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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
Los humanos, «seres biopeligrosos»
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
28 de mayo de 2020
alcalorpolitico.com
En medio de esta pandemia, que poco a poco va revelando su verdadera cara y, lo que es más preocupante, sus verdaderas consecuencias, un grupo de políticos, telecomunicadores, intelectuales y altos ejecutivos de compañías como Oracle, Amazon, Microsoft, Facebook y Google, se reunieron con el alcalde de Nueva York para crear una comisión para «”reimaginar la realidad post-Covid” donde comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos». Los resultados de esta reunión cumbre fueron dados a conocer por la periodista canadiense Naomi Klein, en lo que ella misma llamó el «Nuevo pacto de las pantallas» (https://spanishrevolution.org/distopia-de-alta-tecnologia-por-naomi-klein/).
 
En el extenso reporte, con todo lo interesante y revelador, cabe destacar algunos puntos esenciales.
 
1. Gigantesco laboratorio conductual. «Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro se está forjando, no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto». Así lo dijo una de las asistentes: «Hay una tendencia definida a la tecnología sin contacto con humanos». «Los humanos son biopeligrosos, las máquinas no lo son».
 

2. El hogar que no es hogar. «Es un futuro en el que nuestros hogares nunca más serán espacios exclusivamente personales, sino también, a través de la conectividad digital de alta velocidad, nuestras escuelas, los consultorios médicos, nuestros gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras cárceles».
 
3) El Gran Hermano. «Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos». Desde luego, no es en beneficio del ser humano en general, sino de los gigantes tecnócratas y los gobernantes desalmados. En este aspecto, ya «el gobierno chino está dispuesto a gastar dinero público ilimitado para construir la infraestructura de vigilancia de alta tecnología».
 
4. Menos gente. «Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio, ya sea virtualmente a través de la tecnología de transmisión y en la nube, o físicamente a través de un vehículo sin conductor o un avión no tripulado. Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo».
 

5. Medidas «para protegernos». Si apenas ayer nos preocupaba la riqueza y el poder que amenazaban a la democracia,... ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia, las claves indispensables para mantenernos a salvo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos». Ahora, todas estas medidas (y más) se están vendiendo al público como nuestra única esperanza posible de protegernos de un nuevo virus que nos acompañará en los próximos años.
 
6. Para curarnos mejor. «La tecnología es sin duda una parte clave de cómo debemos proteger la salud pública en los próximos meses y año. Evitar los consultorios médicos y los hospitales durante una pandemia tiene sentido. Pero la telesalud pierde en gran medida frente a la atención persona a persona. Por lo tanto, debemos tener un debate basado en la evidencia sobre los pros y los contras de gastar recursos públicos escasos en telesalud, en comparación con enfermeras más capacitadas, equipadas con todo el equipo de protección necesario, que pueden hacer visitas a domicilio para diagnosticar y tratar pacientes en sus hogares».
 
7. Estado de excepción. «¿Estará la tecnología sujeta a las disciplinas de la democracia y la supervisión pública, o se implementará en un frenesí de estado de excepción, sin hacer preguntas críticas, dando forma a nuestras vidas en las próximas décadas? ¿Deberían estas redes y nuestros datos estar en manos de jugadores privados como Google, Amazon y Apple? Si los fondos públicos están pagando gran parte de eso, ¿el público no debería también poseerlo y controlarlo? Si Internet es esencial para muchas cosas en nuestras vidas, como lo es claramente, ¿no debería tratarse como una utilidad pública sin fines de lucro?».
 

8. El estorbo: la democracia. En resumen, la democracia se estaba convirtiendo en el mayor obstáculo «Ahora, en medio de la carnicería de esta pandemia en curso, y el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que ha traído, estas corporaciones ven claramente su momento para barrer todo ese compromiso democrático. Gobiernos que contratan empresas tecnológicas para almacenar, guardar, codificar y poner a mano los datos personales recabados de los ciudadanos, para elaborar estrategias e innovaciones para el sector público, para garantizar la seguridad pública, para poner en sus manos la educación y la salud, ¿es esto confiable?».
 
Cerrar los ojos no evita el daño.
 
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