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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
El reclamo en hospitales
Alfredo Ríos Hernández
22 de junio de 2020
alcalorpolitico.com
*Pandemia del hambre
*Los niños victimados
*Tormentas nos rondan
 
Leo, veo y escucho en diversos ámbitos de la colectividad y, sobre todo en los espacios de sistemas e instancias médicas imprescindibles para la sobrevivencia de los mexicanos, que existe un acuerdo al interior del sector de atención médica del país, para realizar al inicio del ya cercano mes de julio, un movimiento nacional ejecutado por integrantes del ámbito de servicios médicos de nuestro sistema, que permita a todos los mexicanos tener suficiente información “clara y contundente”, sobre las deficiencias “notorias y comprobables” que están registrándose en los centros de asistencia del que dispone el pueblo de México, no sólo en el renglón de la calidad e insuficiencia de equipos, medicamentos y espacios requeridos para la atenciones de los pacientes, sino en aspectos que también “deberían de ser” de elevada prioridad, como lo son los implementos de autoprotección para evitar que, el personal en lo general de los centros de asistencia médica, se conviertan en fácil blanco de contagios, lo que obviamente coloca no sólo la vida de los pacientes en alto riesgo, sino de la misma forma el que por conducto del propio personal de centros asistenciales, la pandemia se expanda en sus hogares afectando a sus familiares, incluyendo a los vecinos, así como en áreas en lo general fuera de centros médicos, referencias de notorio y elevado riesgo, por los que el personal hospitalario transita en los múltiples pueblos y ciudades en los que laboran.
 

Y si se toma en cuenta que las instalaciones de atención médica bajo control y presupuesto del Gobierno de la República, sumando a ello otras de rangos estatales en las que también se refieren las deficiencias citadas, señalamientos precisamente difundidos por el personal que labora en tales áreas, que son elementales para la salud de la población, podríamos con ello sin muchas dificultades, dimensionar la compleja situación por la que nos encontramos, en tanto que, si en centros de asistencia médica públicos o privados, por lo general no privan niveles de protección contra contagios al personal de asistencia médica responsable de salvar vidas, mucho menos esas instalaciones refieren las características requeridas para proteger a galenos y personal hospitalario, en sus delicadas y complejas tareas que requieren contacto directo con los pacientes.
 
Pero además de lo ya referido, ya es tiempo de que en nuestro país, todos los responsables por parte de la administración gubernamental de operar en las diversas áreas de asistencia médica, dispongan tanto de instalaciones apropiadas para “salvar vidas”, al igual que de los equipos complementarios para también “salvar sus vidas”, agregando a ello salarios y beneficios apropiados, que representen un reconocimiento a su arriesgada labor, que no sólo se refiere a las amenazas de la pandemia que nos rondan, sino a muchos otros padecimientos contagiosos con los que regularmente tienen que convivir.
 
Muchos son los mexicanos que en la actualidad coinciden en que, si las instalaciones oficiales de atención médica reflejaran como debería de ser, edificios, equipos, quirófanos, áreas de emergencia y de atención de elevado nivel, en fin, instalaciones como las que deben de privar en todo hospital en lo general, que constituyan los ámbitos y herramientas apropiadas y oportunas que requiere un médico o asistente en el ramo de enfermería para atender exitosamente a pacientes determinados, incuestionablemente muchas habrían sido “de ya” las vidas salvadas, arrebatadas al monstruo pandémico, sin embargo no priva tal escenario de infraestructura para salvar a mexicanos, porque transitamos en la medianía en escenarios hospitalarios, referencia que se ha venido incrementando conforme los años transcurren.
 

Pero el pecado de los días actuales en tales rubros, es que en lugar de mejorar de inmediato en ámbitos de servicios médicos, precisamente ante la creciente amenaza de una pandemia que fue anunciada desde que se registró en regiones asiáticas, “nos atolondramos” ante el elevado reto que ya se vislumbraba como viable su ingreso a nuestro país, arribo que no precisamente nos tomó “por sorpresa”, sino que nos tomó en esas tonalidades de aparente autosuficiencia sin prevenir (para no lamentar) que se debieron de aplicar acciones previas al contagio, reforzando espacios y equipamientos apropiados para la oportuna y eficaz atención médica, a la vez de atender con significativo nivel de eficacia, un problema que en ámbitos de servicios asistenciales como lo es el médico, venía privando desde tiempo atrás, que es el de la carencia (pandémica en México desde andenantes) de más instalaciones, equipamientos e incluso medicamentos, al que obviamente se debe sumar el atender con prontitud la falta de atención sobre los implementos de uso individual, requeridos para la seguridad del personal asignado en áreas de probables contagios.
 
Muchos han sido las asistentes, enfermeras y médicos que en los últimos meses, precisamente por instalaciones inapropiadas e insuficientes, han resultado contagiados en el transcurrir de la actual pandemia, ellos han afrontado la pandemia, sabedores de los riesgos y que, ante el probable contagio, en muchos casos no se disponen de las áreas y equipos apropiados para salvar la vida.
 
Tales deficiencias no han sido subsanadas del todo, se han aplicado paliativos que al final no alcanzan los objetivos deseados y, por el contrario, los riesgos sí se han desarrollado y ésos resultados funestos, así como lamentables, es lo que en los finales del presente mes e inicios de julio, impulsa al sector de médicos y asistentes a la realización de marchas en el país en demanda de mayor equipamiento en centros médicos de todo México, que favorezcan niveles de mayor seguridad tanto para los pacientes, como para quienes les asisten arriesgando la propia vida...
 

Tales escenarios de incipiente reclamo, parecieran ser (por el momento) el inicio de un movimiento que podría originar panoramas mayormente incisivos y, alguien con toda la razón nos podría referir: “Pero... ¿Qué necesidad?”.
 
Lo que se lee
 
Por miles... ¿O será por millones?... muchos niños se encuentran buscando (solitarios y angustiados) por las calles de nuestro territorio, una moneda para comprar o un taco para comer, el escenario está creciendo en tierras jarochas según referencias en medios de comunicación, hecho que es notorio de tiempo atrás, pero que en los últimos meses se ha incrementado en forma preocupante, panoramas que en últimos días resultan más frecuentes en distintos espacios veracruzanos, así como en otros puntos del país.
 

Triste, inquietante, pro-reactiva e inmediata debería de ser, de siempre (no sólo en tiempos pandémicos) la reacción de las autoridades, sobre todo ante escenarios en los cuales, los “actores de la miseria” son pequeños con la mirada triste y la mano extendida, cuya sonrisa brota ante el mendrugo que una mano caritativa les obsequia.
 
Es la otra pandemia que priva en nuestro territorio desde tiempos atrás, la del hambre, la angustia y el desamparo de niños que se convierten en “hijos de la calle”, quienes nunca han encontrado en su angustiante ruta una instancia gubernamental que los adopte y los respalde, escenario en contra que se agudiza ante los soplos pandémicos, todo ello porque no priva la firme voluntad, de esfuerzos oficiales y sociales para abrirles una real oportunidad de vida... ¿Hasta cuándo?
 
Lo que se ve
 

Mucho es lo que se ha insistido en el país (del México Lindo y Querido) que el crecimiento de los niveles delincuenciales constituyó una de las causas primordiales (existe quien la califica como determinante) que originaron hace dos años (en el escenario de los pasados comicios federales) un significativo “golpe de timón”, que originó el desplazamiento de la fuerza electoral del PRI y del PAN, al tiempo de favorecer el arribo de MORENA a la Casa Presidencial de los Pinos, residencia que ya como Presidente el “tabasqueño-veracruzano” (como él se califica) Andrés Manuel López Obrador, decidió “derogarla” como casa oficial del Presidente para (“por modestia”) trasladar su residencia oficial al histórico y reverenciado Palacio Nacional, imponente edificación donde vivió el entonces Presidente Porfirio Díaz, quien por cierto generó una prolongada etapa presidencial de cuatro décadas y cacho, identificada como “El Porfiriato”, de no muy gratos recuerdos.
 
Pero está claro que pese a la oferta del entonces candidato presidencial y hoy Jefe de la Nación, los escalofriantes números de víctimas confirman que la delincuencia permanece y que el temor en la población se acrecienta, escenarios que prácticamente han sobrepasado todas las barreras, que ya originan brotes de inestabilidad social, a la vez de impactar de la misma forma el renglón económico de diversas regiones del territorio nacional.
 
El voto que recibió hace aproximadamente dos años quien actualmente gobierna al país, instaurando el proceso de una “Cuarta Transformación”, lleva implícito y en gran medida, el requerimiento de la colectividad hacia un país que recobre la tranquilidad y mejore la actividad económica nacional, no sólo en beneficio de los inversionistas, sino de los diversos sectores de la población, incluyendo obviamente la fuerza laboral del territorio mexicano.
 

Sin embargo, sigue privando la inseguridad en niveles sobrecogedores, tanto así que en las estadísticas se muestra que en los últimos 16 meses de la actual administración estatal veracruzana, una triste cifra de 83 menores de edad, resultaron víctimas de asesinato en tierras jarochas, con ello (aunado a la pandemia) la economía de los trabajadores en lugar de mejorar ha decrecido, marcos en los cuales millones se han quedado sin ingresos y otros tanto incluso sin trabajo, hechos, dimensiones y condiciones nunca antes registrados al mismo tiempo en la historia moderna del país, lo que por obviedad, coloca a la población en uno de los panoramas mayormente inciertos de las últimas décadas... Ya veremos que nos depara el futuro inmediato.
 
Lo que se oye
 
¡Que llegó el momento de salir a la calle!... De lo contrario, si no morimos de la pandemia moriremos de hambre.
 

Que los cursos en primaria y secundaria llegaron a fin en lo correspondiente al actual periodo escolar, muchas escuelas cumplieron con el objetivo del periodo escolar impartiendo clases y exámenes por vía del Internet, lo que confirma que las generaciones realmente cibernéticas vienen empujando a los mayores.
 
Así las cosas, parte de los efectos colaterales de cortes pandémicos, es que las nuevas generaciones ejecutan un gigantesco paso hacia el aprovechamiento de las rutas cibernéticas, lo que abre nuevas perspectivas para el futuro inmediato... Disfrute de una buena semana.