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Columnas y artículos de opinión
Y ahora... tiran la toalla
Helí Herrera Hernández
27 de julio de 2020
alcalorpolitico.com
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twitter: HELÍHERRERA.es
 
La semana que recién terminó, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, afirmó en una conferencia de prensa: "No se ampliará la capacidad de atención a pacientes de covid-19, porque va en detrimento de otros padecimientos que requieren hospitalización", por lo que pidió a los y las veracruzanas "ser comprensivas y no seguir enfermándose de coronavirus. Podemos ayudar no enfermándonos, no contagiándonos".
 
Desde luego que el Ejecutivo estatal se refiere al pueblo pobre, al pueblo clasemediero. Ese pueblo que no tiene acceso a los hospitales privados que, independientemente del precio que cobran por hospitalizarse en ellos, y que por eso mismo son inalcanzables para la población, alivia en tres días a los pacientes que allí llegan contagiados de covid. Se refiere a los hombres y mujeres que cuando ya prácticamente no pueden respirar, sus familiares luchan con las administraciones del ISSSTE, del IMSS o de los nosocomios de la Secretaría de Salud para que los admitan y los atiendan, porque en efecto, la gran mayoría ya están >al tope<, debido al inmenso crecimiento de contagios que tenemos en todo el estado (18,687 hasta la tarde del domingo).

 
Por eso ya el velódromo de Xalapa y el club de raqueta de Boca del Río tuvieron que ser habilitados como hospitales porque sinceramente, los contagios ya se desbordaron. Ya no caben los enfermos de covid-19, por un lado, y por el otro, hay que precisarlo, el personal médico está desgastado, las enfermeras y enfermeros están al borde del agotamiento total dado que no han tenido descanso, y cada día y cada noche los enfermos siguen llegando.
 
Ahora que eso que dice el Gobernador, respecto a que cada cama que se destine a un enfermo de covid-19 es una cama que se le quita a otro padecimiento está de discutirse, porque somos testigos de las protestas que padres de familia de niños con cáncer, y adultos que lo padecen, realizaban antes de que estallara la pandemia, por la falta de medicamentos y atención. Ya lo haremos en otra ocasión. Lo toral de este artículo es la declaración que hace el gobernador Cuitláhuac pidiéndole a los y las veracruzanas para que “ya no se enfermen y no se contagien de covid-19”, que nos lleva a varias reflexiones serias, y no ocurrentes como las que vienen del sector oficial.
 
Es cierto y allí están poco más de 15 artículos míos escritos entre los años 2000 al 2016 en este mismo medio, donde culpaba a los gobiernos neoliberales de los recortes presupuestales que realizaban al sector salud, entre otros, que se traducían en menos infraestructura hospitalaria (menos camas, menos material quirúrgico, menos contratación de médicos y enfermeras, menos clínicas, etc.); es decir, las administraciones gubernamentales pasadas tienen un alto grado de responsabilidad, indudablemente.

 
Empero el actual gobierno federal y sus autoridades sanitarias se equivocaron, en los tiempos para actuar, con las medidas previas para el aislamiento de la población y enfrentar de mejor manera la pandemia. Ya sabían (por lo menos desde diciembre, por lo que estaba ocurriendo en China y algunos países europeos), de los estragos que estaba causando el covid-19 y conocían, además, la logística que armaron esos gobiernos para cercar el contagio. Acá, hay que decirlo con todas las letras, el propio Presidente afirmaba en marzo que “no nos encerráramos y saliéramos a comer y disfrutar la libertad de andar en las calles”, y ni que decir de esa afirmación que hasta la fecha sigue machacando: científicamente está comprobado que el cubre bocas no sirve para evitar el contagio.
 
¿Hay o no hay responsabilidad para con el líder nacional que en lugar de pedirle a la población usar el cubre boca y no salir, para evitar >como lo pide hoy el ingeniero Cuitláhuac< enfermarnos o contagiarnos, hacía todo lo contrario? Por supuesto que también tiene un alto grado de responsabilidad y ha contribuido a que la pandemia no tenga para cuándo terminar, y los hospitales se sigan llenando.
 
No escapa a mi el hecho que nuestro país tiene una enorme población que vive al día y por ello no se puede quedar en casa. Nadie lo puede negar y también es culpa de los gobiernos neoliberales, que durante más de 30 años privilegiaron al capital y nunca al trabajo, provocando el crecimiento del comercio informal que hoy está padeciendo los efectos de esta pandemia, al tener que salir a buscar el pan todos los días (son los que más han fallecido), pero también tengo que precisar que existe un gran número de ciudadanos irresponsables que no acatan las medidas sanitarias, valiéndoles madres como dicen, porque su cabeza no les da para comprender que esa actitud los hace estar jugando la ruleta rusa, siendo ellos los que también han contribuido con el esparcimiento y crecimiento enorme de los contagios.

 
Advertir y amenazar ahora a los veracruzanos que ya no habrá camas para recibir a enfermos contagiados de covid-19, es rehuir a una obligación constitucional que tiene el depositario del poder Ejecutivo, que es el de brindarle atención médica a todos y todas los que la requieran (derecho a la salud, artículo 4 de La Constitución Federal), y podría ser objeto hasta de un juicio político.
 
Querían el poder los morenistas porque afirmaban que eran diferentes al PRIAN, y que sabían como resolver los problemas que la sociedad tenía en todos los aspectos. Por ello recibieron poquito más de dos millones de votos de veracruzanos y veracruzanas para que lo hicieran, el pasado primero de julio de 2018. Pero la realidad, esa que no se puede maquillar nos dice que la pesadilla sigue en Veracruz, que no se ve mejora alguna en ningún sector sino al contrario, que empeora más y más.
 
La pandemia sólo vino hacer más visible la ausencia de políticas públicas inteligentes y visionarias del gobierno. Allí están las estadísticas que no mienten.