icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Causas y efectos
El Ku Klux Klan de Mexicas
Alfredo Ríos Hernández
7 de agosto de 2020
alcalorpolitico.com
*Beirut y el fogonazo
*Cargadas transformistas
*Vacuna: única esperanza
 
Cómo recuerdo aquellos años de mi infancia, cuando para efectuar una llamada telefónica de larga distancia tenías que hacer contacto con la operadora, a quien le rezabas toda la letanía que formaban parte de tu confidencialidad y que, luego de esa confesión, apuntes y referencias telefónicas, quedabas en espera hasta que la misma voz de la telefonista, en ocasiones agradable y simpática, pero en otras áspera y de mal humor, te gritaba o susurraba por vía de la pesada unidad telefónica: “Su llamada con el señor Nepomuceno está lista”... Señal para que iniciaras la plática o si se trataba de tu novia comenzaras con el ronroneo, todo escuchado por las operadoras de la compañía telefónica, quienes tenían el registro incluso de las novias que estaban embarazadas o no, y ya no se diga de romances finalizados o iniciados, porque ese tipo de datos “mire usted” que de verdad tenían valor en amplios cuchicheos del vecindario...
 

Hoy la historia es distinta, las llamadas telefónicas las realizas desde China a México (así nos enteramos de inmediato del debut del Covid-19) por vía del teléfono de bolsillo, porque cientos de millones portamos el “indispensable celular” que, también a millones les “roba” tiempo diario, a unos por su trabajo como a los periodistas, los locutores, los asesores bancarios, que obviamente asesoran en favor de la institución bancaria, pero que de alguna manera apoyan en los trámites a quienes realizan operaciones en dichas instituciones.
 
Y precisamente en esas computadoras de comunicación de bolsillo, es donde nos estamos percatando que las prácticas actuales del linchamiento, por sus cifras y ritmos de incremento, refieren indicios que en nuestros días, si persiste el panorama como se registra por los medios de comunicación, podríamos en México rebasar las cifras en la materia registradas en su historia por el Ku Klux Klan, escenario que también resultaría factible para aportar una “transformación” más a la historia de los mexicanos.
 
No echemos en saco roto que “nuestra” Guerra de Independencia fue una de las más cruentas (de parte y parte) en la historia de aquellos días... Y de la misma forma se puede tener presente la Guerra de Reforma y, ya ni referir en rangos de linchamientos a la Revolución Mexicana y la etapa de Los Cristeros, es más, en los tiempos de la pureza sanguínea de los aztecas, toltecas, chichimecas, zapotecas, mixtecas, mayas, totonacas y todos los demás, los combates “conformaban ríos de sangre” e incluso “los civilizados” como el generalísimo Don Porfirio Díaz, ordenó que a los “alebrestados” obreros de Río Blanco “los mataran en caliente”, o sea, antes “de que se pudiera enfriar” el fragor de la toma por asalto por el ejército porfirista, de las instalaciones textiles que para aquellos días eran de las más importantes del continente americano, suculentas en ingresos tanto por la calidad de los productos, como por la miseria que le pagaban a los trabajadores y verdaderos artistas de la rama textil.
 

La Revolución Mexicana no se quedó atrás de escenarios contrarios a la legalidad y la honorabilidad, es entendible porque toda guerra arrastra el infierno de su lado obscuro, figuras que fueron vislumbrados a futuro como héroes, pero que en muchas ocasiones la mayoría de ellos referían las tendencias del siniestro monje Torquemada, punta de lanza ejecutora de la “Santa” Inquisición, que a punta latigazos y golpes e incluso herrajes ardientes, cual si fueran bestias los sacrificados “confesaban” lo que la Santa Inquisición apenas si sugería.
 
Sólo eso nos faltaba en tierras mexicanas, que aparte de la pandemia, el desempleo, el derrumbe de la economía, la espantosa ola de violencia, las agonías, carencias e injusticias, sobrevengan ahora los linchamientos, justificados para algunos, porque históricamente los hemos tenido y, a más de ello, porque los asaltantes “se lo merecieron”.
 
Y donde están las leyes y normas inquisitorias que facultan a los mexicanos para dictaminar de Motu proprio, la culpabilidad de un supuesto indiciado, así como dictaminar su ejecución, si no hasta morir, sí hasta quedar con secuelas irremediables por lo que le resta de vida.
 

Si la multitud o unos cuantos detienen a quien robaba o asaltaba, lo apropiado, lo legal, es hasta poderlo detener, mientras arriba la policía para que se proceda conforme a las leyes ya frente a un juez, salvo que en dicho asalto se registrara refriega en marcos de autodefensa y se dispara contra el malhechor, o se le sometiera en los marcos de un forcejeo para ser entregado a las autoridades, pero sin que existan acciones violentas que martiricen al ya copado e indefenso asaltante... Sucintamente es lo que refieren los abogados sobre tales escenarios.
 
“El delincuente puede ser agredido si opone resistencia y dejará de serlo cuando se encuentra bajo sometimiento...” Ello constituye un escenario contemplado en los marcos de la Ley, e incluso se le podría disparar y lesionar con cualquier tipo de arma, si el supuesto villano ejecuta acciones que ponen en peligro a sus pretendidas víctimas.
 
Pero inmovilizar a un ratero o asaltante y masacrarlo a golpes, deja bien en claro que se encuentra muy distante de las atribuciones ciudadanas, porque ni quienes nos gobiernan y quienes son los responsables de administrar justicia, tienen tales atribuciones... Esos delictivos escenarios constituye la real lectura a las salvajes golpizas que incluso, ya llegaron al linchamiento con efectos mortales de varios mexicanos, acusados por sus agresores y verdugos, de operar en los ámbitos delincuenciales.
 

Como lo referimos hace días en los contextos de varios linchamientos registrados en áreas de la sierra de Zongolica, lo más preocupante del tema lo constituye el riesgo, no sólo que el linchado sea un inocente (porque con recurrencia las apariencias engañan) sino que tales acciones constituyen el reflejo claro y contundente que el pueblo, o un significativo núcleo de la población, está perdiendo la confianza en la seriedad, honorabilidad y eficacia de las autoridades, síntomas iniciales y factiblemente indicadores, del posible desarrollo de corrientes de opinión ciudadana, que tienden a descalificar la eficacia de las autoridades y consecuentemente a degradar la fuerza de las instituciones como rectoras de la vida nacional.
 
La degradación de Roma la reflejó Nerón, cuando dejó en manos del pueblo conglomerado en el Coliseo si el humillado gladiador vivía o moría... Porque no es el pueblo el que debe dictar sentencia, esa podría constituir una de las lecciones más importantes que nos hereda la historia... Porque podemos coincidir con los habitantes del altiplano mexicano, en que los indiciados delincuentes pueden ser, circunstancialmente capturados por la propia ciudadanía, incluso y bajo determinados enfoques podría ser hasta meritorio, pero lo que resulta reprobable, es que sean sometidos a “una sentencia callejera” inmediata y, que de la misma forma, sin defensa ni amparo alguno de por medio, se proceda a la aplicación de severo martirio, que refieren precisamente los escenarios tanto de Torquemada con su Santo Oficio, como de Nerón con su Circo Romano.
 
Todos podríamos estar (menos los delincuentes) de acuerdo en que, ante la ineficacia de las autoridades en materia de seguridad, sea el pueblo quien detenga a quien se dedica al asalto y al robo, pero la seguridad y la paz constituye la primera obligación de un gobierno, el posterior es la posibilidad de que existan los escenarios para el desarrollo integral de todos los mexicanos, el primer requisito para ello es precisamente la tranquilidad social... Por ello insisto en que los escenarios de linchamiento están refiriendo, por sí solos, el severo desgaste de la imagen gubernamental, pero al mismo tiempo de un sector del colectivo social que actúa más con el hígado que con su natural talento... Ahí la dejamos.
 

Lo que se lee
 
Vaya que el dramático tema en Beirut está originando polémicas, en tanto que lo inicialmente supuesto en el sentido de una explosión de “juegos artificiales”, resultó ser la reacción mortífera de productos explosivos que tenían bastantes meses de encontrarse almacenados, los cuales por sus características nunca debieron de permanecer tan prolongado tiempo en ese sitio.
 
Los hechos incuestionablemente desatarán polémicas internacionales en materia de seguridad, escenarios que es preciso atender en tanto que, en países como México, heredero de tradiciones que incluyen la activación y obviamente producción de juegos artificiales, se han registrado en diversos puntos del país incidentes explosivos generadores de tragedias.
 

Cómo me acuerdo de mi abuela materna Doña Aurelia, en cuya cocina disponía de un bracero gigantesco de donde surgían chispas por doquiera, sobre todo cuando se atizaban el fogón, chispas que para los infantes resultan atractivas y subyugantes, pero que encierran siempre las posibilidades de una tragedia.
 
Lo explosión en Beirut “fue una masacre”, así lo refieren los periodistas que presencian los hechos...
 
Definitivo, hasta el momento el 2020 ha sido un año identificado con escenarios dantescos, el peor que hemos vivido nosotros... Los ya viejos.
 

Lo que se ve
 
Que la clásica “cargada” por instrucciones superiores, la cual ya se registra en los marcos de la actual administración transformadora, tanto en niveles federales como estatales, representan exactamente los mismos escenarios que se suscitaban en sexenios anteriores, hecho que se encuentra notoriamente testificado por los acontecimientos registrados en todas las áreas de la administración estatal veracruzana, escenarios en los cuales las protestas y apuntes de inconformidad ya resultan más significativos, panorama que anticipa “la posibilidad” de efectos de consecuencias notorias con el transcurrir de los meses...
 
Ya se refiere (por ejemplo) una reducción significativa en las simpatías hacia los mandos morenistas, lo que no debería ser calificado como una manipulación de los grupos de poder ubicados en los fifís, en tanto que tal interpretación también podría constituir un craso error.
 

Lo que se oye
 
Con más de 50 mil muertes acumuladas por el coronavirus, México ya ronda la cifra de medio millón de mexicanos, que han sido contagiados en los escenarios de la pandemia que nos acecha día tras día, contagio que no ha decrecido en sus rangos cotidianos y que, por el contrario, cada día suma mayor número de pacientes y, lamentablemente también incrementa las cifras de fallecimientos.
 
Hasta la fecha, lo más cercano a la verdad en lo referente a las posibilidades de frenar el avance pandémico, lo sería la producción de una vacuna que verdaderamente resulte efectiva, ello es hasta hoy la única esperanza para detener la expansión pandémica y sus estrujantes efectos mortíferos... No ignoren el cumplir con las recomendaciones médicas de carácter preventivo como lo es el uso del cubre-bocas... Disfrute en casa de un excelente fin de semana.