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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
El golpe de timón
Alfredo Ríos Hernández
4 de junio de 2020
alcalorpolitico.com
*Cotidiano desgaste
*Reto transformista
*Efectos pandémicos
 
Ya habiendo transcurrido prácticamente dos años de que el pueblo de México, de forma claramente contundente, ordenara por vía de las urnas electorales que en México se “ejecutara un golpe de timón”, favoreciendo el arribo hacia la Presidencia de la República, de un personaje de siempre polémico, como lo ha sido, lo es y lo seguirá siendo el actual Presidente de la República, Don Andrés Manuel López Obrador, figura ya histórica en la etapa actual del país, que con ciertas inclinaciones de rangos pastorales en su actuar, en sus primeros minutos ya como Presidente de éste, nuestro suelo patrio, ante un Congreso de la Unión, preñado con mayorías afines a los colores del Nuevo Ejecutivo de la Nación, procedió al anuncio de la instauración e inicio inmediato de una Cuarta Transformación, encaminada a restaurar todas las instituciones y niveles de las estructuras gubernamentales mexicanas, erradicando vicios y contubernios, sin apartarse un minuto en los empeños para consolidar el bienestar del pueblo, en todos sus ámbitos y circunstancias.
 

Está claro que la impresionante suma de votos que refirió el triunfo contundente de López Obrador, registraba (y registra) mayormente orígenes a los efectos de la irritación social, tanto por la desigualdad económica como por la impunidad ante la ola criminal, así como a los elevados rangos de corrupción, escenarios registrados entre los ámbitos del poderío político y los círculos de grupos financieros claves en la generación de riqueza, que ante la colectividad portaban una auténtica identidad con las propuestas gubernamentales de los entonces candidatos del sector políticamente dominante (rojizos y azulados) obviamente contrarios al hoy Presidente de los mexicanos.
 
Incluso el discurso de toma de posesión del actual Presidente de México ya se encuentra enmarcado en la historia de éste país, por el énfasis que en el documento se plasma hacia la protección y mejoramiento del nivel de vida de los más pobres, aparejado a las intenciones de un reparto más equitativo de la riqueza nacional, al tiempo de la apertura de nuevos programas federales de asistencia social, para apoyar la capacitación y bienestar de las nuevas generaciones, al igual que eliminar la corrupción y favorecer programas asistenciales en beneficio de los más necesitados.
 
Pero ya transcurridos dos años del triunfo electoral que hundió al PRI y al PAN en las rutas del calvario político y, en los marcos de un año y medio de ejercerse la prometida Cuarta Transformación, lo registrado por hechos y resultados, no acreditan (por el momento) la real efectividad de “una transformación” clara e irrefutable, la cual pudiera ser indicadora que nos estamos consolidando en materia de desarrollo equilibrado y cimentado, al tiempo que en renglones prioritarios para la sociedad en lo general, como lo son el estancamiento en la generación de empleos, los escenarios de asesinatos, secuestros, desapariciones, asaltos, violaciones, extorsiones y otros delitos más, constituyen hechos que se registran cotidianamente, lo que sucede pese a la ejecución cotidiana de operativos para disminuirlos, lo que (con todo y una Guardia Nacional) han resultado insuficientes, hechos que nos trasladan a la lógica reflexión que (ante los tiempos de la claustrofóbica “nueva normalidad”) los transformistas intentan inducirnos a la adopción de conductas conformistas, en tanto que lo otro, sería el exponerse a que le cuelguen cual escapulario de identidad, la acreditación como “neo-fifí”, que para su conocimiento es lo contrario a los “neo-chairos”.
 

Y cimientos de clara realidad no se pueden argumentar con solidez por parte de la colectividad, salvo que el Gobierno de la Transformación yerre en sus metas y sus propósitos, de otorgar mayor bienestar a quienes carecen de lo indispensable, al tiempo de errar en los programas para fortalecer la capacitación de los jóvenes y otorgar auxilio económico inmediato, tanto a los desprotegidos como a los ancianos, sin distinción de género ni de condición social e, incluso por encima del calificativo entre “chairos y fifís”, tales programas a los que se puede agregar Sembrando Vida, por el momento refieren finalidades aceptablemente positivas, pero quien gobierna debe aplicar acciones pensando en los de arriba, en los de abajo y también en los de en medio, quienes con recurrencia en la historia de México y el mundo, son los que ante “la presencia de novedades” en las acciones y proyecciones gubernamentales, acaban con frecuencia como las tortas en su centro: Aplastado tanto por los de arriba, como por los de abajo.
 
En últimas fechas se vienen refiriendo tendencias gubernamentales, para que los trabajadores pudieran “echarle mano” a cierto porcentaje de “sus ahorros” realizados por vía de los “afores”, lo que en principio representaría una de las tantas “transformaciones”, realmente en serio, que se aplicaría en los marcos de la Cuarta Transformación, pero el tema no deja de ser de elevados rangos polémicos, pese a que la crisis financiera que innegablemente atraviesa el país, obviamente golpea con mayor rudeza a quienes de siempre han trabajado y, ante tiempos pandémicos que rondan amenazantes a los integrantes de la familia, los ahorros bien podrían representar un auxilio significativo en favor del sector laboral... Ya veremos (para bien o para mal) enfoques, alcances y suma de resultados.
 
Así las cosas y luego de los primeros días en los marcos de la ahora extrañamente llamada “Nueva Normalidad”, referencia sobre la cual un muy apreciado lector me escribió el siguiente mensaje:
 

“Qué será mejor: ¿Guerra contra el Crimen?... ¿Juegos del hambre?... ¿Divergentes?... ¿Floyd el que no es guitarrista?... ¿O la Nueva Normalidad?”... Excelente e irónica referencia que nos deberían de obligar en los ámbitos de la administración pública, hacia la adopción de programas y acciones más apegados a la realidad, así como a la efectividad, incluyendo niveles de congruente exactitud lingüística, porque nunca será lo mismo “normalidad”, que “normatividad”, en tanto que lo primero equivaldría a calificar como “normal el que vivamos enclaustrados”, lo que definitivamente en un mundo de libertades no resulta precisamente normal, mientras que imponer normas de conducta y de autoprotección en lo general, ante amenazas de exterminio por una pandemia como la que nos agrede, referiría no un espacio de “normalidad”, sino de normatividades” emergentes ante situaciones de elevado riesgo para la subsistencia.
 
Así las cosas, se intenta en Veracruz y en el todo el territorio nacional, el alcanzar (pese a confusiones y enredos) más y mejores ámbitos de bienestar, que nos permitan dejar atrás tiempos de explotación, de abusos y obviamente de notoria ausencia de honorabilidad y eficacia, para suplir tales aberraciones con todo y sus causas y efectos, con escenarios en los niveles de productividad apropiados, vinculados con los esfuerzos hacia el desarrollo integral, obviamente en beneficio de todos los mexicanos, no sólo para la satisfacción de los círculos de poderío financiero y de los ámbitos de la administración gubernamental.
 
Cierto, desde etapas atrás en la historia de México, se viene requiriendo de un cambio substancial en la aplicación de los recursos públicos, tanto en relación a los objetivos, como en lo referente a espacios apropiados de honorabilidad, de cordura y de eficacia.
 

Renglones sobre los cuales (debe insistirse que salvo notables y notorias excepciones) se instalaron perversamente incuestionables blancos infalibles de “talones de Aquiles”, en los que los dardos de la corrupción dieron curso al estancamiento, la injusticia, la ilegalidad, el abuso y el saqueo de la riquezas de un país que, por tales pecados, no ha logrado otorgar vigencia con cimientos inquebrantables a mejores niveles de vida que, en muchos otros países con menores riquezas en sus entornos, han logrado cimentar, fortaleciendo con ello el bienestar de la población.
 
En tierras mexicanas, el bienestar de millones de mexicanos se encuentra en niveles inferiores a los registrados hace apenas unos años... Por ello triunfó la propuesta, más que de la Transformación ¡del cambio!... De un simple cambio, argumento aplicado con eficacia que originó un giro electoral, cuyas dimensiones jamás pudieron predecir los especialistas rojizos y azulados, porque ya se había convertido (permítanme referirlo así) en una “nueva esperanza” de un posible mayor bienestar... Candidato que triunfa “aquí o del otro lado del mundo” en el marco de la legalidad electoral, es porque sus propuestas y su estilo sembraron esperanza y relativa confianza, por ello MORENA arrasó prácticamente con todo, salvo algunas entidades, pero lo complicado en los marcos actuales, es que tales expectativas creadas entre la ciudadanía se encuentran en proceso de desgaste, lo que está mermando (todavía no de manera determinante) la imagen de “los chairos”, escenario que constituye oxígeno para los fifís.
 
Pero el primer recuento de potencialidad o desgaste al que se le podría acreditar veracidad, habrá de ser el referente a las aún distantes pero más cercanas que ayer, contiendas electorales intermedias, marco en las cuales tanto para la elección de diputados como de alcaldes, el sentido de los votos nos podrán indicar con clara notoriedad si los “Morenos” siguen igual de sólidos que en los pasados comicios, o si ya se registran electoralmente desgastes que reflejen notorias tendencias a la baja.
 

Claro combate ciudadano por la supremacía electoral, habrá de registrarse en fechas aún distantes, tiempos apropiados tanto para resanar descalabros en los ámbitos transformistas, como para almacenar por parte de la oposición, los expedientes que refieran que la transformación no es garantía para el desarrollo integral y el bienestar.
 
Los elevados ámbitos delictivos, superiores al pasado reciente, al igual que los efectos desgastantes de la pandemia que siembra terror y aniquila, sumado a niveles de violencia que sobrepasan escalofriantemente a los anteriormente registrados en el renglón de feminicidios, que también fueron causas que dieron curso al golpe de timón en materia electoral, representan por el momento factores determinantes que podrían influir en próximas contiendas electorales... Ya veremos.