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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Amenaza apocalíptica
Alfredo Ríos Hernández
7 de julio de 2020
alcalorpolitico.com
*¿Y el Dióxido de Cloro?
*No estamos para despidos
*¿Dónde está el desarrollo?
 
Elevada polémica y preocupantes escenarios ha generado la opinión coincidente entre destacados científicos de distintas nacionalidades, en el sentido de que el virus de la pandemia que mantiene amenazada a la humanidad, tiene la capacidad de sostenerse en el aire y, por lo mismo, “transportarse con el aire” en el medio ambiente, lo que lo dota de mayores niveles en lo relativo a su capacidad de contagio.
 

La información por lo que en niveles de peligrosidad que representa, está originando alarma en los círculos de especialistas, que incluso se encuentran en el marco de tesis diversas ante los nuevos escenarios que tendrían que afrontarse sobre los riesgos que ello constituye.
 
Las reflexiones que se agregan apuntan sobre un nuevo escenario en el que se podría concluir, que incluso sin salir de tu casa y desinfectando todos productos que ingresen a tu residencia, oficina o áreas laborales restringidas, por vía del medio ambiente podrías resultar contaminado al ingresar el aíre factiblemente contaminado hacia los sitios en donde te aplicas en medidas de confinamiento.
 
De acuerdo a las referencias sobre el tema, más de 200 científicos originarios de 32 países, han solicitado a la Organización Mundial de la Salud, que en calidad emergente y obviamente de manera prioritaria, se aplique con toda celeridad para realizar las correcciones y girar nuevas recomendaciones dirigidas a todos los países del mundo, sobre las “nuevas normatividades” a las que obligan el que el coronavirus se está esparciendo por conducto del aire, lo que nos coloca en mayores niveles de riesgos y menor capacidad de autoprotección.
 

Y obviamente, otros de los cuestionamientos que de inmediato hacen presencia entre la colectividad mundial es que, si ahora, al tiempo de cerrar ventanas y puertas (casi a piedra y lodo) deberemos de utilizar “tapa bocas y mascarillas transparentes” ya no digamos en el jardín de la casa, sino incluso en nuestra recamara y demás espacios donde nos encontramos...
 
Y el drama podría aún ser mayor para numerosos núcleos de éste, nuestro país, como quienes viven si no hacinados, sí en casas no del todo protegidas de los vientos del entorno, referencias que privan y suman millones considerando desde ciudades hasta pueblos y rancherías... Porque la pobreza en México refiere claras referencias de su existencia tanto en la Capital del País, como en las de los Estados y, ya no se diga en municipios en lo general y áreas rurales.
 
Si “los vientos” viajan sobre la faz de la tierra portando el agudamente mortal coronavirus, si tal constituye la realidad de nuestros entornos y no encontramos con celeridad los antídotos para defendernos de la pandemia, si no disponemos de inmediato (dejémoslo en “lo emergentemente posible”) de los medicamentos y vacunas realmente efectivas, el mundo, nuestro universo, podría ser escenario de una catástrofe pandémica de rangos apocalípticos...
 

Y no referimos tales conceptos en marcos del pánico agregando rangos de actitudes catastróficas, sino que en los escritos se refieren advertencias que los propios científicos dejan entrever al convocar a los gobiernos del mundo, para no sólo mantener programas de asistencia a los contagiados por el virus, sino evitar que se actúe de manera contraproducente, sin tener cimentada la claridad sobre “las conveniencias y lo contraproducente” frente a los pandémicos escenarios que afrontamos.
 
Hoy son tiempos de sumar y absolutamente en nada restar, es tiempo de que “evaluemos los requerimientos hacia una verdadera transformación”, para entrelazar la idea transformadora de la colectividad, pero en marcos de conveniencias de rangos políticos-partidistas, sino en los contextos de una transformación universal, que nos conduzca hacia la unidad de la humanidad, no sólo de la nación, para que en los marcos de la aportación científica, económica, social y sobre todo humanista, encontremos la fórmula para extinguir si no la presencia en nuestro medio ambiente del coronavirus, sí los antídotos pare erradicar sus efectos mortales, al tiempo que se sumen empeños para elaborar las normas permanentes que entrelacen a los gobiernos y pueblos de todo los países, hacia un desarrollo integral en todas sus vertientes, incluyendo rangos de capacitación, de industrialización, de producción alimentaria y médica, de humanismo y unidad global, de respeto a los derechos individuales, enmarcado todo en el apago a las leyes en los escenarios de un consorcio universal dotado de floreciente humanismo.
 
Encontremos la forma para que del terrible impacto socioeconómico con el que nos castiga la pandemia, aprendamos que lo mejor para todos los países del mundo es cultivar la paz, impulsando universalmente el conocimiento y el desarrollo integral... Vale en el marco de las referencias utilizar, la expresión de buscar “Un Mundo Feliz”, no de drogas y conductas enajenadas, no de ejércitos y juzgadores distorsionados y fines gubernamentales extraños al desarrollo universal y el bien de todos, sino un mundo que nunca podría ser idílico y perfecto, pero sí de notoria tranquilidad y desarrollo integral, aparejado al imperio de la Ley y la Justicia...
 

La terrible amenaza que hoy nos enclaustra, debemos superarla con la unidad de la humanidad en su totalidad, debemos afrontarla con la solidaridad de todos y el respeto de todos hacia las medidas de autoprotección y, en los mismos contextos deberíamos, en principio, cerrar espacios de distanciamientos tanto “entre las naciones como entre los individuos”, para erradicar la pandemia y que la angustiante experiencia transitada, nos conduzca ciertamente hacia una transformación cimentada más allá de los escenarios políticos, así como también, mucho más allá de los panoramas socioeconómicos por lo que confusamente (en países como el nuestro) estamos transitando, en tanto que persistir en escenarios socioeconómicos como los que en la actualidad transitamos, la pandemia de la desestabilización y el quebranto financiero y social, habrá de ser nuestra propia apocalipsis... Los jinetes los tenemos en la puerta.
 
Lo que se lee
 
Creciente la polémica en redes de Internet en torno a la clausura de una clínica ubicada en Jurica, que opera en las bellas tierras queretanas administrando “Dióxido de Cloro” a pacientes afectados por el Covid-19, procedimiento aún no autorizado por la Organización Mundial de la Salud, pero que de acuerdo a opiniones surgidas en aquellas tierras queretanas, dicho proceso ha logrado salvar a numerosos personas del desenlace final, lo que de acuerdo a la información en referencia se logra en un lapso de 24 horas con dicho tratamiento, argumentándose en las referencias que existen sobre los hechos, que existen decenas de personas que superaron los terribles efectos pandémicos en cuestión de uno o dos días, e incluso se refiere que decenas de hechos en tales sentidos pueden servir como testimonio de que en dicha clínica se ha logrado salvar a más de 200 personas.
 

Es esencialmente importante que sobre el tema, las autoridades vinculadas con los programas de atención y combate a contagiados por el virus, brinden información sobre el tema que permita esclarecer los hechos, pues sobre tales escenarios privan múltiples puntos de vista que refieren la posibilidad de una arbitrariedad y, lo que sería más delicado, que pudiera existir un producto que no estamos aprovechando y el cual, efectivamente alivie a los pacientes afectados en los marcos de los mortales efectos del coronavirus... De una forma u otra, no debería quedar el tema en los marcos del silencio, en tanto que un escenario de tal naturaleza sembraría mayores dudas entre el colectivo social.
 
Lo que se ve
 
Que en algunos ámbitos de la colectividad mexicana y ante la crisis que transitamos desde hace ya un prolongado lapso, se advierten factibles escenarios sobre la posibilidad de que ante la carestía, la parálisis financiera y la angustia por la escasez de recursos, incluso para lo básico, como lo es la alimentación y ya no se digan medicamentos, se pudieran originar panoramas de mayores índices delincuenciales e incluso de inestabilidad social, que podrían dar curso a saqueos semejantes a los que ya han acontecido en tierras veracruzanas en un pasado no muy distante, hechos que fueron acreditados a incentivaciones por parte de agitadores profesionales, lo que no sería extraño que se repitiera pero ahora sin necesidad de manos que mecen las cunas
 

Y es precisamente por ello que se insiste en el excesivo tacto y cuidado que deben referir en su proceder las autoridades de los tres niveles de Gobierno, sobre todo cuando se tiene claro que muchos son quienes se han quedado sin trabajo, incluso en los ámbitos del sector gubernamental, e instituciones dependientes de las esferas oficiales, como puede ser lo que se registró con la Policía Federal y, podría acontecer en ámbitos del ISSTE o del IMSS, en fin, en todas aquellas esferas laborales tanto públicas como privadas, en donde ya se refieren la posibilidad de “purgas sin justificación” en sus respectivas áreas de operación... Lo dirían nuestros ancestros: Por las características de los tiempos que se transitan: “Los hornos no están para bollos”.
 
Lo que se oye
 
Pareciera que, ante el andar pandémico en los marcos de la economía mundial, si en países con significativo poder financiero se advierten tendencias preocupantes, en otros espacios con menor solides en renglones productivos como es el de México, la situación debe calificarse prácticamente en niveles de emergencia, porque así debe contemplarse la parálisis económica a la que ha obligado la guadaña del coronavirus...
 

Obligado se encuentra el Gobierno Mexicano para encontrar vías de suma de esfuerzos dejando atrás confrontaciones y buscando reactivar de manera muy especial la inversión del sector privado, la cual ya se apreciaba con decrecimiento mucho antes de que surgiera el coronavirus, tendencia negativa que obviamente se agudizó paralelamente al desarrollo de la pandemia, hasta alcanzar escenarios no sólo de baja inversión, sino de un decrecimiento generalizado prácticamente en todos los renglones de la economía.
 
En materia de productividad y desarrollo laboral: Nada bueno pronostica ni el presente, ni el cierre del presente año... Ahí la dejamos.