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Columnas y artículos de opinión
No alcanzará el dinero ni para pagar el sueldo de los maestros...
Luciano Blanco González
24 de abril de 2020
alcalorpolitico.com
El hambre y la necesidad, propia y de la familia, hacen que gran parte de la población se vuelva temeraria y, armada del valor que da el valemadrismo, salga a retar en las calles a la peor pandemia que en los tiempos recientes ha atacado a la humanidad, con la esperanza de conseguir un poco de pan para irla pasando y hacer menos difícil y desesperante el momento actual.
 
No por otra razón deambulan por las calles miles y miles de personas ofreciendo sus servicios de diversa índole o sus mercancías caseras a los escasos consumidores, que también aburridos salen a dar la vuelta y a despejarse del tedioso encierro que, lejos de constituir un descanso placentero, por la intensidad de informes escabrosos sobre la pandemia y sobre la deteriorada economía, se ha convertido en un auténtico tormento por la incertidumbre de no saber qué va a pasar mañana.
 
Incertidumbre, porque ya no avizoramos en el futuro inmediato una salida que nos permita regresar a nuestras actividades cotidianas, cuando estábamos pensando que las autoridades ya estaban controlando los contagios y que estos iban a disminuir, nos damos cuenta que el virus apenas estaba agarrando vuelo.
 

Nos esperanzamos cuando se anuncia y se presume que esta situación es transitoria y que pronto pasara, ¿pronto? ¿cuándo? Pues las evidencias científicas y las experiencias de otros países.-Aunque más desarrollados o menos desarrollados.- que lo padecen, están atascados a pesar de las férreas disciplinas que los gobiernos imponen a su población y aun cuando cuentan con infinitos recursos más abundantes y avanzados que nosotros cada día parece que se hunden más.
 
Desalienta sentir que los recursos públicos aún existentes se gastan con el sano y buen propósito de apoyar a los más necesitados, y la verdad necesitados estamos todos, está necesitado el país de un programa de gobierno que lo rescate económicamente ante las claras señales de quiebra financiera que se resume en la más tremenda crisis jamás vivida.
 
Están necesitados los empresarios de apoyo y comprensión oficial ante el peligro inminente de perderlo todo, de ver pronto sus fábricas convertidas en chatarras inservibles, sus negocios paralizados, sus deudas creciendo y la angustia por la impotencia ahogándolos, hay quienes seguramente ya están llorando inconsolables por la falta de liquidez y por el terrorismo fiscal que a todas luces se implementa desde la presidencia, temerosos solo confían en que los salve la Providencia pues, ante su insolvencia, sus bienes pasaran vía adjudicación al Estado.
 

Están angustiados los trabajadores ante el peligro de perder su empleo, de quedarse sin el único sustento que les daba seguridad y les permitía mantener a su familia con las limitaciones naturales de la pobreza pero acariciando la posibilidad de una vida mejor, preparando a sus hijos y tratando de ascender a las clases sociales superiores, todo eso se ve ahora como un sueño difícilmente realizable.
 
El señor Presidente lleno de virtudes y de buenos sentimientos, cualquiera podría pensar que está despreocupado, pero su causa.- que no es la causa de muchos mexicanos, lo ciega ante una realidad muy diferente a la que él avizora, quizás porque estamos casados con una cultura popular que se nos inculcó por casi un siglo, que nos formó en la idea del paternalismo estatal, en cuyo marco creemos que el Estado está obligado a darnos la oportunidad de trabajar y de competir en un mercado libre, pero también a otorgarnos con respeto y con decoro los satisfactores mínimos para la supervivencia y la superación.
 
Por ese paternalismo, salimos de la ignorancia y del atraso de una sociedad semi feudal, en que la educación era un privilegio, el sistema de salud no existía sino para unos cuantos que la podían pagar, salimos de la barraca y del jacal para lograr viviendas urbanas más o menos decorosas, abandonamos la obscuridad que iluminábamos rústicamente con candiles, para incorporarnos a un moderno sistema carretero y de comunicaciones que nos permiten estar instantáneamente en cualquier parte del mundo.
 

Con ese Estado paternalista se estableció un Estado de Derecho seguro, que nos brindaba sin duda seguridad jurídica en todos nuestros actos, ahora es posible que así sea, desafortunadamente hay la percepción de que la justicia se ha corrompido tanto como la democracia, por la buena fe y la honestidad a toda prueba de quien preside las instituciones nacionales, se respira en la adjudicación directa de obras sin licitación, una estricta vigilancia presidencial, cuya cabeza desconfía de su propia sombra, haciéndolo así por temor a la manipulación que sus subalternos puedan hacer de los concursos, pero al hacerlos públicos y transparentes, purifican la idea de que la administración del ejecutivo es correcta porque saben bien que él es incapaz de robarse un peso.
 
Ese Estado paternalista que nos dio el movimiento revolucionario de 1910, nos sembró la visión de progreso, de superación por nuestro propio esfuerzo, educándonos siempre para vivir libres de las ataduras extranjeras, ni los gobiernos más reaccionarios que llegaron al poder nos entregaron tanto ni nos sometieron, ni ideológica, ni económicamente a la voluntad de ningún gobierno extranjero como lo está haciendo el actual gobierno con Donald Trump, ante quien permanecemos con la cabeza agachada y obedientes a sus consignas. Pero obviamente que más nos conviene llevarnos bien pues no somos un país guerrero y, para tal efecto, no tenemos con qué pelear y ahora ni con quién aliarnos pues los gobiernos de izquierda no nos tienen confianza y mucho menos los países capitalistas, a quienes les hemos pegado muy duro con decisiones que han afectado sus grandes intereses.
 
Por eso estudiamos, porque se exaltaba el estudio y el conocimiento, otorgándonos la educación la llave para programar un buen futuro para todos, sintiéndonos orgullosos de maestros preparados, con un lenguaje puro que era el resorte para cultivar el estudio y pulir e inculcar las buenas costumbres, en los tiempos actuales es lamentable que el conocimiento y la pluralidad de las ideas sean castigadas desde el máximo púlpito, cuyo lenguaje y calificativos enfrían la admirable figura presidencial y estamos expuestos a que patancillos sin ninguna preparación se posicionen en las aulas.
 

También necesitamos un mayor aliento oficial, aterra la idea de que por la manera en que se manejan los dineros de la nación: repartiéndolos sin programas de recuperación, sin inversión pública que reditué buenos ingresos. Si seguimos así, un día que se avizora próximo, el desgastado tesoro público se agotará paulatinamente, de tal manera que no alcanzará ni para pagarle sus sueldos a los maestros o a los policías, a los soldados, a los médicos y enfermeras o a los sufridos burócratas.
 
Ojalá ese día nunca llegue, porque el sagrado estomago de los mexicanos, no soportará tal extremo y tendremos situaciones más graves que las que provoca el propio Covid-19, obligando a una quinta transformación que sería violenta.
 
LA GUERRA DEL ZACAHUIL
 

Los analistas, todos muy respetables, abordaron de manera critica las declaraciones del secretario de Gobierno, Ingeniero Eric Cisneros, en el sentido de que se iba a sancionar a aquellos alcaldes que impidieran el libre tránsito de las personas en las carreteras.
 
Es mi obligación aclarar que, en mi opinión, está mal interpretada. La postura oficial fue una respuesta al exceso en que algunos alcaldes estaban cayendo con el pretexto de preservar a su población, el caso es que acá en el norte, en el municipio morenista de Chinampa de Gorostiza, un buen día comenzaron a circular desde el municipio vecino de Naranjos, alertas por las redes sociales para que no compraran ni tuvieran contacto con los vecinos de Chinampa porque estaban contagiados de coronavirus, debido a que una persona a quien la esposa fue a rescatar a Monterrey en donde trabajaba y lo reportaron muy enfermo, su esposa fue por él y lo interno de inmediato en el hospital de Naranjos, muriendo aquel horas después.
 
Esto escandalizó a los naranjeces, pues además reseñaban que la esposa del difunto vendía zacahuil en la zona centro de la ciudad y que por ello tenia contacto con mucha gente, diseminando el contagioso elemento, por lo que el alcalde haciendo eco al señalamiento de que sus vecinos eran portadores del mal, de inmediato junto con la autoridad sanitaria, protección civil y la autoridad municipal, mandó primero a que se cerraran todos los accesos de las calles que comunican con sus colindantes y ordenó instalar un retén en la carretera principal, que es la puerta de entrada a 7 municipios, en el módulo se interrogaba a todos quienes pretendían pasar hacia Naranjos, regresando a la mayoría de comerciantes que llevaban sus productos a la ciudad.
 

De inmediato los vecinos de Chinampa se sintieron ofendidos y se dijeron discriminados, sublevándose en contra de la propia autoridad, pues personalmente cientos de ellos se apoderaron de la carretera bloqueándola e impidiendo el tránsito de vehículos de esta importante carretera que, como ya está dicho, comunica a siete municipios y es el acceso a la carretera nacional Alazán Canoas que comunica a Tantoyuca por un lado y por el otro a Chicontepec, en el otro extremo a la autopista Tuxpan - Tampico.
 
Mientras tanto, en las redes sociales se difundían mensajes grotescos que hablaban de una guerra entre Chinampa y Naranjos. La intervención del Secretario, primero para conminar a la entrega de la carretera y para poner en orden a los 2 alcaldes y a los 2 municipios fue muy oportuna y evitó males mayores.
 
Por lo demás, el norte sigue tranquilo a pesar de la estadística estatal en donde señalan la existencia del virus en diversos municipios, particularmente llama la atención que Tantoyuca sigue presente en la estadística, cuando el vecindario afirma con conocimiento de causa que el caso eventual que se presentó ha sido ya superado y no se registran rebrotes.
 

Aquí vale destacar que la jurisdicción sanitaria conjuntamente con el Ayuntamiento que preside el medico Amado Guzmán Avilés, han realizado una excelente labor de coordinación en la vigilancia y control de todo el entorno de quien fuera infectado, estableciendo un cerco estricto de control sanitario sobre todas las personas que tuvieron contacto con el portador, primero investigando a todos los posibles, luego aislándolos y hasta ahora aquí no se ha presentado ningún brote adicional.
 
Las brigadas visitaron todos los domicilios para entrevistarse con las familias y para explicarles el grave peligro a que se exponían si no se cuidaban, el número fue mayúsculo, las distancias y el tiempo no importaron, pues en todo momento vehículos y personal del ayuntamiento estuvieron puestos para transportarlos a los lugares en que los posibles se encontraban, esta misma estrategia se está aplicando, la queja es que en algunos otros municipios los ayuntamientos no brindan ningún apoyo, dejando solos a los médicos y enfermeras que recorren largas distancias, a veces a pie, porque nadie los quiere llevar o de plano, les sacan vuelta.
 
La gente sigue muy preocupada y está dispuesta a guardarse el tiempo que sea necesario, ya que de solo pensar en el escaso número de ventiladores saben que, de agudizarse la crisis, la docena de ventiladores que existen en la región serían insuficientes y tendrían que ser remitidos a Tuxpan o a Tampico y los de la sierra allá en el mero oeste del norte del Estado tendrían que ser remitidos a Pachuca.
 

Imaginarse en tener que ir a esos lugares remotos, significa iniciar un posible viaje cuyo retorno a su pueblo si no aguantan, será en una bolsa negra, abombados y pestilentes, con una muerte y con un sepelio solitario, por eso mejor a cuidarse con todo esmero.
 
Por último, que bueno que aunque sea hasta ahora y ya con el problema a todo lo que da, las autoridades estén haciendo acopio de todo el instrumental médico necesario para apoyar a la población, el Presidente no debe de flaquear y debe de gastar todo lo que sea necesario para salvaguardar a su pueblo, si en el extremo tiene que endeudar que se endeude, pero sería muy grave que dejara hundir al país, por la falta de apoyos económicos, además de consensos.- Por el bien de la causa.
 
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