volar ya miles de aviones); de gasolina y diésel (por la prohibición de viajes entre Los Estados Unidos y Europa de cruceros), los precios del petróleo siguen cayendo, sin señales de detenerse: El crudo estadounidense cayó entre 6 y 9%, cotizándose en 31 dólares el pasado jueves; el crudo internacional a 30.02 dólares por barril, y el mexicano a 23.47, ante las prohibiciones de gobiernos de muchas naciones de paralizar las clases en las escuelas e inmovilizar a los alumnos a tomar clases en sus casas en línea, bajando de esa manera la demanda para productos energéticos.

 
Tomando pues en consideración la devaluación del peso, mas la caída de los petroprecios, que para México se traduce en un ingreso vital para las finanzas públicas, lo que viene ya no es ni siquiera la promesa de AMLO de crecer arriba del uno por ciento (PIB) para 2020, sino la de irnos a una recesión que si bien nos va, decreceremos hasta en un -2% del PIB, que nos arrastraría a niveles de bienestar tan paupérrimos, que dicho de manera grotesca me llevaría a escribir una sentencia: o nos morimos de hambre o por el contagio del coronavirus.
 
El Fondo Monetario Internacional recortó el crecimiento de México para 2020 a 1%; el Banco Mundial hizo lo propio colocándolo en 1.2%, pero yo dejo este pronostico, para que la historia lo juzgue el 31 de diciembre de este año, asegurándoles que tendremos una cifra negativa que alcanzará; posiblemente el -2%, que se traducirá en perdida de empleos, bajara el consumo y por consecuencia, el mercado interno se contraerá.
 
Peor... Imposible.