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Columnas y artículos de opinión
El filósofo de la destrucción
Luciano Blanco González
5 de junio de 2020
alcalorpolitico.com
El máximo ideal que han abrazado los buenos gobiernos a lo largo de la historia de la humanidad ha sido el de construir una sociedad justa y de respeto, que le permita a sus gobernados vivir en armonía, y para ello durante siglos han puesto el máximo de sus esfuerzos, buscando e implantando fórmulas que les permitan dirimir controversias de manera pacífica como premisa fundamental para desarrollar sus potencialidades.
 
El gran ejemplo que nos da la biblia sobre la existencia de un bello y alegre espacio de convivencia, lleno de flores, pájaros, bosques, ríos, mariposas y rebosante de amor, diseñado y guiado por dios, también es muestra de la existencia paralela de la maldad encarnada en la víbora con cuya intromisión se perdió todo y sus moradores por desobediencia fueron arrojados a esta maravilla de otro mundo.
 
Pues bien, la referencia es a propósito de un interesante discurso inductivo del más grande de los ideólogos y pensadores modernos, cuya esencia de ideas guían y orientan con claridad y brillantes el remolino de simpatizantes que se adoctrinan potentemente para promover el programa político de nuestro Presidente, que lo adora y procura con especial cariño, debido a la lealtad y compañía que en los tiempos adversos y de éxito le ha brindado por más de 18 años de lucha.
 

Epigmenio Ibarra, un ilustre pensador nacido en el vecino país del quetzal, por sus méritos y aportaciones similares a las que a favor de los indios hiciera el padre Fray Bartolomé de las Casas en el inicio de la colonización, o de los ilustres ideólogos que influyeron en la independencia de México, por ser similar en su influencia a la que tuvo Don Sebastián Lerdo de Tejada, Ignacio Ramírez o Francisco Zarco, por esas y otras razones, al triunfo de la Cuarta Transformación calles y avenidas llevarán su nombre y los parques se adornarán con su expresiva figura, levantando el índice y señalando el camino como guía que es de este sacudimiento social, cuyas conciencias pretende cernir con la fuerza pasional del encendido verbo, rebosante de enseñanzas nítidas de una visión sobre la decadencia humana que, de manera individualista, percibe y califica de manera generalizada, para abonar a una causa en lucha.
 
Así como Carlos Marx construyó su modelo comunista en base a una confrontación entre proletarios y burgueses, o como Nelson Mandela inspiró a su pueblo a combatir la política racista del apartheid impuesta por los blancos sobre los negros, Epigmenio mediante una crítica mordaz hacia todo lo anteriormente establecido, arremete con sorna a toda forma de convivencia en el país, destacando el desprecio de los ricos hacia los pobres y la supuesta homofobia de quienes aún conservan las sanas costumbres, veamos de inicio refiriéndose a los ricos de quienes dice;
 
“No pueden contenerse. Están rabiosos, hartos, decididos a 'jugarse el todo por el todo' o más bien a que Donald Trump y sus marines se encarguen del asunto. (¿Los ricos, AMLO?) Jugaron a ser demócratas, pero ya se dieron cuenta de que eso no es lo suyo; es cosa de la plebe, de los ignorantes, de los pobres”.
 

“Votaron por Andrés Manuel López Obrador —dicen y también en eso mienten— sólo gente sin educación, “ninis” sin oficio ni beneficio, que no pagan impuestos”.
 
“La que votó en contra, en cambio, fue la élite, la que ha hecho a este país, la gente de bien”.
 
“El racismo se asoma en cada frase que dicen. No pueden evitarlo, miran siempre con desprecio, de arriba para abajo, a los indios, a los nacos, a “esos” que no se merecen ni siquiera un epíteto”.
 

“No eres para ellos una persona mayor; eres viejo, y si eres viejo eres por fuerza senil. (Mensaje para que los viejos se identifiquen con su protector) Eres siempre puto, maricón o prostituta, ignorante, imbécil, retrasado mental; el mismo repertorio de insultos del fascismo, la misma soberbia”.
 
“Tienen mucho miedo al populacho; lo odian. Les fallaron José Antonio Meade y Ricardo Anaya. Al PRI lo deshizo el corrupto e impresentable de Enrique Peña Nieto. (Igual que Nahle, Bartlett o la Guevara). Al PAN lo desbarató Felipe Calderón. De su propia responsabilidad en la debacle de esta oposición electoralmente despedazada, políticamente desarticulada, moralmente derrotada no dicen ni una palabra. Ganó, según ellos, el hartazgo de la chusma, no la propuesta de López Obrador”.
 
 “Las élites se sienten la crema y nata de este país. Se han pensado y han actuado siempre como sus dueños. Dicen ser los únicos que crean empleos, producen la riqueza, moldean la opinión pública y conducen así al vulgo. Le dicen qué comprar, por quién votar, lo que le conviene. Son el rostro de México en el mundo, la gente decente. Las y los que se codean con los poderosos de otros países”.
 

“Su resentimiento no es sólo para la gente de abajo. También temen y odian a quienes tienen más dinero y sobre todo a aquellos que dialogan, de manera constructiva y constante con López Obrador, (banqueros, gringos, chinos, y los empresarios chairos, Slim y Salinas Pliego) y que han manifestado siempre y mantenido una actitud de respeto irrestricto a la democracia”.
 
“Contra ellos despotrican con saña, les tienen envidia y en el fondo los consideran traidores a su clase, porque de clase ellos sí que tienen conciencia. Están encabronadísimos y tienen razón. Ya no tienen en palacio a un sirviente, a un Gerente en el mejor de los casos que vele exclusivamente por sus intereses”.
 
“El Presidente ya no se arrodilla ante ellos, (ante nadie, así sea Trump) no obedece sus órdenes, ni siquiera las escucha. Con indignación gritan que "les ha dado la espalda". Los conjurados están por todas partes”.
 

Hay amateurs que, motivados por un personaje patético, copia fáriseica del traidor Juan Nepomuceno Almonte, escuchan arengas golpistas como si fueran conferencias de autoayuda. A esos, con ignorarlos basta.
 
Los hay también, y son legión, en los medios. Nunca un Presidente había sido sometido a un linchamiento mediático tan feroz. (Nunca los periodistas habían sido tan linchados y perseguidos como ahora). Aunque nunca tuvieron la libertad de la que hoy gozan, (los periodistas de la mañanera) jamás habían perdido tantas dádivas y privilegios. Extrañan el yugo al que estuvieron sometidos y las fortunas que les pagaba el Estado.
 
Ellos preparan el terreno a los más perversos y sofisticados de entre los conjurados: los que buscan que el caos y la muerte imperen en México para volver al poder y que tienen, (y el Estado incapaz de pararlos y someterlos) como Felipe Calderón, las manos manchadas de sangre inocente y los bolsillos llenos de dinero del pueblo.
 

A esos hay que desenmascararlos, ponerlos en evidencia, desarmarlos con la razón, contraponer a su llamado a la violencia una defensa creativa, audaz, pacífica pero enérgica, de la democracia, que recién conquistamos”.
 
La arenga circula en la plataforma de YouTube, (las frases entre paréntesis son mías) al alcance de quien quiera escuchar el tono educativo del maestro que instruye con su lenguaje a los cuadros políticos que diseminan la doctrina de combate entre los cuadros políticos de su movimiento.
 
En fin, que cuando se reescriba la historia se dará como cierto este argumentismo que en nada contribuye a la unidad del país ni a la construcción de la unidad en un ambiente de armonía, porque como es lógico, tenemos que pensar en destruir ese panorama vergonzante que humilla y degrada a quienes son despreciados con o sin cuarta transformación, pero esa actitud debe de corresponder no a una virulencia enfermiza sino con la convicción de que todos somos iguales y todos tenemos derecho a las mismas oportunidades y arrasarlos con el argumento convincente que el filosofo de la destrucción esgrime al final de su proclama “ desarmarlos con la razón”. Por el bien de la causa.
 

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