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Columnas y artículos de opinión
Presidente tacaño
Luciano Blanco González
10 de abril de 2020
alcalorpolitico.com
Hoy, en el más hermoso y significativo día del mundo cristiano, con tristeza recordamos los grandes momentos de dolor que intensamente vivió nuestro Señor Jesucristo en su pasión divina para salvar a la humanidad del pecado.
 
Fueron los malvados Judíos, los señores del gran capital y del dinero, quienes con sus métodos mundanos, corrompieron al hombre que se sentaba a la derecha del maestro y que se encargaba de recaudar los donativos y ayudas que le aportaban los fieles creyentes, a Judas Iscariote para que les señalara al salvador y aprehenderlo, para después llenarlo de inicuas falsedades y llevarlo a los tribunales romanos como conspirador en contra de la fuerza y del poder de su imperio, lo que le mereció un juicio sumarísimo y su posterior ejecución como conspirador para los romanos y como falseario y suplantador del hijo de dios para los Israelitas.
 
El dinero, siempre el maldito y cochino dinero en medio de las porquerías mundanas del género humano en su lucha por el poder y la supremacía, siempre en el centro de todas las disputas y controversias que se presentan a todos los niveles, en el individuo que roba, en el que asalta, en el que defrauda, en el que desfalca, en la familia es común el pleito por la falta de dinero para cubrir satisfactores o la disputa por los bienes hereditarios, o por el inequitativo reparto de bienes patrimoniales.
 

En el Estado Mexicano la gran disputa es por el reparto y uso del dinero, los diputados pelean por las asignaciones fiscales al Ejecutivo, a las dependencias y a los sectores sociales y productivos, los gobernadores pelean con la Cámara de Diputados y con el Presidente por más dinero para sus estados y para obtenerlo organizan toda clase de barullos, algunos funcionarios pelean en los tribunales por las altas sumas de dinero que como sueldos tenían asignados.
 
Los partidos y adversarios del actual régimen escandalizan porque supuestamente los dineros públicos se utilizan mal, porque su supuesto uso y distribución tienen como objeto la compra de voluntades para apoyar a su presidente y para comprar votos a futuro para garantizar su permanencia en el poder, cuando menos mientras les dura el dinero, que por lo demás parece estar comenzando a escasear y por lo mismo a debilitar su poder, que no, el control temporal que se ejerce con el monopolio de todos los poderes y órganos, ese esta sólido y se acrecienta.
 
Esa escasez de dinero tiene una imagen de falsa y superficial, los mexicanos aun con la crisis no admitimos el hecho de que se anuncie y se diga que no hay dinero, para detener la inminente caída económica del sistema y para enfrentar la perniciosa pandemia que nos agobia, siempre nos hemos sentido orgullosos de vivir y de ser parte de un estado solvente en todos los ámbitos y nunca lo habíamos sentido pobre y devastado como lo estamos sintiendo hoy, en que se aparenta rascar por debajo de las piedras para obtenerlo.
 

Nos presumimos en jauja por los ahorros cantados de millones y de millones de pesos que, en múltiples ocasiones ha cantado nuestro Presidente con jactancia y como prueba de su capacidad de administración, el Presidente no es un bocón que presuma de lo que no tiene y cuando dijo que había 500,000 millones de pesos para enfrentar la pandemia es porque debe de ser cierto.
 
Poseemos vasta información de los enormes ahorros que ha hecho el Presidente durante su administración evitando el dispendio, desterrando desde el principio de su gestión a la corrupción, seleccionando a sus colaboradores con pruebas tangibles de honradez y de ética profesional, sin importar su capacidad, pero a toda prueba honrados, adelgazando el elefante con el despido de miles de burócratas ineficientes e innecesarios, desapareciendo programas sociales infuncionales que en su opinión no deben de existir.
 
Ese caudal de ahorros sumado debe de ser una enorme bolsa económica que el Presidente maneja a discreción y que debe de estar ahí para lo que se ofrezca, sin regateos y sin vanos argumentos que cualquiera que sea su peso, no justifica que en estos tiempos de necesidad y de penurias no se apliquen para resolver las enormes exigencias de apoyo, de financiamiento, de rescate, de ayuda emergente y urgente que significa en estos momentos, casi su propia supervivencia como individuos y como nación, y que en estos momentos negarles el auxilio parecería una grosera y ofensiva tacañería de avaricia presidencial y no tiene ningún objeto que siga dando la impresión de ser un viejito avaro, pedigüeño y tacaño que se pelea con todo mundo para que le den dinero, chantajeándolos con exhibirlos si no se lo dan, sobre todo que no utilice las causas piadosas para bolsear a los empresarios, eso era admisible cuando le sobraba credibilidad, cuando a cambio de darles contratos los obligó a que le compraran boletos para la rifa denominada del avión presidencial.
 

Pero ahora que pretende chantajear a los partidos políticos para quitarles parte de su presupuesto para aplicarlo en la lucha contra el coronavirus, suena falso y ridículo, al igual que esa solicitud de que le ayuden a que las empresas deudoras del fisco le paguen a la Secretaría de Hacienda los 50,000 millones que a su dicho y no de la autoridad fiscal le deben. Por qué no le piden al país hermano de El Salvador, Honduras, y Guatemala que nos regresen los millones de dólares que les donamos para sus programas sociales.
 
Con estos desplantes presidenciales se ha iniciado un peligroso periodo de confrontación con los empresarios quienes toman sus propias medidas, su propio rumbo, porque ahora por primera vez declaran no estar de acuerdo con él, porque les ha cerrado las puertas, y atrás de ellos con el mismo tenor, todas las cámaras de comercio.
 
Ellos ya descubrieron el Talón de Aquiles de nuestro líder que lo arrebata y lo saca de casillas, saben que su debilidad es el dinero que necesita urgentemente para satisfacer sus programas sociales, en contra de los que ellos también están en desacuerdo porque estos no contribuyen al desarrollo nacional y en un futuro ya sin comiditas de amigos, le pueden declarar una huelga de pago de impuestos y retardar su entero mediante juicios fiscales largos para castigarlo.
 

En el mismo tenor se encuadrarán los gobernadores de los estados, también iniciarán un pleito por dinero, argumentando un inequitativo reparto de participaciones federales proclamarán su autonomía fiscal, rompiendo los convenios de coordinación fiscal existentes y procediendo ellos mismos a recaudar, no porque sea necesario hacerlo de esa manera, sino para fastidiar al Presidente y debitarlo en su proyecto de la cuarta transformación, cuyo fundamento no son las ideas, sino el dinero con el cual acumula un clientelaje, que sin él no subsisten.
 
Con esa actitud de negativa, lo que sí se observa a simple vista es que se está practicando una política excluyente de un sector de la economía que para el desarrollo del país es estratégico como son las pequeñas y medianas empresas, a quienes ahora se les amenaza con represión en caso de que no sostengan su planta laboral despidiendo a sus trabajadores, ya que se ha dicho que si lo hacen se atengan a las consecuencias.
 
Finalmente, en principio no estamos calificados en este momento para considerar negativas las políticas presidenciales, ¿Por qué? Porque a pesar de ser uno de los países más visitados del mundo, cuando éste vive aterrorizado por el coronavirus, en México todavía vivimos con paciencia y estamos preparados mentalmente para enfrentarlo, tanto que los índices de convalecencia y de mortalidad no han rebasado a las autoridades de salud que ahora sí parecen preocupados, aprestándose a conseguir los recursos médicos necesarios para enfrentar la pandemia, lástima que por este retardo inconsciente, estén sacrificando innecesariamente a los ángeles de la salud, a nuestros héroes los médicos y enfermeras, cuyas manos y conciencia parecen estar dirigidas por el supremo creador para procurar salud y consuelo a los enfermos, sacrificando su salud, su bienestar y su familia, bien por ellos.
 

Y por otra parte, también importante destacar que el Presidente está dispuesto a no endeudarnos por ninguna circunstancia, a no instrumentar un nuevo Fobaproa, a no adoptar el modelo salinista de rescate de las empresas quebradas, que fue cuando se adquirieron hoteles, líneas de aviación y empresas de todo que estaban quebradas y sin salida económica o la línea de López Portillo que para resolver las especulaciones económicas y evitar la salida de los capitales golondrinos nacionalizó la banca.
 
Lo dramático sería que comenzara a expropiar vía adjudicación fiscal a todas empresas y factorías que despidan a sus trabajadores o no les paguen sus salarios, como ya está sucediendo, ahora que toda la actividad productiva está parada y lo único que funciona al cien, son los ganaderos y agricultores que con sequia y todo están firmes trabajando en el frente de batalla.
 
Todo está bien todavía, pero ya es momento de que el Presidente rompa el cochinito y sin pedirle frías o fiado a nadie, ponga en acción un plan nacional que nos haga sentir que está con nosotros y que supere su personalidad de protagonista principal de la comedia, que hace que él absorba todas las culpas y lo señalemos directamente como responsable de toda esta dolorosa tragedia política y que recuerde que no es de buenos cristianos pelearse por el dinero, porque como dice la canción el dinero no es la vida es tan solo vanidad.- Por el bien de la causa.