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Columnas y artículos de opinión
Ya somos un país pobre
Luciano Blanco González
18 de septiembre de 2020
alcalorpolitico.com
El gracioso escenario político de México pareciera estar rebosante de malos chistes que comienzan a aburrir al público, porque carecen de sustancia y dan la impresión de que solo divierten al dueño de la banca, quien se burla de los jugadores girando su gigantesca pirinola que invariablemente cae en el “toma todo” y la canta en el “todos ganan” pretendiendo un ilusionismo colectivo que se celebra y se apoya para quedar bien, se apechuga en silencio y se detesta con grotescas composiciones de burla y sarcasmo.
 
La rifa del avión, que no se rifó, fue un ejercicio similar al deseo de querer deshacerse de un objeto estorboso, de la hija fea o del amigo incomodo que por más que lo ofrecen no sale, pretendes rifarlos y nadie te compra boletos, entonces no te queda más que regalarlos y en este evento da la impresión de que la mayoría de boletos fue obsequiado porque un alto porcentaje de premios según lo publicitado cayó en instituciones oficiales, lo que ilustra de que entre 6 millones de concursantes tuvieron que ser afortunados tenían que poseer un buen volumen de números y el resto quizás también la suerte casualmente se inclinó por un gran número de servidores públicos que se quedaron con los millones de boletos no vendidos.
 
Sin embargo, la auditoria popular exculpa todo lo que se haya instrumentado para hacer aparecer el sorteo como exitoso, aunque desde sus hogares se reían con la faramalla del último día de la rifa en que diputados, senadores y líderes del partido oficial, formaron tumultos para poder adquirir sus números y así congraciarse con nuestro Presidente quien por este acto los tomará en cuenta para figurar en las boletas de la próxima elección.
 

En realidad, todos participamos con nuestras opiniones y realmente ese era el propósito político, para que recordáramos que en tiempos recientes existió un gobierno que dilapidó en lujos el erario público y perversamente se olvidó de los pobres, o cuando menos en lugar de atenderlos invirtió en lujos y comodidad personal de los entonces servidores de la nación.
 
A pesar de todo, quienes aportamos estamos satisfechos de que ante la falta de respuesta de quienes creíamos que se iban a volcar a comprar los boletos, por los millones de mexicanos que apoyamos al Presidente y que no lo hicieron precisamente por ser los más pobres de la nación, para quienes $500.00 es una fortuna, celebramos que se cumpla cabalmente el fin social y profundamente humano que persigue el presidente para fortalecer el deteriorado y urgido sistema de salud.
 
Las intensas necesidades que se agudizan diariamente y la persistencia de la pandemia que amenaza la vida y la salud de los habitantes de este bello país, no nos permiten avizorar que ya no estamos en la época del auge y de la jauja en el que como individuos estábamos pensando en cambiar el carro, en comprar casa, en enviar a los hijos a las mejores escuelas, en remodelar la oficina, en las reservaciones para vacacionar o sentíamos orgullosos que México competía como potencia económica, no ya no, convenzámonos que ya estamos en un país pobre, desalentado, sin fuentes de abundantes recursos como el petróleo o el turismo, con la inversión internacional ahuyentada y la nacional inhibida y cuestionada.
 

Entonces que no nos espanten las rifas, las tandas, las tómbolas, las mascaradas en que se esconde la pobreza presupuestal y sigamos en el engaño publico de que todo está bien, dejemos que el presidente siga rascando el jarrito hasta que llegue al fondo y nosotros colaboremos ciegamente con la convicción de que este es un mal sueño que nos obliga a mandar a nuestros hijos a formarse en las filas de empeño, porque los prestamistas golpean las puertas y amenazan con el embargo y el remate de lo poco que nos queda para sobrevivir.
 
Pero que ello no sea razón suficiente para que no valoremos la sana e ilógica obstinación del presidente por llevar a los tribunales a todos aquellos que él considera como corruptos aunque no tenga pruebas, aunque esté eligiendo un procedimiento equivocado, aunque sabe que está exponiendo su seriedad, a él, en su yo interno está convencido y le urge gritarle al pueblo que hubo en México una enorme suciedad administrativa que hay que ventilar, que todos debemos de conocer.
 
Que esto debe de ser público y que el pueblo debe de conocer todo el daño que él sabe que se hizo a la nación, aunque no sean castigados, por eso quiere una consulta ciudadana, a la que se ha calificado de inconstitucional, sin necesidad y sin sentido.
 

Y no, no se debe a un deseo de venganza, porque ha manifestado en reiteradas ocasiones que él no odia y cuando lo afirma, es que ya se debe de haber olvidado de lo mucho que se sintió agredido, ofendido y calumniado por aquellos que lo tacharon como un peligro para México y que él está convencido de que en dos ocasiones mediante mega fraudes orquestados por la mafia del poder le robaron la presidencia.
 
A pesar de ello, el presidente solo propone la consulta ciudadana, que de hacerse él respetará y lo más valioso de su posición es que el votaría en contra, pero quiere que lo decida el pueblo, aunque éste, está más ocupado en sus propios problemas que, aun cuando lo apoya incondicionalmente, sus simpatizantes no salieron a firmar como se esperaba en la recopilación de firmas para la propuesta, teniendo que hacer acopio de la simulación como en los lejanos tiempos para hacer creer que sí se recabaron las firmas necesarias para solicitar la consulta.
 
Nuevamente falló el partido oficial, falló el aparato de poder que fue incapaz de movilizar a los simpatizantes del Presidente, la energía y la voluntad popular para impulsar los proyectos presidenciales ahí están, deseosos de batirse en el campo de batalla con y contra quien sea, pero el infortunio del Presidente es que sus líderes están entretenidos en sus propios proyectos personales e inconscientes de su responsabilidad histórica, confían en la espontaneidad de las masas, con quienes algunos ya no pueden hablar porque las han desatendido por su tendencia natural a disfrutar en sus aposentos de los sueldazos que medio devengan, algunos hasta ofenden a sus electores con sus posturas de nuevos ricos.
 

Pero la charada consultiva con vida o sin vida ahí está, convulsionando, distrayendo a la población y este buen propósito presidencial, si fracasa será motivo de escarnio a la imagen del presidente y será de desconfianza en los tribunales y en la ley, si la Suprema Corte de Justicia de la Nación la aprueba, como quiera que sea, será un nítido ensayo para la consulta ciudadana para la revocación del mandato presidencial que de celebrarse será para marzo del 2022.
 
Para finalizar hay que agregar que, para ponerle diamantes y pendientes de oro y brillantes al circo político, en la cámara de diputados el otrora respetable líder e intelectual irredento Pablo Gómez, ahora militante de Morena, se ha sacado de la chistera una iniciativa para amnistiar, previa consulta a los ex presidentes enlistados por el actual. En la que preguntaría “¿Está dispuesto el pueblo de México a perdonar a los ex presidentes los delitos en los que pudieron incurrir durante su mandato?, y aclara si la respuesta fuera sí, estaría el Legislativo obligado a aprobar la ley y si fuera no, desecharía la iniciativa. Protagonismo puro, sin contenido, sin esencia. Lástima porque quienes conocemos a este auténtico luchador creemos que pierde el tiempo, cuando sabemos que es un intelectual que tiene cosas valientes que aportar y de quien exigiríamos que trabajara con un mayor compromiso a la gran transformación a la que se ha sumado.- Por el bien de la causa.