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Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
Otros 'veneros del diablo'
Alfredo Ríos Hernández
24 de julio de 2020
alcalorpolitico.com
*La realidad... Evita soñar
*Crece inseguridad urbana
*Agudo quebranto laboral
 
Dicen quienes aseguran tener claro conocimiento del tema de la construcción (porque han formado parte de tal área desde décadas atrás), que las leyes signadas por los cuerpos legislativos desde tiempo atrás, en las que se establece la obligatoriedad de que los municipios y los gobiernos estatales, para ejecutar determinadas obra están obligados a que dicha inversión sea sometida a una licitación abierta (salvo muy escasas excepciones), tiene su origen más que en el interés que las obras se realicen con rapidez y elevada calidad, en que resulten beneficiados los más elevados constructores del país, obviamente vinculados (de la misma forma) con los más elevados núcleos de poder político del territorio nacional.
 

Los empresarios vinculados con el ramo de la construcción con residencia en las diversas entidades del país, con frecuencia se quedan con los picos y palas al hombro, porque en materia de construcción de obras públicas, se registra lo contrario que acontece en los casinos de apuestas, o sea: Que “La casa siempre pierde”.
 
Y en verdad que tales criterios registran notoria cimentación en la realidad, todo ello argumentando en los ámbitos legislativos donde se crean las leyes, que los pueblos y ciudades no tienen la capacidad para poder construir instalaciones de elevado nivel como podría ser un palacio municipal, una pista de aterrizaje o un hospital o estadio y, sobre ello quiero referirles que hace muchas décadas, tantas que ya ni me acuerdo cuántas, en la ciudad de Córdoba el Ayuntamiento construyó el que fuera, para aquel entonces, uno de los mejores estadios para “beisbol profesional” de la Liga Mexicana en donde el equipo campeón resultó ser el equipo de casa “Cafeteros de Córdoba”, obra provinciana que fue elogiada por sus características en ámbitos nacionales e internacionales, que por instrucciones del entonces Alcalde cordobés, Héctor Salmerón Roiz, dirigió el brillante y apreciado arquitecto Genaro Schettino, quien se encontraba al frente del personal de obras públicas del Ayuntamiento de Córdoba. (Nuestro eterno recuerdo para el amigo Genaro, quien recientemente partió hacia los espacios celestiales).
 
La referencia sobre el apreciado profesionista cordobés, refleja clara muestra que obras públicas de las más estructuralmente complejas e importantes, sí pueden ser desarrolladas con todo apego a las especificaciones por “constructoras de casa”, las que por sus naturales limitaciones (porque el ámbito de la construcción de Córdoba u Orizaba no pueden ser iguales de los de la capital del país) no refieren parques gigantescos de maquinaria, pero tales renglones pueden cubrirse sin grandes problemas como sucedió en el ejemplo citado del estadio de beisbol cordobés, incluso con el agregado que ello se registró hace ya varias décadas, cuando la maquinaria resultaba mucho más escasa y compleja para trasladar de un lugar a otro.
 

Es tiempo que en materia de obras y servicios, la centralización impuesta por los niveles gubernamentales que ni tardos ni perezosos “copiaron” los empresarios de la construcción (o constituyó un pacto en lo obscurito entre “ambos dos”) se deje a un lado el concepto de licitaciones como se estilan en la actualidad, que de hecho están diseñadas para beneficiar casi siempre a los mismos integrantes de un sector de privilegiados, que se han empoderado (en algunos casos en factibles contubernio con autoridades) para que “las grandes obras e incluso las medianas”, se queden entre los tentáculos de tales ámbitos de poder y privilegio, situación que de alguna forma obstaculiza la posibilidad de un mejor y más equilibrado crecimiento en los ámbitos del territorio nacional.
 
Tiempo ha transcurrido en el que se viene insistiendo en definir claras acciones para extinguir el notorio centralismo que tanto políticamente como desde las perspectivas empresariales, se ha convertido en uno de los muros infranqueables que por sus efectos, forman parte de las conductas perniciosas que se registran entre la mezcla de intereses políticos y económicos, pero no de la colectividad en su conjunto, sino de los núcleos de poder tanto gubernamentales como financieros.
 
Dicen que se debe de actuar en contra de los cacicazgos en rancherías y sectores diversos que, con sus efectos, obstruyen la posibilidad de más y mejores panoramas para el bienestar de la colectividad en lo general, pero nadie señala que los núcleos de fuerza económica como lo son las gigantescos constructores, entrelazados con las redes del poder, también refieren la presencia de rangos caciquiles sólo que, ante nuevas formas y estilos que se tejen en torno al poderío financiero y poderío gubernamental...
 

La historia actual y la del pasado, nos anota con claridad que poder gubernamental y don dinero, también podrían originar lo que desde los ámbitos petroleros se le identifica como “los veneros del diablo”.
 
Lo que se lee   
 
Por más que nos pudiera embargar el optimismo, la realidad nos evita “soñar” con mejores entornos, por el contrario, los sueños se están convirtiendo en pesadillas que ya iniciaron su invasión en los centros asistenciales de la región central veracruzana, tanto así que en Córdoba y Orizaba, se apunta que las áreas hospitalarias del sector gubernamental de la salud, textualmente se encuentran no al límite de su capacidad, sino por encima de los límites de atención que nuestras instituciones tienen a su alcance.
 

Ya las voces de emergencia no provienen sólo de los afectados por el coronavirus, que conforman un significativo número en niveles notorios de elevado riesgo, sino que también tales escenarios han invadido áreas hospitalarias no programadas para tales casos y, lo más grave, existe creciente desconfianza entre la población, dado que muchas son las voces que apuntan sobre escasez de medicamentos, así como de equipos para atender el creciente número de afectados, cuyas cifras se incrementan hora tras hora en numerosos municipios del Estado de Veracruz.
 
El panorama pandémico actual no tiene antecedentes en la memoria de la historia actual de México, por lo que las autoridades de rangos nacionales, estatales y municipales, habrán de ser los focos de reconocimiento si el sendero se endereza, o de severo señalamiento si los escenarios actuales nos conducen hacia un programa de Gobierno, que en lugar de recuperar el bienestar, ensanchó la tragedia sobre el país, porque el contagio se está expandiendo, al tiempo que los espacios, equipos y medicamentos son escasos, e incluso ya se empiezan a colocar en rangos de agotamiento.
 
Debe quedar muy claro, lo bueno (Dios nos escuche) y lo malo que deje como legado el criminal covid-19, habrá de grabarse en la historia como lo acertado y lo dramáticamente desacertado, de quienes hoy despachan en las alcaldías, en las gubernaturas y en el Palacio Nacional... Que lo bueno nos acompañe.
 

Lo que se ve
 
La crisis económica aprieta con clara referencia de angustia por doquiera, la situación con tonalidades negativas en rangos financieros, toma mayores niveles de riesgo para el país en lo general, porque paralelamente a la pandemia se ha presentado el desempleo y, efectos del cierre de oportunidades para sobrevivir, es como combustible sobre lumbre al interior de cualquier sociedad o país, es más, ya se habla del desarrollo de bandas de asaltantes que, si antes invadían las carreteras, ahora lo siguen haciendo pero también aceleran su cruenta actividad en pueblos y ciudades.
 
Es indudable que desde el inicio de la actual Transformación gubernamental, la violencia no ha decrecido significativamente y, por el contrario, se están incrementando los asaltos y robos de manera sensible, lo que hace presumir en la idea, de nuevos grupos delictivos en la búsqueda del botín en escenarios urbanos, sean zonas comerciales o habitacionales.
 

Los apuntes sobre el tema se difunden cotidianamente en los medios de información, pero poco o casi nada se informa sobre el tema en los círculos oficiales... Mientras tanto, seguimos esperando los resultados de “La Guardia Nacional”.
 
Lo que se oye
 
Que sólo en el segundo trimestre del presente año (abril, mayo y junio) en tierras veracruzanas se perdieron más de 44 mil empleos formales, ése sólo dato enmarca el duro revés que se registra en tierras veracruzanas (y de todo México) en los ámbitos de la economía en lo general...
 

No existe por el momento (porque los milagros no están de moda) ni la menor posibilidad de que éste mismo año pudieran recuperarse esas plazas laborales desaparecidas, por el contrario, la valoración del panorama hace pensar que no estamos estancados, sino que seguimos retrocediendo y los anuncios y referencias de cierres cotidianos, son el claro ejemplo de una economía significativamente quebrantada... Ni de más, ni de menos.