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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Nueva normalidad: ¿Qué es eso?
Alfredo Ríos Hernández
3 de junio de 2020
alcalorpolitico.com
*¿Y la normalidad delincuencial?
*El esperanzador “Tren Maya”
*¡Abrir!: Reclamo comercial
 
Con el transcurrir de los últimos días, se ha escuchado con frecuencia en las intervenciones de ciertos funcionarios públicos ante medios de comunicación, el recurrente punto de vista de que, los efectos de la pandemia identificada como Covid-19, “no han resultados tan lastimosamente impactantes en el territorio mexicano”, por lo que “es apropiado otorgar curso a nuevos escenarios, todos ellos dirigidos a la reapertura paulatina de las diversas actividades de la colectividad”...
 

Y resulta claramente obligado el cuestionar el que, si entre las víctimas mortales o pacientes agonizantes, se encontrara algún familiar o íntimo amigo de quienes han referido tan sabias conclusiones, registrarían la misma templanza y serenidad, como para tratar de sembrarnos la idea de que el panorama pandémico en el territorio nacional, no es de efectos impactantemente dolorosos y que, ello es indicador de los aciertos en el marco de los operativos gubernamentales.
 
Porque se debe puntualizar con toda claridad, que precisamente para evitar que se ensanchen los escenarios dramáticos de la pandemia, lo más apropiado es que no sean los políticos los que determinen tiempos y circunstancias sobre los ámbitos pandémicos, sino que corresponde a los “verdaderos especialistas” en base a la información médica y científica disponible, debidamente cotejadas con centros de investigación, quienes deben o deberían de indicar en torno a la salud de la población, qué es lo que deben efectuar los ámbitos gubernamentales.
 
Hoy nos referimos a un término que no está del todo claro: “La nueva normalidad”, expresión que se escucha en infinidad de escenarios oficiales en referencia a que, ya se imprimen nuevas reglas de conducta y comportamiento de la sociedad dictadas por el Gobierno, conductas sobre escenarios marcados por los gobernantes, supuestamente cimentados en los dictámenes médicos y, en ese marco (en el de la medicina) muchos son los mexicanos que escuchan expresiones de galenos prestigiados, que no coinciden con lo que se apunta en el sector oficial y, al final de cada jornada (porque cada día surgen nuevas indicaciones) muchos mexicanos, que son por millones de integrantes mucho más que los del sector oficial, dormitan para transcurrir la noche en ámbitos de confusión.
 

Y en la redes sociales queda hora tras hora demostrado, que en nuestro país transitamos entre las contradicciones, las descalificaciones, las adhesiones hacia unos y otros sin claro sustento sobre la realidad del entorno, al tiempo que en el mismo ritmo o incluso de manera más acelerada, se transita hacia el quebrantamiento de la unidad nacional, y no por la presencia de núcleos opositores al sistema y hacia otras organizaciones partidistas, empresariales, científicas o laborales, sino porque se agregan otros dos calificativos a los gremios en cuestión, “Los chairos” y “los fifís” referencias que nunca enaltecen pero que sí endurecen lo que debería ser el trato político humanista, diplomático y en especial plural y respetuoso del pensamiento libre, incluso hacia el opositor.
 
México entiende con toda puntualidad que el arribo a tierras nacionales de la pandemia, no fue responsabilidad de sus autoridades, de la misma forma que no constituye un tema cuya acreditación pudiera acreditarse hacia los chairos o arrimarlas al portafolio de los fifís, pero lo que sí es y será una responsabilidad de autoridades, así como de chairos y de fifís, es el que por sus divergencias partidistas y búsquedas, unos de mantenerse en el poder y, otros de retornar al poder, la pandemia que hoy ya no nos ronda, sino que se ha metido a nuestras casas, nuestras áreas laborales e incluso nuestros centros hospitalarios, al tiempo que se apodera de las calles y parques, que aparte de todo ello, el Covid-19 también sea determinante en lo que habrá de ser el México del presente (como en parte ya lo está marcando) al tiempo que sea de enorme influencia para decidir el México del Futuro.
 
Ayer que observaba reportes informativos registré (y seguramente también usted lo advirtió respetable lector) escenarios de clara, notoria y peligrosa inconformidad de núcleos de población, escenarios incluso con reflejos injuriosos e irracionales que transformaron un gira presidencial de inicio a la “nueva normatividad”, en un hecho que debe preocupar tanto al pueblo de México, como a todas las estructuras del sistema de la administración pública, desde las agencias municipales, pasando por alcaldías, gubernaturas, congresos y Palacio Nacional.
 

Porque tal parece que la “nueva normalidad” no cuadra con claridad “en lo normal”, porque en principio debió referirse a “una nueva normatividad”, porque nunca podría ser calificado como “normal” lo que en principio se nos antoja como anormal el que todos andemos enmascarados, salvo que en nuestros entornos exista una amenaza que nos obligue a enmascararnos con tapa bocas y plásticos para evitar que una horripilante y anormal pandemia contamine y degenere el funcionamiento de mi organismo y ello, nunca será producto de lo que norma la vida y la existencia, sino por el contrario, rompe la normatividad de nuestra naturaleza... Ante ello no podríamos referir a “una nueva normalidad”, en tanto que sus efectos son encaminados hacia lo contrario de las normas que rigen la existencia del ser humano.
 
Así las cosas, ahora en México nos encontramos clasificando nuevos estilos de vida que, pese a sus aberraciones, como el de transitar enmascarados y no abrazar a tus hijos ni mucho menos besarlos, debe ser calificado como “la nueva normalidad”, escenarios que por sí mismo refieren la complejidad por la que transitamos en los tiempos actuales.
 
Claro, ya habrá tiempo (si es que no triunfa y se practica eternamente la “nueva normalidad”) de convertir los escenarios de hoy en aleccionadoras anécdotas para el futuro.  
 

Lo que se lee
 
Que la otra pandemia: La de la delincuencia, sigue presente y creciente en tierras mexicanas, incluyendo obviamente a las tierras veracruzanas, lo que es indicador que la incompetencia frente a la inseguridad, también merecería el ser calificada como una pandemia más, las cuales de la misma forma deberían de ser registradas, por su existencia, en los novedosos marcos de una “Nueva Normalidad”, como la que recientemente se acreditó en tierras mexicanos a los marcos de la pandemia Covid-19, situaciones que obviamente nos preocupan, porque nos hacen concluir que por ser un escenario que encuadra en la normalidad, en verdad que “llegó para quedarse”.
 
Lo que se ve
 

El banderazo de inicio de obras para la construcción del tramo tres del Tren Maya, que forma parte de un programa socioeconómico para el desarrollo del extremo sur del territorio mexicano, debe ser calificado como una acción positiva, que abre claras expectativas en beneficio de la economía y, obviamente el desarrollo en lo general del sur del país.
 
La obra encierra posibilidades de ampliar la actividad comercial, turística e industrial en esos espacios del país, que de siempre han requerido mayores respaldos para su desarrollo, sin que existieran (casi también de siempre) ecos constantes a sus requerimientos... Que todo sea para el bien del país, en eso se confía.
 
Lo que se oye
 

Priva optimismo en la capital del Estado de Veracruz, después que los sectores del comercio han presionado para que se les permita abrir sus establecimientos, panorama justificable ante el quebranto que se registra en ese ámbito de inversionistas, todo ello generado por las acciones restrictivas para disminuir las posibilidades de contagio de los xalapeños.
 
Ayer las autoridades municipales aprobaron bajo normativas de seguridad, la reapertura de comercios en la bella cabecera de los poderes estatales, por lo que ésta misma semana reiniciaran actividades con la advertencia que si no se cumplen con las medidas de protección en favor de trabajadores y consumidores, las tiendas volverán a suspender sus actividades... Ahí la dejamos.