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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Veracruz en elevado riesgo
Alfredo Ríos Hernández
15 de junio de 2020
alcalorpolitico.com
*Acatlán: Violencia policiaca
*Terror crispa a Tierra Blanca
*Y... ¿Los médicos cubanos?
 
Quienes de por vida hemos transitado laboralmente vinculados con los medios de comunicación (ya soy un aprendiz veterano en éste sector) cuando por la información que se tiene a la mano, decidimos escribir la posibilidad de que algún problema que afecta a la colectividad se complique, con frecuencia y hacia nuestros adentros, meditamos que ojalá y los datos que predicen tales escenarios negativos para nuestro entorno, se encuentren sostenidos en informaciones “no del todo certeras” y que, el factible panorama trágico que anticipamos, nunca se registre, por encima que pudiéramos convertirnos en foco de burlas y descalificaciones, por la “alarma en falso” que difundimos... Tales escenarios (se los garantizo) no resultan extraños en los medios de comunicación, sobre todo en las oficinas siempre cundidas de tensión que constituyen la Dirección y las Áreas de Información y Redacción.
 

Escribo tal introducción a mis líneas de hoy lunes, porque en días pasados y en éstos mismos espacios, referí advertencias plasmadas en un estudio efectuado por el cuerpo de especialistas de la Universidad de Washington, en los que se apuntaba la clara posibilidad de que nuestras tierras veracruzanas, se convirtieran en el espacio con mayores índices de afectados por el coronavirus después de la Ciudad de México, o sea, que del cuarto o quinto sitio que hemos ocupado en éstos espantosos escenarios, pasaríamos a ser el primer lugar en ámbitos de la provincia mexicana.
 
Ayer domingo se informaba en los medios de comunicación (ya por conducto de autoridades mexicanas) que el Estado de Veracruz debía mantenerse en estado de “alerta máxima”, en tanto que el número de habitantes afectados por la pandemia, se ha incrementado “en los últimos días” en un 31 por ciento, apunte plenamente avalado ya por autoridades del ramo, a los que se agrega el urgente llamado a la población para que redoblen medidas de autoprotección, apegados de manera estricta a las indicaciones no sólo de “sana distancia”, sino el de mantenerse en casa todo lo que extremadamente nos sea posible.
 
Y si usted apreciado lector coincide con las referencias que circulan de voz en voz, en el sentido de que muchos son los veracruzanos (el caso de Córdoba y Orizaba es notorio) que afrontaron o afrontan los efectos del contagio por el coronavirus, resguardados en sus domicilios donde son atendidos con discreción por médicos particulares, sin que ellos formen parte de las listas oficiales y el porcentaje de contagiados, a lo que se debe de agregar, a quienes son portadores pero asintomáticos, muchos de los cuales ni siquiera lo perciben y, por lo mismo, se multiplican los riesgos de la expansión de afectados por la pandemia; refieren panoramas que obligadamente apuntan sobre la clara posibilidad que el número de contagios es mayor al que se acredita.
 

Referimos sucintamente tales escenarios, porque tanto lo oficialmente anotado como lo no registrado, abonan en una realidad de impactos dramáticos en tierras veracruzanas, referencias que, muy probablemente sí fueron advertidas tanto por especialistas de la Universidad de Washington, como de nuestro país, que originaron variaciones en las cifras pandémicas en tierras jarochas, al tiempo de abrir los espacios para la reciente advertencia, ya oficialmente dictada ayer por autoridades mexicanas, apuntando que efectivamente Veracruz está incrementando de manera singularmente acelerada su ritmo de contagios.
 
Y tan claro ha quedado el panorama al despejarse las sombras que ocultaban la realidad por la que transitamos los jarochos, que iniciamos la semana con el apunte “ya oficial” que se deja sin efecto la reapertura de actividades en tierras jarochas, como gradualmente se aplicará en otras entidades, porque en nuestras tierras los riesgos en torno a los efectos pandémicos son mayores que los registrados en muchas otras regiones del país.
 
Y al tema se le debe obligadamente agregar, que volvemos los veracruzanos a “distinguirnos” en espacios sociales, políticos y económicamente desagradables, en tanto que no sólo en los marcos de la “Cuarta Transformación”, sino “desde andenantes”, los siniestros y negativos rangos de la violencia, como feminicidios, homicidios, infanticidios, levantones, secuestros, extorsiones, asaltos, robos y estafas, han demeritado primeramente la calidad de vida, al tiempo que impactan negativamente en el desarrollo económico y social en lo general.
 

Claro se debe registrar como renglones que precisamente hemos calificado en éstos espacios de Causas y Efectos como “pandemias sociales”, que conjuntamente con los desencantos hacia los fallidos niveles de eficacia en las administraciones públicas municipales, estatales y federales (agréguele por favor los ámbito legislativos y judiciales) refieren a una colectividad que ronda los 130 millones de habitantes, que no ha logrado en todos sus ámbitos y espacios territoriales asentar el real imperio dominante e inquebrantable, de tranquilidad social, productividad, desarrollo sostenido y cimentado, bienestar colectivo y equidad en todos sus ámbitos.
 
En el caso específico de los veracruzanos, cada generación de nuevos administradores públicos y operadores de los diversos niveles y áreas que nos rigen, procuran en sus inicios sembrar la efectividad de un discurso que llama hacia el desarrollo integral, hacia el bienestar colectivo, hacia la generación de empleos y oportunidades tanto en ámbitos urbanos como en espacios rurales; sin embargo, referencia de que tales ofertas son meramente de conveniencia político-partidista, más no la clara convicción y búsqueda de una (usemos expresiones caprichosas en plena moda) “Nueva Normalidad”, que nos conduzca en verdad hacia una “Nueva Realidad”, misma que encumbraría con impactos progresistas y equitativos una “Nueva Transformación”, sin importar que en ámbitos históricos constituya ”la cuarta” o “la novena”, eso, referiría un veterano comentarista “no tiene la menor importancia”, lo importante, lo sobresaliente, lo que le otorgaría un lugar positivo en los anales de la historia, es que “La Transformación” de nuestro país avance con cimientos inquebrantables hacia rumbos de mayor bienestar, de clara y enérgica justicia, con cimientos consolidados que perpetúen el desarrollo integral en beneficio de los de arriba, de los de abajo y de los de en medio.
 
Si en la inmediatez no actuamos “de ya” para alcanzar mayor efectividad en la degradación de los niveles pandémicos, no sólo del coronavirus, sino también de los socialmente ya referidos, nuestras tierras mexicanas seguirán convertidas en lo que en algunos círculos siempre se ha dicho, calificándonos como “El patio trasero del norte del continente”.
 

No todos los mexicanos muestran su acuerdo con escenarios exageradamente optimistas, apegados al criterio donde se sostiene “lo que sucede conviene”, porque de inicio los escenarios de conveniencia son muy variados incluso entre familiares, ya no digamos entre vecinos, reflejo natural del complejo marco que conforma y refiere el conglomerado social.
 
El territorio nacional ciertamente nos muestra a un país endémico, política y socialmente quebrantado como resultado de un gobierno ineficiente, que desde la cúspide federal hasta los rangos municipales e incluso agencias municipales, por décadas registran en su quehacer y obligatoriedad, mucho más yerros que aciertos, escenarios que ya hemos insistido no son novedosos porque su longevidad, al igual que su ineficacia, constituyen referencias claramente plasmadas tanto en la historia formal, como en los apuntes informativos, ése constituye precisamente el principal factor del significativo golpe de timón ejercido por electorado en favor de un proyecto transformista.
 
Pero hoy y siempre, no todo lo que “se transforma” resulta provechoso, apunte en el cual y por el momento no se podría encuadrar como sentencia definitiva a la Cuarta Transformación, porque simple y sencillamente se encuentra en el inicio que, por cierto, apegados a las opiniones de los unos y los otros, la calificación sobre sus acciones se plantean mayoritariamente como aprobatorias, pero no como para haber superado los efectos vertiginosos del siempre resbaladizo sendero que transita quien porta la Banda Presidencial... Ya veremos.
 

Lo que se lee
 
Los hechos registrados en la región de Acatlán de Pérez Figueroa, estado de Oaxaca, en donde un joven adolecente perdió la vida producto de un disparo de escopeta accionada por un policía, constituye el reflejo claro e irrefutable del nivel de crispamiento creciente y notable en los cuerpos de seguridad del país, lo que debe acreditar como origen la ola de violencia que en lugar de disminuir, en tierras mexicanas se ha incrementado y ya no se podría decir que en forma sensible, sino notoriamente alarmante, en tanto que los altos índices delincuenciales no sólo colocan en estado de crispamiento a la sociedad en lo general, sino de la misma forma incrementan los niveles de adrenalina entre los cuerpos de seguridad, mismos que por su insuficiente capacitación y dudosa competencia, dan curso a escenarios de inimaginables rangos dramáticos, accionando armas en contra no sólo de inocentes, sino incluso de estudiantes de nivel medio que apenas transitan por las rangos de la adolescencia, quienes nunca sospecharían que serían agredidos por quienes deberían de brindarles elevada seguridad.
 
Se entiende que en los sectores de seguridad, que prestan sus servicios en ámbitos de muy significativa tensión, escenario originado sobre todo en las áreas vinculadas con la actividad agrícola y ganadera, los cuerpos de vigilancia y protección de la colectividad regional, afrontan con recurrencia hechos enmarcados en niveles de alto riesgo, escenarios que elevan los niveles de adrenalina con efectos desafortunados, como el suscitado en la región de Acatlán que enlutó a todos los núcleos de la población, resultado trágico que obligadamente reclama por sus propias dimensiones, el que se proceda (apegados siempre a la legalidad) en contra del uniformado que disparó, “sin motivo alguno”, alcanzando con sus proyectiles a un joven apreciado en toda la región, con antecedentes limpios y claramente ajeno a la ilegalidad y la violencia, quien perdió la vida sólo “por el nerviosismo” que invade a los elementos de seguridad.
 

Pero a más de ello, la muerte del joven por aparente confusión en instancias policiacas, debe convertirse en un mensaje perenne de paz y no agresión, en contra de menores de edad y, al mismo tiempo, de toda persona que no sea debidamente certificada “con toda precisión” que se trata de un peligroso forajido fuera de la ley.
 
En éstos momentos las autoridades de Acatlán, se encuentran obligadas hacia la aplicación de medidas que eviten el menor yerro en ámbitos de seguridad, por el bien de la población y, en especial, para evitar que el pueblo unido pudiera reclamar en forma virulenta las deficiencias municipales en el delicado renglón de Seguridad y protección a la sociedad.
 
Triste y lamentable resulta que, en nuestro país, se prosigan presentando escenarios que por sus características desatinadas, quebrantan tanto la legalidad como el espíritu ciudadano, derivado de conductas que refieren clara incompetencia en los sistemas de seguridad, cuando el principal origen para la creación de mandos policiacos en el contexto social, fue precisamente el que esos mandos brindaran real y efectiva seguridad a todos los integrantes del colectivo social... ¿Dónde quedaron tales fines y anhelos?
 

Lo que se ve
 
Se externa reacción, incluso de furia, en los centros de asistencia médica de municipios como el de Tierra Blanca, en donde se refiere que por la falta del equipo y medicamentos necesarios, los efectos de la pandemia están alcanzando niveles ya incontenibles, tanto así que varios son los integrantes del hospital del municipio terrablanquense, que contagiados por el virus buscan ayuda en otros centros médicos de tierras veracruzanas, hecho que a la vez disminuye el personal del hospital, sin que se presenten refuerzos que sustituyan al personal médico incapacitado.
 
Notorio resulta que cada día, mientras más número de contagios se detectan, decrece significativamente la capacidad de atención en los hospitales... Así las cosas, si a ello se le agrega que, de acuerdo a las evaluaciones de especialistas, los contagios en tierras jarochas se multiplicaran en el transcurso de la presente semana, ya nos podremos imaginar el lastimoso drama que ronda a la tierra identificada como “La Novia del Sol” o sea: Tierra Blanca.
 

Lo que se oye
 
Que definitivamente el optimismo reflejado en ámbitos médicos por el arribo a nuestro país de médicos cubanos, quienes supuestamente venían a reforzar los programas médicos para atender a pacientes contagiados por el coronavirus, se ha convertido en frustración e incluso inconformidad por parte del sector médico mexicano, porque los galenos cubanos no fueron ubicados en áreas de elevada emergencia para atender a pacientes agredidos por el mortal virus, sino que se les colocó en áreas médicas ajenas a los ámbitos pandémicos, con mejor ambiente y mayores comodidades, cuando en donde realmente hacen falta es en el apoyo para contener el desarrollo de la pandemia, ámbitos en los cuales se transita por la emergencia de mayor número de médicos y, entre más capacitados mucho mejor... Así están las cosas al iniciar la semana.